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Distintos analistas midieron el impacto del DNU en la opinión pública

DNU

El anuncio del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que anunció el presidente Javier Milei el 20 de diciembre por la noche generó reacciones en parte de la sociedad, que salió a las calles a manifestar su oposición. Para los analistas consultados por Perfil el extenso "plan de estabilización de shock" tiene el apoyo de su electorado más fidelizado, aunque es clave que haya medidas para contrarrestar el impacto en la clase media y que cuente con el visto bueno de un segmento "pendular": quienes sólo lo votaron en el balotaje.

Martha Reale, directora de Reale Dalla Torre (RDT) Consultores, aclara que si bien no tienen mediciones recientes, analiza que lo que anunció el jefe de Estado “está absolutamente en sintonía con lo que le demandaba su electorado”. A ese 55,7% que lo votó “no lo ha decepcionado en lo más mínimo”, dice a PERFIL.

“Lo que pasa es que todavía los efectos técnicos no se están viendo, y es difícil saber si cuando eso pase va a tener un nivel de adhesión. Después está el 44% que votó a Massa, que está en las antípodas: ahí vas a tener una reacción, que es lo que pasó ayer”, plantea. 

“La gran mayoría de sus electores quieren esto y creen que hay que hacer un esfuerzo. El punto es en qué medida pueden soportarlo, estamos ante una clase media cada vez más empobrecida”, dice Reale que agrega que la clave será esperar que la ciudadanía empiece a ver esos efectos en su vida cotidiana: "Ahí veremos el margen de tolerancia”.  

Respecto de la discusión de sobre quién recaen los ajustes, si “la casta” o la población, la directora de RDT Consultores explica: “Si lo que percibe su base electoral es que el ajuste lo van a hacer los mismos de siempre, va a estar complicado. Me parece que las medidas que incluye este DNU en algún punto contrarrestan en la percepción ciudadana ese efecto de la primera semana, donde las noticias eran ajuste total sobre la gente y no sobre ‘la casta’”.

En ese sentido, resalta dos cosas: que depende de que su electorado “sienta que está haciendo un esfuerzo y que es transitorio”, y agrega que “es fundamental que trate de buscar la vuelta para que la clase media sienta el impacto lo menos posible”. 

Diego Reynoso, director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés, cree que la reacción en las calles que hubo tras el anuncio de medidas como la derogación de ley de Alquileres puede ser el anticipo de otros reclamos. 

“Si paran la pelota, retroceden y empiezan a negociar, puede que no haya más estos episodios. Si hay otro proyecto de DNU, me parece que lo va a tener es una apuesta redoblada de la gente en la calle”, analiza. 

En un artículo publicado a fines de noviembre pasado en este medio, Reynoso mencionaba la importancia de que el presidente Javier Milei hiciera “una lectura adecuada del estado del clima de opinión pública y de los recursos institucionales y partidarios con los que cuenta”, y, en ese sentido, analizaba: “Un presidente imperial genera conflictos institucionales no deseables; y un presidente impotente, no mantiene alineado el respaldo de la opinión pública”.

En la misma línea, Reynoso sostiene que hay una diferencia clave entre los jefes de Estado que ganan la elección mediante una segunda vuelta, como en el caso de Milei que logró el 55,7% en el balotaje: “Me parece que los presidentes confunden el respaldo del balotaje con el respaldo sobre las cuestiones programáticas. Esto ha pasado en muchos países: los que ganan en balotaje son en general los que tienen conflictos institucionales más severos, porque consideran que ese es el respaldo que tienen en la sociedad, y no lo tienen en las instituciones de gobierno".

Esto, dice, lleva a dos escenarios en general: "O los presidentes quieren cerrar los congresos, o los congresos tumban a los presidentes. Acá, a 10 días de gobierno tenemos un conflicto fuerte donde el presidente cree que puede gobernar imperialmente. Habrá que ver si lo dejan o no”. 

En relación al ajuste, en una medición que realizaron poco antes de la presentación del DNU y de la primera marcha en la que se aplicó el protocolo “antipiquete”, “más del 50% estaba de acuerdo en que había que hacer un ajuste y que tenía que ser por shock”, dice Reynoso

El problema surge luego, cuando eso afecta a la vida de las personas: “En distintos tipos de reformas siempre pasa que la gente cree que es necesario, como hacer una reforma laboral, por ejemplo. Y después cuando vas punto por punto, el 80% rechaza esos puntos”, analiza. 

“La gente está cansada, hubo un mal gobierno y quieren cambiar todo. Como los diagnósticos para cambiar van en relación con ajuste, reforma laboral, la casta, está de acuerdo. Ahora, cuando se encuentra con la implementación puntual dice ‘ah no, pará’, ¿cómo, ahora soy más pobre? ¿No era que iba a ser la casta?”, dice el analista político. 

Por su parte, el consulto político Cristian Buttié (CB Consultora Opinión Pública) coincide en que las reacciones que se vieron con los cacerolazos “son un segmento que básicamente no lo votó a (Javier) Milei, que estaba buscando un canal de reacción y encontró en el cacerolazo del DNU una válvula para expresarse”. 

Buttié dice a PERFIL que a fines de noviembre, en un sondeo para saber con qué imagen arrancaba Javier Milei su gestión el 10 de diciembre –lo que da un parámetro de análisis para las reacciones y apoyos a estas medidas– su imagen positiva era del 59%, y la negativa del 34%. 

“De la positiva, el 30% es 'muy buena' –su núcleo duro– y el 29% es 'buena', quienes lo apoyaron en la segunda vuelta. El meollo de todo es ese 29% que no lo votó en las generales y lo votó en el balotaje, que es pendular, no está fidelizado y está descubriendo a Milei, porque en realidad no votó a favor de él, sino en contra del Gobierno”, analiza. 

El 30% "fidelizado", considera, va a tener paciencia e incluso "festeja" estas medidas. “Todo va a depender de cómo ese segmento del medio, el pendular, vaya tomando las consecuencias de las medidas, sean positivas o negativas”, dice. 

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