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FuenteSilvia Naishtat

ACDE: “El mundo nos golpea la puerta y nosotros no se la abrimos”

Los próximos martes y miércoles, Acde (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa) realiza su Encuentro anual en el Sheraton. Invitan a debatir sobre la Convivencia para el Desarrollo, un diálogo abierto acerca de la justicia, la meritocracia, la comunidad y la libertad. Clarín dialogó con el presidente de Acde, Gonzalo Tanoira, y con el presidente del Encuentro, Fernando Oris de Roa.

—Este Encuentro es el número 25 de una entidad como Acde que cumple 70 años y tiene la particularidad que no invitaron al presidente y que habrá un diálogo con un juez de la Corte Suprema, toda una señal…   Gonzalo Tanoira (GT)— Estamos proponiendo soluciones para la Argentina que de alguna manera contribuyan a encontrarle la salida a este momento. Buscamos que sea una parte más del contenido que necesita Argentina para salir del atolladero en el que está. No invitamos al presidente ni a ningún otro político. Sí a que vengan a escuchar, está más que abierto nuestro Encuentro para que vengan, pero quisimos salirnos de la coyuntura, en un año preelectoral; consideramos que la sociedad está bombardeada sobre lo que piensan los distintos candidatos, y que no les hace falta un micrófono más de ACDE. Sí quisimos darles el micrófono a personas de la sociedad civil que tienen un contenido valioso de cualquier lado del que vengan, queremos ser lo más amplios posibles y escuchar al que piensa distinto y que nos puede sorprender.   Fernando Oris de Roa (FOR) —Con el juez de la Corte, Carlos Rosenkrantz, habrá una entrevista de cuatro preguntas a cargo de Juan Vaquer, que es abogado y miembro de Acde. En la posición de Rosenkrantz tiene para decirnos mucho sobre qué está sucediendo y cómo se aplica la ley.   —Convivencia es el título del Encuentro, ¿qué mensaje busca dar?   FOR—Desde octubre a diciembre entrevistamos intelectuales, gente del Gobierno, de la Cámpora, de distintos sectores para definir los temas. Y vimos la necesidad de alejarse de la coyuntura y empezar a conversar sobre lo que antecede a la coyuntura, cómo funciona la sociedad, en qué creemos y en escucharnos. La reflexión del que escucha es el primer objetivo. Empezamos por preguntar qué es una sociedad justa, una pregunta cuyo propósito es reflejar las diferencias de puntos de vista. Hay distintos paneles y uno es el del análisis de la meritocracia.   —Un tema que fue polémico…   FOR —Es un análisis profundo para empezar con una definición más teórica sobre qué es meritocracia a cargo de Lucas Grosman, rector de la Universidad de San Andrés, y cuya tesis doctoral la hizo respecto a meritocracia. Y apoyado con el pastor Gerardo Muniello, de la Iglesia Presbiteriana, porque la ética católica difiere un poco de la ética presbiteriana en términos de lo que es el mérito acá en la tierra y lo que significa en el cielo. Nos preguntamos los defectos de la meritocracia, es decir, el punto de partida, que probablemente sea injusto, y los deberes de aquellos que tienen los privilegios y los premios, qué hacen con eso, es decir, ¿lo usan para proteger a los suyos y asegurarse de que quedan en situación de privilegio o asumen la deuda por haber sido premiados por la sociedad por sus méritos?   —Es un debate en medio de la turbulencia que azota a la Argentina   ​ FOR —Es que todo esto es para tratar de entender dos cosas: primero salirnos de la coyuntura; y segundo, para estar preparados para una sociedad que probablemente vaya a sufrir mucho cuando se implementen los cambios que son necesarios para un reordenamiento de la sociedad para que se transforme en productiva, que produzca bienes servicios, riqueza y bienestar. Entonces tenemos que ponernos más o menos de acuerdo con todos estos temas para que cuando llegue ese momento de fenomenal cambio, los que cambian, los que van a cambiar ese rumbo no lo van a poder hacer con contemplaciones, van a tener que ser técnicamente muy profundos. Ahí entramos los empresarios, que vamos a tener que darnos cuenta de que es nuestro momento de no pensar en nuestros resultados como prioridad, sino en dónde vamos a encontrar el lugar desde el cual poder ayudar y contribuir hasta que este proceso sea algo menos doloroso y algo menos oneroso.   —Ese cambio de reglas, ¿para cuándo lo esperan? ¿Están pensando que en un cambio de signo político?   FOR —Las tareas van a ser las mismas. Y habrá un esfuerzo muy grande por parte de la sociedad, hay mucha gente que no está entrenada para la nueva situación, que no está capacitada, incluso exportadores que han vendido al exterior con mecanismos que no son los que hubiesen elegido libremente, productores, en una economía que funciona 40% en negro.   —¿Qué cambios serían?   GT —Las grandes crisis siempre representaron en Argentina un punto de inflexión, es la sociedad la que dice “basta, esto no da para más”. Ese cambio lo puede generar este gobierno u otra dirigencia. Pero se va a generar un cambio, porque esta situación es insostenible, no podemos seguir emitiendo y pretender que no se requieran cambios.   FOR —Sobre todo en este momento están pasando estos barcos gigantescos de oportunidades como es la crisis alimentaria. Lo reflejan los precios de los productos y la crisis energética. Al presidente lo invitaron al G7. El mundo nos está golpeando la puerta pero es como decirle, “mirá, el negocio está cerrado”. Nosotros no solamente tenemos que abrir, sino empezar a ver de dónde vamos a expandir.   GT —Es una oportunidad enorme. Lo que pasa es que Argentina tiene que tomar decisiones, o sea, de qué lado va a estar, porque tampoco van a golpear la puerta tanto tiempo si nosotros no tomamos una decisión de qué lado vamos a estar.   —¿Qué significa?   GT —En primer lugar, alinearse con lo que es el mundo libre. Argentina tiene que estar en contra de Rusia, en contra de Putin. Nosotros propiciamos que Argentina esté del lado correcto. Necesitamos el financiamiento para la independencia energética, para poder exportar commodities, exportar gas, eso es lo que el mundo nos está pidiendo hoy. Hay una oportunidad enorme para nosotros. Obviamente va a llevar tiempo. Y es a lo que se refiere Fernando cuando habla de las transformaciones que necesita la Argentina, y la red de contención que debemos generar como empresarios hasta que los beneficios de esas interacciones con el mundo libre empiecen a rendir frutos. El bienestar de la población depende de la inversión privada que va a llegar si damos señales de estabilidad macroeconómicas, que hoy no tenemos y que es una de las principales trabas por las cuales Argentina no puede salir adelante. Hemos recorrido el camino equivocado muchísimo tiempo, con un Estado más grande, con cada vez más gente dependiendo del sector público y menos inversiones que generan valor y trabajo genuino.   —En esta coyuntura ¿cuál es el plan de contingencia que tienen sus empresas?   GT —En San Miguel (líder mundial en cítricos) estoy vendiendo dos operaciones internacionales sobre la que pusimos mucho esfuerzo, pero la volatilidad mundial, y acá exportando al tipo de cambio oficial y compitiendo con países que no tienen desdoblamiento cambiario, es muy difícil. En la industria del limón los números están muy finitos y priorizamos la estabilidad de la compañía vendiendo operaciones internacionales de fruta fresca para enfocarnos en industria y agregar más valor desde la Argentina.   —Se desprende de empresas del exterior y apuesta por Argentina. Otros dan el paso contrario...   GT —Nosotros somos argentinos.

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