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FuenteKarina Niebla

Cuántos días hay que trabajar solo para pagar el alquiler y cuánto más les cuesta a las mujeres

Para pagar un alquiler en la Ciudad hay que destinar el salario de dos semanas de trabajo. Así lo revela un estudio elaborado por dos plataformas, una inmobiliaria y una laboral. La brecha se amplía si se trata de mujeres, con sueldos pretendidos ubicados un 20% abajo de los de los hombres  

El relevamiento, basado en datos de Zonaprop y Bumeran, analiza la relación entre salario y gastos de alquiler. Y da resultados preocupantes: el sueldo promedio pretendido en febrero fue de $ 110.700, mientras que alquilar un departamento de dos ambientes de 50 metros cuadrados en la Ciudad demandó $ 50.891.

La cuenta es sencilla: para pagar el alquiler hay que trabajar un promedio de 13,8 días, es decir, casi dos semanas. La diferencia se incrementa en Zona Norte del GBA, donde ser locatario implica desembolsar $ 54.498 mensuales y, por lo tanto, 15 días de trabajo. En ambos casos, esa es la cuenta si se gana el salario pretendido. Pero resulta aún más desventajosa si se tienen en cuenta los salarios reales.

Eso es solo para tener un techo bajo el cual vivir. En la cuenta no se incluyeron expensas, comida, transporte, obra social, servicios ni ningún otro gasto ocasional, para los que hubo que destinar la otra mitad de un sueldo cada vez más magro, en un mes con 4,7% de inflación y una variación interanual de 52,3%, según datos oficiales.

En este contexto, las mujeres resultan mucho más afectadas: según Bumeran, su salario pretendido en promedio en febrero fue de $ 103.849, mientras que el de hombres fue de $ 128.435, es decir, un 23,6% más. Traducido a la vivienda: ser inquilinas representó un 49% de su sueldo. Para ellos, el 39%.

También incide la antigüedad: el alquiler se llevó un 66% del sueldo de un puesto junior, el 46% de un semi-senior o senior, y el 29,6% en el caso de jefes o supervisores. Todo en un mes en que los alquileres subieron un 4,5% en la Ciudad, una tendencia en alza que se aceleró en el último año.

La realidad que los inquilinos sufren cada vez más se explica en parte por la propia ley de oferta y demanda. El mercado de alquileres está retraído como nunca, con un 15% menos de avisos inmobiliarios que en 2020 y 25% menos que en 2019, según Zonaprop. Incluso con los aumentos, la rentabilidad para un locador es de apenas un 3,28% anual. Muchos propietarios dejaron de rentar su inmueble y lo pusieron en venta.

Por otro lado, la cantidad de vecinos en busca de un departamento no bajó: por el contrario, en algunas zonas aumentó, en parte por la vuelta a la presencialidad de las universidades.

Según un relevamiento de Mercado Libre y la Universidad de San Andrés, en 2021 los alquileres mantuvieron un alto nivel de demanda, la más alta desde 2017. El año pasado, el 86,5% de las personas que consultaron por viviendas lo hicieron para alquilar, generando así un incremento de los valores en pesos de un 60% en 12 meses.

El mismo ejercicio de análisis de oferta y demanda puede ejemplificarse con dos testimonios: inquilino e inmobiliario. Ejemplo del primero es Ignacio Lischinsky, que tiene 30 años y por motivos de economía de pandemia debió dejar de alquilar en 2020 para volver a la casa de sus padres.

A fines del año pasado quiso volver a ser inquilino, pero desistió: “No puedo ni quiero destinar la mitad de mi sueldo a alquilar, que es más si hay que pagar expensas. Además, hace falta plata para poder entrar: depósito, adelanto, mudanza, seguro de caución”, admite este administrativo de una clínica oftalmológica.

Meses atrás, Ignacio estuvo a punto de reservar un departamento, pero el propietario le pidió “número de tarjeta de crédito y marca y modelo de auto, una cosa insólita”, recuerda Ignacio. Para otro inmueble, necesitaba una garantía propietaria de la Ciudad, algo "imposible de conseguir para mí”.

Del otro lado del mostrador, el martillero Martín Speranza de Re/Max Home cuenta que los avisos de alquiler no duran ni dos días. “Recibo entre 20 y 30 consultas por anuncio. Muchos propietarios piden más de lo que vale su departamento, porque saben que lo alquilan igual. No hay nada lindo por menos de $ 50.000 en la Ciudad”, observa el corredor inmobiliario.

Para Speranza, “los propietarios saben que tienen el caballo ganador, entonces eligen a quién alquilar. Ponen requisitos, como no perros, no mascotas y algunos una nueva: no bebés”, admite Speranza.

Con al menos un tercio de vecinos sin casa propia en la Ciudad, el panorama no da signos de perder gravedad. Y puede seguir convulsionándose por dos modificaciones legislativas aún en estudio.

Una es una serie de cambios a la Ley 27.551 de Alquileres, algunos con el foco puesto en mejorar la situación de los locatarios y otros en aliviar a los locadores. La otra es una ampliación del impuesto a la herencia, que rige solo en la provincia de Buenos Aires pero podría llegar a implementarse en el resto de los distritos este año. “Esto es una bomba a punto de explotar”, admite Speranza. Y no exagera.

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