En América Latina, la desigualdad social afecta al envejecimiento saludable
La salud cerebral es el resultado de la preservación de factores cognitivos y funcionales. A medida que se avanza en edad, las variables etarias y de género son consideradas las más influyentes en el deterioro de las capacidades cerebrales. Sin embargo, no se trata de un proceso que ocurre de manera idéntica en todas las personas, dado que la importancia de los factores de riesgo en el envejecimiento saludable varía en países con disparidades sociales y sanitarias. En un nuevo artículo publicado en Nature Medicine, Agustín Ibáñez, investigador del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC) de la Universidad de San Andrés, evaluó los predictores del envejecimiento saludable en la población latinoamericana. “Para comprender la complejidad entre la neurobiología y los factores contextuales hay que desarrollar modelos fundados en el ambiente en donde el cerebro se desarrolla”, explica Ibáñez. Junto a un grupo de investigadores de Cornell University, University of California, University of Dublin, Universidad Adolfo Ibáñez y la Universidad Peruana Cayetano Heredia, examinó el grado en que los factores que atentan contra el envejecimiento saludable en América Latina coinciden con parámetros universales.
Con técnicas de machine learning, los investigadores analizaron cómo la combinación de distintos factores impacta sobre el envejecimiento saludable. Para ello, tomaron datos nacionales sobre envejecimiento en países latinoamericanos con diferentes niveles de desarrollo socioeconómico: Colombia, Ecuador, Chile, Uruguay y Costa Rica. Adicionalmente, utilizaron datos de China para compararlos con un país fuera de la región. El estudio consideró predictores sociodemográficos (edad y género), sociales (nivel educativo, estatus socioeconómico y aislamiento social), estado de la salud (enfermedades cardiometabólicas y problemas cardíacos), síntomas de salud mental (depresión, ansiedad, entre otros otros) y estilo de vida (actividad física, consumo de alcohol, tabaquismo). El análisis demostró que las disparidades sociales y de salud se encuentran más relacionadas con el envejecimiento saludable que los factores clásicos, como la edad y el género. En todos los países considerados, los factores de mayor riesgo sobre la cognición fueron la salud mental, la actividad física, la educación, la edad, el nivel socioeconómico y, en menor medida, el consumo de alcohol y tabaquismo. En cuanto a la funcionalidad, los resultados confirman el rol clave de la actividad física, los síntomas de salud mental y el estado de salud general. La influencia de estos factores varía de acuerdo con los niveles de ingresos de cada país examinado.
Al combinar múltiples factores de desigualdad para el análisis del envejecimiento regional, la edad y el género pierden relevancia. “En América Latina, la edad cronológica no tiene tanto impacto como la acumulación de años de desigualdades y el género se vincula, sobre todo, con la distribución de dichas desigualdades”, argumenta el investigador del CNC. Comprender los riesgos específicos de cada país contribuye a que las autoridades gubernamentales puedan elaborar programas de prevención e intervención de la salud focalizados en las necesidades de cada nación. Ibáñez sostiene que “invertir en la educación, los ingresos y la calidad de vida, no solo es una necesidad económica y social, sino un requisito para desarrollar una adecuada salud cerebral de nuestra población futura”.