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FuenteEl Cronista

Andrés Schipani analiza las claves del futuro político de Argentina

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Esta semana, salvo contratiempos, se sancionará la Ley de Bases y el pacto fiscal, marcando el inicio de una nueva etapa política para el Gobierno. La gran incógnita es qué rumbo tomará: ¿Prosperarán las reformas y la gestión? ¿Se verán mejoras en los indicadores socioeconómicos, hoy inmorales? Mientras el oficialismo delibera sobre el nuevo rumbo, en la oposición las disputas internas están a la orden del día. En el peronismo, la única estrategia común es enfrentar a Javier Milei. En tanto, el radicalismo y el PRO, cuyos votantes son afines a Milei, enfrentan una encrucijada aún más compleja, especialmente con miras a 2025.

En el peronismo, una de las disputas internas más fuertes se da en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof y Máximo Kirchner, hijo de Néstor y Cristina, se sacan chispazos. La pelea ‘más viral' fue la de la semana pasada entre la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En esta clave se verá qué pasa en el acto del 1 de julio en San Vicente. Un viejo dirigente peronista, preocupado por las internas bonaerenses, le dijo a El Cronista: "Estos pibes no entienden nada, lamentablemente el peronismo hoy no está a la altura... Alguien se tiene que animar a ordenar esto". De todos modos, la situación no es mucho mejor en el PRO y el radicalismo. La situación quedó evidenciada tras la ruptura de los bloques en la legislatura bonaerense tras las internas entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

Para Pablo Knopoff, director de Isonomía Consultores, la oposición, como el oficialismo, está llena de desafíos. "El kirchnerismo, por un lado, tiene un posicionamiento obvio frente a Milei pero está en recomposición, siendo que la figura de la expresidenta Cristina Kirchner crece más como líder opositora (deseada) entre los mileístas que entre los electores opositores. La debilidad de la representación también está tocando esa puerta. El resto de la oposición necesita resolver cómo no caer en lo peor que tiene toda grieta (ahora Milei/kirchnerismo o Milei/casta) y es como cuando uno enfrenta a uno de los polos, no pertenece al otro. Esto es, cómo resolver que enfrentar a Milei por parte de opositores no kirchneristas, no los convierta en kirchneristas y cómo apoyar aspectos del Gobierno, por parte de opositores con agenda similar a la propuesta por el Gobierno, no los convierta en mileístas", señala Knopoff a El Cronista.

Andrés Schipani, profesor de la Universidad de San Andrés e investigador del IU-CIAS, afirma que con la votación de la Ley de Bases, el peronismo demostró que encerrarse en el discurso más duro kirchnerista como estrategia de oposición a Milei tiene muy poco alcance. "Creo que la estrategia de oposición a Milei tiene que venir de una coalición más amplia que incluya a sectores de centro. Como hizo Lula da Silva en Brasil, él no armó la oposición a Jair Bolsonaro abroquelándose con las banderas del PT, sino armando una coalición más amplia que va desde la extrema izquierda del PSOL hasta la centro-derecha del Partido Socialdemócrata Brasileño, llevando a Geraldo Alckmin de vice. Me parece que una oposición a Milei tiene que ir en esta dirección y no abroquelarse en las banderas del pasado. Creo que el peronismo K todavía está encerrado en esa trampa", analiza Schipani.

"Respecto al bloque radical, ahí veo desafíos difíciles porque, por un lado, su base electoral fue la que votó a Milei en el ballotage y por tanto ese bloque se siente con incentivos a apoyar a Milei, pero también recordemos que una parte muy importante del ajuste recae sobre la clase media, que es el voto tradicional radical (clase media, jubilados). Entonces el radicalismo en algún momento se va a encontrar la tensión de ver cómo se posiciona frente a un gobierno que está ajustando muy fuerte a su electorado. En ese sentido creo que, por ejemplo, Elisa Carrió y la Coalición Cívica están mucho mejor posicionados porque ya se posicionan como la oposición a Milei y le pegan no solo por el avasallamiento de las instituciones republicanas, sino también por el ajuste sobre clase media y pymes, alineándose con su electorado mucho mejor que el radicalismo. Y después el segundo tema del radicalismo es cómo va a solucionar esa tensión entre un presidente, Martín Lousteau, y un grupo de radicales del AMBA, si se quiere, que se posicionan contra Milei, y un radicalismo del interior que claramente está mucho más cómodo mostrando una posición más amistosa frente al Gobierno. Yo no sé cómo se dirime eso, lo que sí sé es que eso es insostenible", reflexiona Schipani.

Juan Negri, profesor y director de las carreras de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, destacó la importancia de diferenciar los distintos sectores opositores. "El juego de Milei es polarizar y, si a él le va bien en esa estrategia, esta oposición del medio queda en una situación complicada. La puede ser una elección 'Milei vs. anti-Milei' y ahí el radicalismo y el PRO van a tener elección de 2025 una posición muy complicada. El PRO, a su vez, está en un problema que se desprende de lo anterior, que es entre los que ya se vistieron de mileístas. El caso emblemático es Patricia Bullrich", explica Negri.

Para el profesor de la Di Tella, algunos de los candidatos visibles hoy, es muy difícil que puedan ser en algún momento candidatos de un peronismo unificado. "Tanto KicillofLa Cámpora, como Juan Grabois están muy asociados al kirchnerismo, y me cuesta pensar en un proyecto nacional peronista tan identificado con el kirchnerismo. Me parece que eso es un problema que tiene Kicillof. En esa disputa kirchnerismo versus Kicillof, ninguno va a poder finalmente tener una estructura nacional, una candidatura nacional, porque hay un problema de base: la alta identificación con el kirchnerismo. Más allá de que hoy Kicillof esté enfrentado con La Cámpora, él arrastra. Es decir, por un lado, es una virtud, porque es el mejor traslado de los votos de Cristina, pero eso a la larga va a ser un problema. No descarto que para 2025 el peronismo vaya dividido".
En definitiva, tanto el oficialismo como la oposición enfrentan desafíos tales como la capacidad de resolver internas y adaptarse a un electorado cambiante.

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