Juan Carlos De Pablo es un economista que dialoga permanentemente con el presidente de la Nación, Javier Milei, a quien visita los domingos en la Quinta de Olivos. Por eso El Territorio entrevistó a este especialista en materia económica para conocer su mirada sobre las luces y sombras del primer año del gobierno libertario. En la entrevista, De Pablo explicó que el programa económico del presidente Milei “demostró funcionar muy bien con la potencia del equilibrio fiscal, que no es otra cosa que el equilibrio de flujos. Y esto es una cuestión sencilla de entender por todos. No se puede gastar más de lo que entra. Y punto”.
¿Cuál es el balance económico del primer año de gestión del gobierno que conduce Javier Milei?
No hago ningún balance porque es muy complicado eso. Pero te puedo decir dos o tres cosas que sirven para entender. La primera es que se trata de un presidente de la Nación absolutamente consciente de sus limitaciones al momento de ejecutar políticas porque no tiene gobernadores de su fuerza política y tiene escaso número de diputados y senadores. Lo segundo a tener en cuenta es que el presidente de la Nación se aferró a la ejecución de una política fiscal que ha demostrado a lo largo de este 2024 que fue una herramienta muy poderosa con la que logró poner en baja a la inflación y con un nivel de actividad económica que cayó hasta el mes de julio y a partir de allí viene recuperándose con distinto grado de acuerdo a las heterogeneidades sectoriales y regionales muy diversas del país.
¿Dónde está esa recuperación que empezó a mediados de año?
No lo digo yo. Lo dicen las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Pero entiendo a qué apuntás. Siempre la realidad es heterogénea. Pero actualmente vemos índices de recuperación cada vez más generalizados. Un claro ejemplo de dicha disparidad son la industria manufacturera y la construcción. Según datos del Indec, estos sectores experimentaron distintas curvas. La industria mostró una suba intermensual del 1,5% y la construcción, un retroceso del 2,9%. Yo recorro el país y voy observando eso. La semana pasada estuve en Neuquén y escuchaba planteos de los empresarios locales del estilo ‘me costó conseguir un electricista para la empresa. Vino de otra provincia, pero ahora estamos viendo dónde puede instalarse a vivir’. O sea, es una realidad compleja. Y después tenés la cuestión de la paralización de la obra pública, que ahí las provincias que tenían fuerte dependencia de este sector la tienen bien complicada. Por eso no se puede generalizar al hablar ni de caída ni de recuperaciones porque acá cada sector tiene realidades distintas.
¿Y qué va a pasar con la obra pública? El presidente Milei repite una y otra vez que sólo quiere inaugurar obras privadas y que no quiere saber nada con obras públicas...
Bueno, esa es una cuestión empírica y no se la cree nadie. Porque la verdad es que las rutas se siguen deteriorando y hay montón de obras públicas por reactivar. Y esa es una realidad que esta gestión en algún momento la va a tener que afrontar. Por ahora parece que no tienen apuro, pero llegado el momento se verá cómo lo resuelven.
El año que viene hay elecciones legislativas. ¿Afloja el slogan de ‘no hay plata’?
No es un slogan. El presidente Milei lleva en la sangre la creencia de mantener las cuentas públicas equilibradas. No creo que abandone ese principio por unas elecciones. Creo que, como todo político, sabe de la importancia de ganar elecciones, como las legislativas del año próximo. Pero creo que el presidente se mantendrá firme en su enfoque, porque si afloja volamos todos por el aire. Acá no hay margen para el error.
¿Qué proyección podés hacer para el 2025?
Podríamos pensar en el inicio de una segunda etapa de gestión, que seguirá con la impronta del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, concretando las políticas que ayudan a destrabar muchas actividades económicas. Porque es un tipo que interactúa permanentemente con los empresarios a los que les ahorra una energía fenomenal para que se dediquen a laburar de lo que saben y a no preocuparse por trabas del Estado.
¿El gran trofeo de este gobierno es haber controlado la inflación?
