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El arte y la salud cerebral: el proyecto del Dr. Agustín Ibáñez para transformar comunidades vulnerables

Entrevista a Agustín Ibáñez, director del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC).

 

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En una charla virtual a través de Google Meet desde Irlanda, el neurocientífico sanjuanino Dr. Agustín Ibáñez destacó la importancia de la salud cerebral y los factores que influyen en su desarrollo, con especial énfasis en el impacto del arte y la música en comunidades vulnerables. Como uno de los organizadores del Creative Brain Week en América Latina, Ibáñez ha impulsado iniciativas que combinan ciencia, arte y diplomacia cerebral para mejorar la calidad de vida de poblaciones desfavorecidas.

 

La relación entre la ciencia y la comunidad

El Dr. Ibáñez resaltó un problema recurrente en el ámbito de la investigación: la desconexión entre los avances científicos y la aplicación en la comunidad. 'Una frustración continua que tenemos es cuando la ciencia se aleja de la gente. Por eso, estos proyectos nos llenan de orgullo, porque combinan investigación con acción social y generación de conocimiento para las nuevas generaciones', afirmó.

El especialista explicó que la pobreza y los determinantes sociales afectan la salud cerebral de manera directa, incidiendo en el riesgo de padecer enfermedades psiquiátricas, demencias e incluso aumentando la mortalidad. 'Estamos comenzando a entender estrategias para combatir estos factores estructurales que impactan en las poblaciones vulnerables', sostuvo.

El papel del arte en la salud cerebral

Uno de los enfoques principales del Creative Brain Week es el uso del arte y la música como herramientas para mejorar la salud cerebral. A través del programa Pilot, se han desarrollado intervenciones en las que los músicos reciben capacitación en salud cerebral y luego trabajan con niños en contextos de vulnerabilidad.

'El arte tiene un potencial terapéutico para reducir el estrés, mejorar la atención focalizada y fomentar la cooperación social', explicó Ibáñez. La intervención incluye enseñanza musical, evaluaciones pre y postprograma para medir avances y la creación de espacios donde los niños puedan desarrollar herramientas para afrontar la frustración y mejorar su bienestar emocional y cognitivo.

El impacto biológico de los hábitos saludables

El neurocientífico explicó que la alimentación, el sueño, los vínculos sociales y la educación tienen un impacto directo en la estructura y función del cerebro. 'Todo esto influye en el volumen cerebral, en la conectividad neuronal y en los niveles de inflamación tanto corporal como cerebral', señaló.

A través de la música, el programa enseña a los niños a focalizar la atención y comprender cómo sus hábitos impactan en su salud a largo plazo. 'Queremos generar una comunidad de práctica donde los niños puedan aprender sobre su propio capital cerebral y cómo cuidarlo', indicó.

Expansión del proyecto: un neurobus para San Juan

Uno de los objetivos futuros del equipo de Ibáñez es llevar el programa a más comunidades a través de un 'neurobus'. 'Queremos visitar escuelas rurales y acercar la neurociencia a los niños que tienen menos oportunidades de acceder a estos programas. Para ello, buscamos aliados en la sociedad, empresas e instituciones', comentó el investigador.

Además de la expansión territorial, el programa busca consolidar redes de colaboración con la Organización Mundial de la Salud y otros actores internacionales. 'Nos acompañarán expertos como Christopher Bailey, director del Departamento de Salud y Arte de la OMS, y Hassena Majid', destacó Ibáñez.

Superar la frustración y construir resiliencia

El especialista enfatizó la importancia de enseñar a los niños a manejar la frustración y a postergar la gratificación. 'La frustración impacta en el desarrollo emocional, social y cognitivo. Puede generar estrés tóxico, aumentando el riesgo de enfermedades psiquiátricas y neurológicas. Pero si se trabaja en comunidad, con apoyo social y cooperación, su efecto negativo se reduce significativamente', explicó.

Finalmente, Ibáñez concluyó que estas experiencias no solo ayudan a los niños a adquirir herramientas cognitivas y emocionales, sino que también fortalecen el tejido social. 'Si logramos expandir este programa y llevarlo a todas las comunidades, podríamos transformar la realidad de muchos niños, brindándoles alternativas de desarrollo saludable y sostenible', finalizó.

La trayectoria de Agustín Ibañez

Agustín Ibáñez es un destacado neurocientífico argentino, nacido en 1975 en San Juan. Su trabajo se centra en la investigación de las bases neurocognitivas de la demencia en Latinoamérica, así como en la aplicación de las neurociencias cognitivas, afectivas y sociales en contextos relevantes para la sociedad.

Formación Académica y Trayectoria Profesional

Ibáñez completó su carrera de psicología en la Universidad Católica de Cuyo y comenzó su carrera investigativa en el año 2000. Obtuvo su doctorado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y realizó una especialización en electrofisiología en el Instituto Max-Planck for Brain Research, Alemania. Posteriormente, llevó a cabo estudios postdoctorales en la Universidad de Heidelberg.

Es director del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC) de la Universidad de San Andrés, además de ser investigador del CONICET en Argentina. También ha sido Senior Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute (GBHI) de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y ha colaborado con diversas instituciones internacionales.

Las investigaciones de Ibáñez se dividen principalmente en dos áreas:

-Demencia en Latinoamérica: Desarrolla programas para caracterizar neurocognitivamente la demencia, utilizando un enfoque multicéntrico que combina métodos multimodales en neurociencia.

-Neurociencias cognitivas, afectivas y sociales: Estudia las bases cerebrales de emociones básicas y sociales, cooperación social, empatía y moralidad, así como la percepción y regulación de estados internos corporales.

Contribuciones y reconocimientos

Ibáñez ha fundado varios laboratorios e institutos dedicados a la neurociencia, incluyendo el Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCYT) y el Latin American Brain Health Institute (BrainLat). Su trabajo ha sido reconocido con múltiples premios internacionales y locales por su contribución a la salud cerebral.

Además, ha publicado más de 51 artículos científicos en los últimos años y ha dirigido numerosas tesis y proyectos postdoctorales. Su labor no solo se limita a la investigación, sino que también busca aplicar sus hallazgos para mejorar las políticas públicas relacionadas con la salud cerebral.

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