Déficit del sueño: Intervenciones locales para una problemática global
El sueño es un proceso esencial para la salud humana. A pesar de ello, un estudio de Crono Argentina realizado a 17.000 personas entre 2018 y 2021 reveló que las personas en Argentina duermen menos que el mínimo de horas recomendado. Considerando los costos asociados a la falta de sueño —enfermedades metabólicas, cardiovasculares y neurodegenerativas, como también problemáticas psicológicas y alteraciones en la cognición— distintos expertos manifiestan la necesidad de formular políticas públicas que ayuden a revertir esta tendencia. En una reciente publicación de la Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, investigadores del Laboratorio Interdisciplinario del Tiempo (LITERA) de la Universidad de San Andrés*, condujeron una revisión bibliográfica de antecedentes para examinar la efectividad de diferentes intervenciones destinadas a aumentar la cantidad de horas de sueño de las personas. Particularmente, se enfocaron en las propuestas conocidas como “empujoncitos” (nudges en inglés), caracterizadas por ser poco costosas y de fácil aplicación, cuya finalidad es guiar indirectamente las conductas de las personas hacia comportamientos deseables, preservando la capacidad de elección individual. “Frente a intervenciones más tradicionales, los ‘empujoncitos’ podrían tener un alcance masivo, de manera no coercitiva”, explica Coldeira, investigadora del LITERA.
Una de las estrategias que demostró ser efectiva para mejorar las horas de sueño de las personas es la presentación de informes personalizados sobre los hábitos de sueño, generados a partir de registros de actígrafos o de relojes inteligentes. Una segunda técnica que obtuvo resultados positivos según las investigaciones analizadas, sobre todo en personas que duermen menos de seis horas diarias, fue el envío de mensajes genéricos destinados a aumentar el tiempo de sueño. Por último, el equipo de LITERA identificó estudios que han examinado la efectividad de establecer incentivos con un encuadre de pérdida, por ejemplo, al ofrecer un bono a familias y quitárselo a medida que se incumple con un objetivo de cantidad de horas de sueño de los hijos. Este enfoque demostró ser más eficaz que premiar a las familias que alcanzaban el objetivo establecido.
Los incipientes estudios sobre las intervenciones desde las ciencias del comportamiento destinadas a mejorar la salud del sueño aún requieren de nuevas investigaciones experimentales para evaluar su eficacia. En este sentido, su éxito depende del contexto en el que se aplican. “El déficit del sueño suele estar vinculado a las problemáticas de cada cultura. Los ‘empujoncitos’ se basan en identificar las barreras y oportunidades para incidir en las conductas de las personas y esto solo se puede conocer investigando a cada población en particular”, argumenta Coldeira. Lescano-Charreau, investigadora de LITERA, agrega: “En Argentina tenemos un cronotipo especialmente nocturno; realizamos actividades, cenamos y nos vamos a dormir más tarde que en otros países. A este factor se suman los horarios tempranos de ingreso escolar, las jornadas laborales extendidas y un huso horario adelantado respecto a nuestra geografía. Estas y otras variables repercuten en la reducción de las horas de sueño, en una menor exposición a la luz natural y en la desincronización de nuestro reloj interno con las actividades sociales”.
* Participaron de la investigación María Florencia Coldeira, Victoria Lescano-Charreau, Axel E. Casas, Leandro P. Casiraghi, Ignacio Spiousas, Trinidad María del Carmen Morán, Gonzalo Iparraguirre y Diego Golombek.