El impacto del conflicto en Medio Oriente en las elecciones de Estados Unidos y el equilibrio demócrata
Desde el inicio de los ataques israelíes sobre la Franja de Gaza en respuesta a los atentados de Hamas el 7 de octubre, Estados Unidos ha sido escenario de una serie de protestas y contraprotestas en sus principales ciudades y campus universitarios. Estas manifestaciones han incluido tanto apoyo a la causa palestina y críticas a las acciones del gobierno israelí, como movilizaciones de la comunidad judía en respuesta al aumento de ataques antisemitas y en reclamo de la liberación de rehenes.
En este contexto, el Partido Demócrata y su candidata a la presidencia, Kamala Harris, enfrentan una significativa presión para definir su postura frente al conflicto, especialmente debido al apoyo que el gobierno de Joe Biden ha brindado a Israel, incluyendo el envío de armas e inteligencia.
A menudo se debate cómo el conflicto podría afectar las elecciones presidenciales. En particular, se destaca el rechazo que el apoyo a Israel genera entre los jóvenes demócratas, un grupo electoral crucial para derrotar a Donald Trump. En las elecciones de 2020, la participación juvenil fue del 50-52%, de los cuales el 60% votó por Biden. Si estos jóvenes se sienten insatisfechos con la política exterior actual, podría disminuir su participación, perjudicando las aspiraciones de Kamala Harris a la Casa Blanca.
Además, hay otros dos factores menos discutidos que podrían influir significativamente en el resultado de las elecciones de noviembre.
En primer lugar, el voto árabe y musulmán podría desempeñar un papel crucial. Aunque solo representan alrededor del 2% de la población estadounidense, su impacto es mayor en estados clave como Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, conocidos como la Muralla Azul. Estos estados son fundamentales para la estrategia demócrata, y una baja participación de estas comunidades podría complicar sus posibilidades de victoria.
En Michigan, donde reside casi el 20% de la población árabe-musulmana de EE.UU., particularmente en el 5º distrito electoral, se estima que hay 500,000 votantes. Biden ganó el estado en 2020 por 154,188 votos, lo que significa que una participación reducida de esta comunidad podría alterar el resultado.
En Wisconsin, con una población árabe-musulmana de aproximadamente 50.000 personas, Biden ganó por menos de 21.000 votos. Una disminución en la participación de esta comunidad, debido a la política de Medio Oriente, podría poner en riesgo la campaña demócrata.
Por otro lado, el poder del lobby judío y su influencia financiera son factores críticos, especialmente en un estado como Nueva York. Aunque este estado no está en riesgo en las elecciones presidenciales, es clave para la configuración de la Cámara de Representantes. En 2022, los republicanos arrebataron cuatro escaños en el estado de Nueva York a los demócratas, lo que contribuyó a su control de la Cámara por una diferencia de solo 9 escaños.
Para recuperar la Cámara, los demócratas deben fortalecer su base en Nueva York, que cuenta con la mayor población judía del país. Una postura de Kamala Harris demasiado crítica hacia Israel podría alienar a estos votantes, comprometiendo no solo el control de la Cámara de Representantes, sino también el financiamiento necesario para una campaña exitosa.
En los últimos meses, organizaciones judías como AIPAC y el United Democracy Project han invertido significativamente en modificar los resultados de primarias demócratas en Nueva York y Missouri. AIPAC, a través de su super PAC United Democracy Project, ha gastado millones para apoyar a candidatos pro-Israel y derrotar a aquellos que critican la política israelí. Estos esfuerzos fueron exitosos en los casos de los representantes Cori Bush y Jamaal Bowman, quienes perdieron sus intentos de ser reelegidos como candidatos del Partido. Esto demuestra la importancia de mantener el apoyo de la comunidad judía en estados clave y el impacto que el poder económico de estos grupos puede tener en el resultado de las elecciones.
Así mismo, la población judía en los estados de la Muralla Azul también es significativa y muestra un considerable apoyo al Partido Demócrata. Mantener un equilibrio es clave para asegurar el éxito electoral.
Este escenario resalta la complejidad que enfrenta la campaña demócrata al abordar el conflicto en Medio Oriente. Un apoyo incondicional a la política de Biden podría alienar a los votantes árabes y musulmanes, o reducir la participación juvenil, lo que podría significar la derrota demócrata. Sin embargo, una postura demasiado crítica hacia Israel podría dificultar la victoria en la Cámara de Representantes y afectar el apoyo financiero y electoral de la comunidad judía en estados esenciales.
*Javier Romero. Lic. en Relaciones Internacionales en UdeSA.