De abogado a escritor: el graduado Ayrton Zazo Girod presenta su primera novela
Durante su época como alumno en UdeSA, Ayrton –graduado de la camada 22 de Abogacía– combinó su gran desempeño académico con la exploración de diversas actividades en el Campus: fue parte del coro, integró el equipo de vóley, trabajó como asistente de una profesora y también en un área de staff de la Universidad.
Tras graduarse como abogado, continuó sus estudios y se especializó en Derechos Humanos. Trabajó tanto en estudios jurídicos y como en el sector público en diferentes ciudades del mundo. En su camino comenzó a explorar un nuevo interés: la literatura. Así, después de un período como ghostwriter, Ayrton se animó a escribir y publicar su primer libro: Sos un amor.
“La novela trata sobre dos amigos de Azul, Provincia de Buenos Aires, viviendo en Ciudad de Buenos Aires y todo lo que les pasa en un año dónde empiezan a cuestionarse quienes son, qué hacen y por qué. Es una novela sobre el amor en todas sus formas y espero que los lectores sientan en ella la calidez que sentí al escribirla”, comparte Ayrton.
- ¿Cómo fue tu transición de trabajar como ghostwriter a convertirte en autor de tu propia novela?
- En 2021 terminé una maestría en Derechos Humanos en Los Ángeles gracias a una beca Fulbright. Durante ese año tuve la oportunidad de trabajar en la clínica legal de derecho migratorio y esa experiencia me hizo ver que algo que me gustaba hacer, escribir, no era solo un hobby, sino una habilidad que podía desarrollar y utilizar en muchos ámbitos más allá de escribir cosas para mí. La maestría me abrió la cabeza al hecho de que haber estudiado derecho no necesariamente implica que tenga que trabajar como abogado y me dio el empujón a buscar trabajo en otros ámbitos dónde quizás antes no me hubiera animado ni siquiera a postularme. Después de esa maestría me mudé a Italia y me postulé a una búsqueda laboral como editor y corrector de gramática española. No estudié nada relacionado con letras, pero a la hora de analizar el texto, las reglas de la RAE no son tan distintas a un código a aplicar. Conseguí ese trabajo y tras corregir dos libros me ofrecieron escribir mi primer libro como ghostwriter para una serie de autobiografías. Lo que fue un libro, se convirtieron en ocho y eso me alentó a escribir mis primeras novelas: una que acaba de ser publicada y otra que espero que se publique en un futuro no muy lejano.
- ¿En qué te inspiraste para escribir?
- Para escribir mi novela me inspiré en la primera vez que me enamoré. Pero no hice algo autobiográfico: de una anécdota y de un sentimiento que hoy recuerdo con mucha ternura, empecé a escribir algo muy básico a lo que le fui agregando cada vez más capas y que al terminarlo descubrí que no había escrito la historia de un chico que se enamora de otro, sino la historia de dos amigos y como navegan sus relaciones familiares, románticas y amistosas con la avidez de explorar cómo llevar adelante nuevas formas de relacionarse. También me permitió poner en palabras y tomar conciencia de cuánto extraño Buenos Aires, porque transcurre en Capital.
- ¿Cuánto tiempo te llevó escribirla y cuál fue el mayor desafío durante ese proceso?
- Escribirla me tomó un año y medio y el mayor desafío fue ponerme la meta de terminarla. Cuando empecé a escribir, no pensaba en que se fuera a convertir en un libro, y no fue la intención con la que lo empecé a escribir. Pero a principios de este año, con un 70% escrito, decidí ponerme como meta terminarla y empezar a presentarla a editoriales. Necesitaba demostrarme a mí mismo que podía terminarla.
- Trabajaste y viviste en diferentes países. ¿Cómo crees que estas experiencias multiculturales y profesionales moldearon tu perfil como escritor?
- En los últimos 4 años viví en Estados Unidos, Italia, República Checa y me acabo de mudar a Viena. Adaptarme a nuevas culturas, a nuevos trabajos y aprender a tenerme paciencia y no ser tan duro conmigo mismo fue un componente clave en poder dejarme escribir sin la exigencia de que tengo que escribir una obra brillante o no hacer nada. El libro está lejos de ser una obra genial, es más, una vez corregido lo he vuelto a leer y quise volver a escribir un montón de partes en las que siento que lo podría haber hecho mejor. Pero me quedo con que me sentí tan bien en el proceso de escribirlo, y no voy a negar que siento orgullo de lo que hice: la calidad de la obra pasó a un segundo plano. Eso fue parte de esta experiencia de estos últimos años al aprender de tantas otras personas y de mí mismo en el proceso: hacemos lo que podemos y suele ser bastante mejor de lo que nosotros mismos creemos.
- ¿Cómo considerás que UdeSA influyó en tu camino?
- UdeSA influenció mucho lo que está escrito. Nunca voy a dejar de decir que del staff aprendí tanto como de los profesores, y al momento de escribirlo no podía dejar de pensar en muchas charlas que tuve con Roxana Pozzuoli, directora de Orientación al Alumno cuando cursé en la universidad. De la misma manera, recuerdo con tanto cariño las clases de Literatura de Florencia Garramuño y Claudia Torre que siento que hubo mucho de ese amor por la literatura plasmado en la novela. No pude resistirme a agregar, de una forma un poco meta, a un personaje citando a Garramuño explicando a Clarice Lispector. Creo que su clase sobre Aguaviva es una de experiencia inolvidable de mi vida universitaria.
- ¿Qué lecciones aprendiste en tu transición de abogado a escritor?
- Lo que he aprendido en mi transición de abogado a escritor es que derecho como carrera me dio muchas más herramientas de las que pensaba en un primer momento y me tomó su tiempo, pero me he amigado con la idea de que estudiar eso no fue un error. La atención al detalle, ser meticuloso a la hora de leer un texto y poder organizar el proceso de una forma arreglada fueron cosas que aprendí estudiando en San Andrés. Lo que aprendí varios años después de graduarme es a valorar lo aprendido con una perspectiva más amplia y a entender que la experiencia adentro y afuera del aula fueron aspectos fundacionales de mi carrera y de mi personalidad, que hoy puedo entender mejor que cuando recién me había graduado.
- ¿Qué consejos le darías a otros profesionales que buscan explorar caminos creativos?
- Mi consejo a cualquier persona que quiera hacer algo creativo es que se animen y sobre todo, que lo hagan con la menor autoexigencia posible: primero se crea, después se refina. Para mí fue importante no pensarlo con objetivos ambiciosos, sino disfrutar el proceso, por más cliché que suene. Creo que no podría dar mejor consejo que decirle a cualquier graduado o estudiante que el título da herramientas, pero no define una carrera. Uno decide qué hace con el título y no al revés.
¡Gracias, Ayrton, por compartir tu historia con la comunidad! Tu camino es inspirador y refleja no solo la versatilidad de las carreras y caminos profesionales, sino también la curiosidad y la determinación para explorar nuevos caminos.