Claves para enfrentar la “datificación” educativa desde una perspectiva autoetnográfica
La posibilidad de rastrear, recopilar e interpretar datos derivados de nuestras interacciones digitales demanda nuevas habilidades para participar democráticamente en un mundo en donde las tecnologías "inteligentes" influyen cada vez más nuestra experiencia cotidiana. Este panorama genera incertidumbre entre los educadores, especialmente con la irrupción de la inteligencia artificial generativa en las aulas, que plantea debates sobre si esta tecnología representa una amenaza para los docentes o una oportunidad para transformar las prácticas educativas tradicionales. Mariana Ferrarelli, docente de la Licenciatura en Educación y del Profesorado Universitario de la Universidad de San Andrés, junto con Juliana Raffaghelli de la Universidad de Padua y Caroline Kühn de Bath Spa University, exploran escenarios contemporáneos de “datificación” en su práctica profesional docente con un enfoque original.
En un artículo recientemente publicado en Edutec: Revista Electrónica de Tecnología Educativa, las investigadoras reflexionan sobre el rol docente en los nuevos entornos educativos habitados por agentes inteligentes no humanos y formulan preguntas para abordar la “datificación” en el aula. Para ello, durante 21 meses documentaron sus experiencias como docentes universitarias mediante una autoetnografía colaborativa, que les permitió explorar su propia experiencia de trabajo relativa a imaginar y promulgar un enfoque de alfabetización de datos en diálogo con la literatura científica y política.
Las investigadoras estructuraron el trabajo autoetnográfico en tres instancias. Durante la primera fase exploraron su rol como educadoras en su contexto geográfico específico, examinando la capacidad de agencia de los docentes y estudiantes en los nuevos entornos digitales. En base a esto plantearon interrogantes en torno a cuánta participación, colaboración y agencia son posibles en un marco regido por algoritmos y estructuras comerciales que buscan monetizar los intercambios y predecir comportamientos. En la segunda etapa del estudio sugirieron reflexiones sobre el uso ético y político de los datos, para luego proponer recursos y estrategias destinadas a una adaptación crítica de los docentes a los nuevos espacios educativos “datificados”. Estos desarrollos motivaron preguntas sobre la naturaleza de los datos, desde cómo asegurar que un conjunto de datos es válido y confiable, hasta qué información silencian los datos. “Al trabajar gráficos con mis estudiantes, no solo exploramos la información que nos ofrecen, sino que también analizamos cómo se genera esa información y cuestionamos la objetividad de los datos", explica Ferrarelli. Finalmente, la tercera instancia de trabajo se enfocó en iluminar las formas de activismo educativo dentro y fuera del aula que promuevan una participación informada y ética en un mundo digital complejo. Este debate reconoce la necesidad de abordar responsablemente las implicancias sobre los derechos de autor en los modelos de generación automática de imágenes y los costos ambientales de desarrollar procesadores masivos de información.
En un marco en que la vida laboral, afectiva y educativa ocurren cotidianamente en el ámbito de plataformas y sistemas inteligentes parecería imposible separar lo físico de lo digital, de aquí que las investigadoras desarrollan reflexiones asociadas al enfoque postdigital. “La idea de post no implica que algo viene después de lo digital, sino que atravesamos un cambio de perspectiva de acuerdo con la cual tomamos conciencia de los rasgos del entorno digital, con su potencial y sus riesgos. En esta investigación abordamos nuestra experiencia como docentes en esos escenarios postdigitales y exploramos estrategias que nos ayuden a redefinir nuestra profesión", concluye Ferrarelli.