No sé si gran trofeo, pero sin dudas es un logro más que evidente si la inflación rondaba el 25% en diciembre del año pasado y a lo largo del primer año de este gobierno fue bajando al 15%, al 10%, al 5% y al 2,7% en el pasado mes de octubre, que fue la más baja desde noviembre del 2021. Ponele que en noviembre de 3,5%, yo no me voy a salir a cortar las venas. Sólo en los modelos la tasa de inflación cae de manera sistemática. La vida real es otra cosa. Por eso que haya algún revuelo político a mí no me desvela eso.
Pero a pesar de esa baja inflacionaria, los sueldos quedaron muy retrasados y la gran mayoría de los trabajadores no tiene forma de llegar a fin de mes…
Ahh bueno, eso es otra cosa. Vos me preguntaste por la inflación y la verdad es que está bajando. Otra cosa distinta es lo que pasa con la guita. Eso es otra música. Por eso cuando dicen ‘la guita no alcanza’ porque la gente no llega a fin de mes, a mí eso me parece un insulto a la inteligencia de los argentinos. Porque si no las municipalidades estarían recogiendo cadáveres los últimos días de cada mes. Ahora, si vos me decís ‘no sabés los malabarismos que se hacen en cada hogar para llegar a fin de mes’, eso te lo entiendo, pero eso no es novedoso en nuestro país.
Yo vengo de una familia de laburantes y desde chico veía como mi mamá hacía todo tipo de equilibrio para llegar al último día con algún manguito en la mano para la comida. O sea, digamos las cosas como son.
Hace poco advertiste sobre el peligro que significa para la producción local la política de incentivo a las importaciones...
Sí. Tengo una preocupación porque me parece que no están sincronizando bien las medidas que incentivan las importaciones versus aquellas que fomentan la producción nacional. Yo no tengo ningún problema en que se funda una empresa porque sus gerentes no son idóneos o no saben trabajar, pero que se funda porque no puede competir con los chinos, los pakistaníes o los indios, o que se funda por la carga impositiva o por cuestiones de juicios laborales, es una barbaridad.
¿Cuánto pesa o no la herencia recibida durante el primer año de gestión?
Frente al típico discurso de la herencia o del arrastre que pueda venir de gobiernos anteriores, yo digo que la política económica siempre está a cargo del gobierno de turno. No hay otra. Te votaron y ahora te tenés que hacer cargo de lo que recibiste y gestionar de la manera más eficiente. Y además hay que entender que esa política económica práctica es algo específico, son leyes, decretos, resoluciones o comunicados del Banco Central. Lo demás es bla bla bla. No existe. Y yo me fijo en esas cuestiones prácticas y concretas. Por eso digo que yo no hubiera arrancado por bajar la alícuota del Impuesto País. Hubiera preferido bajar la alícuota del Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, que es un típico factor de costos de las empresas.
¿Cuál es el desafío de la política económica en este momento?
El desafío más grande de este momento de la política económica del gobierno es ver de qué manera se logran armonizar las importaciones con lo que se produce acá. Todo esto que se anunció de facilitar la importación puerta a puerta no me gusta nada. Porque creo que hay un problema serio de la política económica, que es que no veo la sintonización entre medidas que facilitan la importación y las que facilitan la producción local.
¿Qué opinión tenés de no contar con una ley de presupuesto para el 2025?
Mirá, la verdad es que la realidad sigue su curso con o sin presupuesto aprobado por el Congreso de la Nación. La idea es un proyecto de Presupuesto 2025 de dos artículos. El artículo 1 dirá que el objetivo es lograr el déficit cero y el artículo 2 dirá ‘ya veremos cómo lo logramos’. Porque la realidad no es una planilla Excel o los votos de los diputados y senadores. El laburante no se levanta todos los días en Misiones ni en ningún lugar del país pensando ‘que cagada, no tenemos Presupuesto’. Ese tipo se levanta con la cabeza puesta en pensar que va a hacer para traer comida a su familia y busca trabajar para eso. Esa es la posta.