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FuenteEl Cronista Comercial

Aunque nada cierre: tres buenas noticias para la Argentina de cara al 2024

Bandera

En la mayoría de los argentinos con quienes interactúo cotidianamente percibo una notable desesperanza hacia el futuro electoral que se nos viene. En general no esperan nada bueno de nadie. Es una verdadera catástrofe que los políticos de esta Argentina irreconocible en la que vivo hayan convertido a nuestra democracia en un himno a la resignación

Todo el tiempo venimos saltando de una crisis en otra al punto en que se nos convirtió en un proceso natural y hasta aceptado, cosa que no ocurre en casi ningún país del planeta tierra. Somos la nación "de la excepción". Duele mucho ver a esta Argentina literalmente tomada por la clase política en todo su espectro y sin excepciones: desde la izquierda hasta el último bastión de la derecha. Y aun así y a pesar de una coyuntural local exponencialmente complicada, quizá se estén incubando tres noticias razonablemente buenas desde el frente internacional.

Como primera lectura referida a los impactos inmediatos de la crisis financiera podríamos imaginar a un mundo definitivamente más dovish (laxo monetariamente) para los próximos meses, forzadamente más tolerante de una inflación que podría reacelerarse y una notable incertidumbre respecto a qué tan nociva ha sido esta crisis bancaria respecto al sendero de crecimiento que podría exhibir la economía norteamericana. 

Esta crisis financiera ha aumentado las probabilidades de un "hard landing" (recesión fuerte en Estados Unidos) resultando en una Fed potencialmente más laxa a nivel monetario, con impactos directos en mercados emergentes.

De acuerdo a lo decidido en el FOMC del 22 de marzo (decisión de política monetaria de la Fed), es razonable imaginar a una Fed más calma en su sendero futuro de tasa de referencia y más dispuesta a tolerar una dinámica desinflacionaria más lenta dado que "algunos nervios" del sistema financiero se rompieron y, hasta que no cicatricen, la Fed probablemente deberá tolerar un sendero inflacionario por sobre el objetivo inicial.

Probablemente, la Fed deberá abandonar el erróneo nivel de agresividad monetaria mostrado durante el 2022, especialmente en este incipiente inicio de 2023 que había generado subas muy significativas en la parte corta de la curva de tasas de interés al punto tal que dicha actitud terminó propiciando el colapso de algunos bancos regionales y obligó a la Fed a articular una serie de medidas de inyección de liquidez diseñadas con el objetivo de calmar la corrida bancaria.

En este entorno donde el balance de la Fed vuelve a expandirse se hace imposible imaginar un accionar que pueda sostener el nivel de hawkishness (restricción monetaria) mostrado desde inicios de 2023. Dado que varias cosas se han roto, esto permite a Wall Street imaginar un sendero de tasa de referencia mucho menos agresivo al que anticipaba hace solo algunas semanas atrás y una dinámica de desinflación potencialmente más lenta debido a que la Fed deberá frenar su embate antiinflacionario para recuperar la estabilidad del sistema financiero.

Suponiendo que la crisis financiera no culmina en un evento de riesgo sistémico -y eso a esta altura de los acontecimientos es todavía una gran suposición- el principal efecto de esta sorpresiva crisis es habernos dejado un mundo mucho más laxo a nivel monetario que probablemente generará una relativa debilidad del dólar aspecto que podría beneficiar a mercados emergentes. 

Si bien todavía es imposible siquiera imaginar los impactos recesivos de la crisis bancaria es cierto también que no son evidentes por el momento los efectos que seguramente tendrá la reapertura de la economía china sobre el mercado de commodities.

Desde inicios de 2023, China reabre su economía después de haber tolerado sustanciales restricciones por causas del COVID. Siendo China el principal consumidor de commodities del planeta, este evento no solamente podría neutralizar a nivel global la desaceleración económica resultante de la crisis bancaria, sino que especialmente tendría que poner presión ascendente sobre los principales grupos de commodites. De esta forma tres serían los efectos que podrían beneficiar a la Argentina de cara al 2024.

Aún no son evidentes los efectos que seguramente tendrá la reapertura de la economía china sobre el mercado de commodities.

Primero, un dólar más débil propiciado por una Fed obligadamente más laxa a nivel monetario suele impactar positivamente a emergentes. Segundo, un mundo de tasas de interés decididamente mucho menos altas que en 2022 también es un evento que suele beneficiar razonablemente a mercados emergentes, especialmente el de bonos. Tercero, la reapertura de la economía China debiera generar una coyuntura razonablemente positiva para commodites.

De esta forma podría armarse un "triángulo de eventos sumamente positivos" que Argentina debiera usufructuar en tanto y en cuanto nuestro país se anime a comenzar a resolver la multiplicidad de dramas que impactan nuestra coyuntura local. 

Quizá, la sorpresiva crisis financiera sumada a una economía china que se reabre al mundo irónicamente pondría para el 2024 otra vez más la pelota del lado de Argentina. Quizá lo ocurrido en Estados Unidos y la decisión de reapertura de China nos quiten las excusas y nos obliguen a encarar nuestros dramas internos dado que el mundo podría soplar a nuestro favor.

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