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Diego Reynoso y la abstención electoral: "Hay una profunda insatisfacción con la política, no con la democracia"

elecciones

Diego Reynoso es doctor en Ciencia Política, Flacso México, investigador independiente del Conicet y profesor principal de cátedra de la Universidad de San Andrés. Es licenciado en Ciencia Política con diploma de honor de la UBA, es además doctor en Ciencias Sociales con especialización en Ciencia Política de Flacso-México y Program Scholar in Quantitative Methods and Social Research de la Universidad de Michigan. Sus principales temas de investigación son los estudios electorales y la opinión pública, con énfasis en los modelos espaciales de competencia y el comportamiento estratégico de los líderes políticos y los votantes. Y en este terreno es el director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés. Con esos datos analiza aquí el fenómeno o caso de la abstención electoral en nuestro país.

–¿Qué motivos pueden incidir en la abstención electoral?

–La abstención electoral está relacionada con los costos de ir a votar, lo que suele llamarse en teoría política, la paradoja de la votación. Los modelos de comportamiento predicen que nadie debería ir a votar, porque el costo de la información es mayor que el beneficio de la utilidad del voto. Para votar, te informás, indagás todo de manera correcta para saber qué votar, pero la decisión final no depende de tu comportamiento, el resultado lo definen todos los demás que pudieron no haberse informado. Con lo cual no es racional ir a votar, dicen algunos modelos. La paradoja es que la gente vota. Lo hace por deber cívico, porque le interesa la política. Y aquí, además, el voto es obligatorio. Tenemos umbrales de participación muy altos comparados con otras democracias. Tenemos tasas de asistencia electoral de 80%, cuando en el mundo están en 60 o 50%. Un bajón de 7% en la asistencia electoral a nosotros nos preocupa. La pregunta va sobre ese plus, no sobre el histórico 20% que no va a votar. Y ese plus está fuertemente asociado a la insatisfacción que hay con la política como un todo.

–¿En las encuestas notás indiferencia, desencanto democrático?

–La indiferencia es normal, nos da que alrededor del 58% está interesado en la política y ese porcentaje baja a 50 o 40 en épocas no electorales. Es bastante el nivel de interés. La gente se interesa también en otras cosas, deporte, arte, esparcimiento, no está como nosotros tan interesado en esto. Hay otras cosas que compiten con la política que nos generan más placer satisfacción. Y como la política además nos está generando muchos niveles de insatisfacción, entonces hay una desafección política más que una indiferencia. No creo que sea desencanto democrático, me parece que si preguntamos por la democracia como régimen de gobierno la gente lo va a seguir prefiriendo. Lo que pasa es que la democracia no te garantiza buenos gobiernos, buenos resultados . Es una profunda insatisfacción con la política no con la democracia.

–¿Puede pasar que exista la sensación de que votamos muchas veces?

–El votar muchas veces puede ser una explicación de por qué a las PASO va a votar mucha menos gente que a las generales, donde van a votar un millón o un millón y medio más de electores. La gente ve a las PASO como la gran encuesta nacional y en función de eso hay otra gente que recién se toma la molestia de votar en las generales. Está asociado a la explicación de que es costoso ir a votar en términos de tiempo de información, de movilidad, de disfrute con la familia que tenés que sacrificar. Votar muchas veces no es el problema, el problema es la redundancia de algunas instancias electorales a los ojos de la gente. Hace poco con el desdoblamiento de las elecciones de CABA podías llegar a votar hasta seis veces en un año. Lo cual puede ser extenuante y agotador.

-¿A quién beneficia, a quién perjudica la abstención electoral?

-Creo que la insatisfacción perjudica a los oficialismos, porque la insatisfacción es con la política, producida por los malos resultados de los gobiernos existentes. Los que no están yendo a votar pueden ser potenciales votantes de los oficialismos que, a su vez, no están dispuestos a darle el voto a la oposición. Otros, sí, directamente votan a la oposición.

–¿Qué relación encontrás entre abstención e imagen negativa de candidatos?

–La relación entre la abstención y los niveles de imágenes negativas es con la insatisfacción que hay con toda la política, con la gestión, con la forma en que se compite. Tanto con la fase agonal como con la fase arquitectónica de la política. La agonal es la disputa por el poder y ahí la gente está enojada con los dirigentes políticos por la forma en que compiten y por las cosas que se dicen , por las campañas negativas, por las alianzas que construyen, porque una vez hablan mal de uno y después terminan siendo aliados, etcétera. Eso genera un profundo malestar en parte de la opinión pública. No entienden que es la naturaleza de la política. A mí no me molesta, eso es consustancial y constitutivo de la política, pero a muchas gente no le parece. La gente evalúa la política no con criterios políticos, sino de tipo morales. Por otro lado, también está insatisfecha, enojada, malhumorada, con el desempeño, la parte arquitectónica con la calidad de las políticas públicas. Tenemos 100 y pico de inflación al año, aumento de pobreza, no logramos generar una matriz productiva que contenga el desarrolla y produzca mayores grados de igualdad o bienestar, se nos deterioran muchos de los servicios básicos que creemos que el estado debe prestar, la salud, la educación, seguridad, justicia, Tanto con la fase agonal, la pelea por el poder, como con la fase arquitectónica, la construcción de la políticas públicas, la gente ve más los resultados, desempeños. En este sentido esa insatisfacción se manifiesta con no ir a votar y se manifiesta y opinando mal de todos los dirigentes que en la grilla nuestra tienen más imagen negativa que positiva.

–¿Los encuestadores supieron interpretar esta tendencia, este malhumor?

–Todas las encuestas expresan de modo notable este malhumor. Este humor, es la parte más gris, ensombrecida de la política actual en la argentina.

 

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