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FuenteEl Cronista Comercial

Acciones argentinas: entre el cisne negro, el amor libertario y la locura crypto

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Hace exactamente una semana que el mundo amagó con un lunes negro que terminó siendo la nada misma. Precisamente, la decisión del banco central de Japón de comenzar un ciclo de suba de tasa de referencia generó una sustancial apreciación del yen que comenzó a propiciar el cierre del carry trade en yenes a nivel global. Toda esta novela explota en la madrugada del lunes pasado y a partir de dicha explosión, el banco central de Japón se pegó la arrugada más enorme en la historia de la política monetaria internacional y dijo el martes mientras el Nikkei no paraba de colapsar: “se termina la suba de tasas”. De esta forma, el ciclo de suba de tasas de interés de Japón fue el más corto en la historia de la humanidad: duró exactamente seis días, un chiste, un verdadero chiste por donde se lo mire.

En este contexto, los ADRs argentinos en la apertura del lunes pasado fueron literalmente masacrados al punto tal que por ejemplo, YPF ADR llegó a operar 15% negativo. Pasadas las primeras horas de locura, todo el équity mundial comienza a alejarse del cisne negro y con el correr de los días un VIX que operó en 65, terminó cerrando la semana en 20 y el Nasdaq por ejemplo, cerró la semana con un retorno de 0.37% positivo independientemente de todo el delirio que aconteció en el medio. En este contexto, los papeles argentinos en la semana y muy a pesar de la estrepitosa caída de la apertura del lunes tuvieron un retorno formidable. GGAL ADR por ejemplo, marcó en la semana un estrepitoso 28% de retorno, YPF ADR 14% y PAMP ADR 19%, por citar algunos. El AL30 tuvo una semana razonablemente buena también con un retorno aproximado de 4%.

Obviamente que la arrugada histórica del banco central de Japón ayudó a generar un entorno favorable para activos de riesgo pero claramente, los ADRS argentinos overperformearon notablemente a todo el espectro emergente. Escucho entonces a unos cuantos muñecos locales intentando racionalizar el evento. Yo por el contrario, sigo considerando a esta etapa en la frenética evolución de los ADRs argentinos como una que fácilmente podría asemejarse al bitcoin, hoy por hoy, los activos argentinos tienen la locura de una crypto. La realidad es que el precio de un activo financiero captura la locura esperada por los agentes que lo operan respecto a su futuro cercano. Y en este sentido, las macrofinanzas de la Argentina reflejen un guiso con múltiples ingredientes, muchos de ellos incluso, totalmente contradictorios.

Primero, hace veinte eternos años que el país se viene fumando el intento de una economía comunista al ritmo del delirio K. La herencia comunista es una que nos acompañará por muchos años lamentablemente aun cuando dicha gestión haya culminado hace tiempo, por el bien de este país. Segundo, todo intento libertario en el sentido correcto intenta ser desactivado por una oposición que representa a una casta prebendaria a la cual le viene yendo fantásticamente bien en estos “setenta y nueve años” de destrucción y pobreza, de hecho, el sufrimiento de toda una nación subsidió a unos pocos millonarios socialistas. Tercero, no queda tanto tiempo para que comencemos a percibir el ritmo electoral de una ciudadanía única en el cosmos a la hora de tornarse en psiquiátrica y bipolar a la hora de votar. Cuatro y por sobre todo, este gobierno libertario con muy poca herramienta y con la más pesada herencia que jamás haya recibido un gobierno, ha hecho muchísimo y es esta actitud la que sigue acompañando la dinámica de los precios de ADRs y bonos argentinos, muy a pesar de todo el comunismo que sigue revoloteando en esta bendita tribu a la que todavía llamamos Argentina.

Nadie paga lo que no cree y de esta forma, el precio de todo activo financiero refleja la piscología subyacente de lo que se opera. Esta es la razón de por qué la volatilidad que vienen mostrando los activos financieros argentinos es enorme y esta característica no va a cambiar por muchos largos años, aun haciéndolo todo bien. Desarmar “veinte” años especialmente comunistas y “setenta y nueve” años sistemáticamente destructivos al ritmo del socialismo, es casi tan difícil como haber cruzado los Andes a mula. El mercado lo sabe, lo entiende y lo pricea, para un país que es un psiquiátrico a cielo abierto. La Argentina de hoy, de mañana y del año que viene será tan esquizofrénica como el mundo crypto.

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