En redes sociales, el estrés social genera fuertes reacciones en el cuerpo
Cada vez más, los adolescentes se exponen a nuevas interacciones sociales a partir del uso creciente de redes sociales. Algunas de ellas tienen efectos positivos y promueven la salud mental. Otras pueden conducir a trastornos afectivos, como cuando uno percibe que es rechazado socialmente y atraviesa sensaciones corporales similares a las del dolor físico. “Ante una situación de estrés social, la interocepción —la percepción del estado de nuestro organismo interno o de nuestras propias señales fisiológicas— aumenta significativamente. Esta activación en el momento previo a obtener un resultado de una interacción social nos prepara para adecuarnos ante un posible rechazo”, explica Eugenia Hesse Rizzi, profesora del Departamento de Matemática y Ciencias de la Universidad San Andrés e investigadora del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC). Junto a investigadores del CNC, condujo un estudio publicado recientemente en la revista NeuroImage, para observar qué cambios ocurren en la actividad cerebral y en el ritmo cardíaco en el momento previo a conocer si una interacción social desencadenará en una aceptación o rechazo social.
Los investigadores emplearon una tarea de simulación de una red social con 58 adolescentes. En primer lugar, le presentaron a cada participante fotos de 100 personas, de las cuales debían elegir a 50 para que formaran parte de su red social. Una vez elegidas, se les consultó si pensaban que su invitación sería o no aceptada. Por último, se les dio a conocer si la persona efectivamente la había aceptado o no. Mientras realizaban esta tarea, los participantes tenían sensores de electroencefalografía colocados en la cabeza y electrodos para un electrocardiograma, con el fin de evaluar los correlatos de la anticipación de resultados sociales en la actividad cerebral y del corazón. Además, los investigadores trabajaron con participantes que realizaron la tarea con electrodos dentro del cerebro, para obtener un registro más preciso de lo que ocurría a nivel cerebral.
Las mayores modulaciones en la actividad cerebral durante la fase previa a la resolución de la interacción social ocurrieron cuando los participantes no pudieron anticipar correctamente el resultado. En este contexto de interacciones sociales inciertas, cuando los adolescentes estaban a la espera de la aceptación o el rechazo social, el aumento de su actividad cardíaca activó las señales en el cerebro que regulan al cuerpo para prepararlo para un eventual desafío. “Cuando tenés una sensación previa de cómo va a ser la interacción, sin estar completamente seguro, el corazón late más fuerte y se activa la región interoceptiva del cerebro, para preparar una reacción acorde frente a un posible rechazo”, aclara Hesse Rizzi.