¿Cómo terminar con la persistencia de los accidentes mortales en la industria de la construcción?
La Organización Internacional del Trabajo identifica actividades que se caracterizan por ser dirty, difficult, and dangerous (en inglés, sucias, difíciles y peligrosas). Las condiciones de trabajo en la industria de la construcción, agricultura o minería crean riesgos críticos, que pueden provocar la muerte de los trabajadores. Ahora bien, ¿por qué persisten los accidentes mortales en la industria de la construcción si se conoce el modo de evitarlos? Jorge Walter, director del Centro de Investigaciones por una Cultura de Seguridad (CICS) de la Universidad de San Andrés, explica que gran parte de las tendencias negativas en materia de seguridad y salud en la industria de la construcción se vincula con procesos de tercerización. Los sistemas de gestión de la seguridad están desarrollados en función de grandes empresas con trabajadores permanentes, pero las actividades de construcción se organizan por proyectos en los que interviene una multitud de empresas, con un alto nivel de rotación de ellas mismas y de sus empleados y, por ende, una seria dificultad de aprendizaje. Además, las empresas constructoras priorizan el cumplimiento de estrictos plazos de entrega en detrimento de la cultura de la seguridad, pues es costoso detener las obras cuando las condiciones técnicas y humanas para un trabajo seguro no están dadas. En consecuencia, los operadores de primera línea son los principales afectados por los problemas organizativos. “La presión temporal genera que la propia organización normalice trabajar por fuera de las reglas, aún a sabiendas de que las personas pueden morir. Cuando trabajar con un alto nivel de riesgo se convierte en una práctica habitual, bajarlo resulta extremadamente difícil”, argumenta Walter.
En un capítulo que integra el libro Safe Performance in a World of Global Networks, recientemente publicado por la editorial Springer, el director del CICS explora las experiencias de mejora de las condiciones de trabajo en las redes de subcontratación en la industria de la construcción. Para ello, realizó una revisión bibliográfica sobre el nexo subcontratación-gestión de la seguridad en la construcción y encuestó a 1.836 empleados de la filial argentina de una empresa petrolera multinacional, de los cuales el 72% son subcontratados. Walter encontró que en la mayoría de los estudios sobre la tercerización en la industria se vincula a este proceso de contratación con una precarización de los empleos. Distintas investigaciones demuestran que a medida que aumenta la subcontratación, crecen las tasas de accidentes en las empresas subcontratistas. Este escenario emerge como resultado de la falta de recursos y de familiaridad de los empleados con los problemas de seguridad del espacio de trabajo, la ausencia de protección por mecanismos institucionales de seguridad y, sobre todo, su asignación a las tareas más riesgosas.
Al mismo tiempo, Walter también identifica casos exitosos en materia de seguridad en la industria de la construcción. En los últimos años, en distintas empresas del mundo creció la cooperación entre los eslabones de la cadena de subcontratación, minimizando las capas de contratación en los proyectos de construcción e intentando preservar la antigüedad de los empleados contratados. Sin embargo, el investigador del CICS considera que para revertir la persistencia de las altas tasas de lesiones graves y mortales en la industria es necesario construir lazos de confianza basados en una delegación real de responsabilidades hacia los trabajadores y directivos de los subcontratistas, y escuchar activamente sus puntos de vista y recomendaciones. “Es necesario implementar proyectos de demostración en la construcción, revertir el silencio de los trabajadores en la línea de producción, otorgarles la autoridad correspondiente para reportar anomalías de seguridad y capacitarlos permanentemente para que puedan tener mayor autonomía de decisión frente a alguna falla”, concluye Walter.