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Desaprender creencias para entrenar el "mindset" y no temer al cambio

En nuestra vida cotidiana, en diferentes áreas, nos vamos acostumbrando a tomar decisiones y a actuar de acuerdo a nuestros hábitos enraizados, que luego se terminan convirtiendo en creencias que guían nuestras vidas.   Esto puede ser tanto positivo como negativo en un mundo en el que los cambios son constantes.   Las formas de pensar habituales son los llamados "modelos mentales" a través de los cuales se filtra la realidad, y que en ocasiones pueden llegar a limitar el deseo de emprender.    Por eso, para entrenar a nuestra mente para el cambio y que no cueste, es importante entender algunos conceptos para desafiar y reemplazar conscientemente estos filtros subyacentes o formas de ver el mundo.   Filtros y modelos mentales Juicios vs. hechos Hay una gran diferencia entre una creencia (un juicio) y un hecho. Un hecho es algo que ocurre, que al observarlo distintas personas coinciden respecto de lo que observan. Pero, sobre estos hechos, las personas automáticamente, suman creencias (que se infieren de los hechos).   Creencias limitantes En algunos casos este tipo de inferencias infundadas (que no son hechos) se tornan en creencias "limitantes", pues reducen la capacidad tomar decisiones y, por consiguiente, tomar acción.   Algunas de ellas son puntos de vista en los que cree toda la sociedad en una época determinada, otras vienen de las familias, otras se fueron construyendo solas en las personas con el paso del tiempo. Y, en el área profesional, se aplican sin que nos demos cuenta.   Algunas creencias que pueden llegar a una persona paralizarse frente al cambio son: "Fallar es una muestra de debilidad o falta de inteligencia"; "Si pido ayuda, sabrán que soy incompetente"; "Es demasiado tarde"; "No es razonable tomar riesgos". Esta última creencia puede ser bastante limitante ya que en la realidad actual es necesario tomar riesgos, sobre todo, para salir de la zona de confort y crecer.   Por otro lado heredamos creencias de nuestra familia y también hay que destacar las que son parte del inconsciente colectivo y que forman parte de la cultura en la que la persona está inmersa. Por ejemplo, la creencia de que lo importante en un trabajo es el dinero que se gana todos los meses y mantenerse en una misma empresa por años.    No siempre son los hechos, sino muchas veces las propias creencias y narrativas alrededor de los hechos las que impiden lograr el resultado que se desea.   Qué hacer con las creencias Es importante darse cuenta de esto porque distintos relatos generan diferentes resultados en la vida. En efecto, hay metáforas y creencias que empoderan y otras que nos quitan nuestro poder personal. Por eso es esencial ser flexibles al cambio, cuestionar las creencias arraigadas en nuestra vida.   Y acá surge una interesante cuestión: ¿qué se puede hacer si se detecta una cierta creencia que limita, o que no sirve? Se puede reencuadrar, disputarla y reemplazarla por una creencia diferente que sea más funcional.   En cierto sentido, el reencuadre ayuda a "desaprender" los patrones de percepción, pensamiento o sentimiento que ya no cumplen el propósito original o que no sirven para nada.   Reencuadrar es una herramienta que da más libertad para tener mejores resultados. De esta manera, damos vida a las creencias potenciadoras que son aquellas que animan o provocan conductas que te llevan a lograr el cambio y salir de la zona de confort. 

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