En WhatsApp, los emojis reducen los malentendidos, indica un nuevo artículo basado en tesis de Comunicación
La comunicación digital, propia del momento histórico en que vivimos, se caracteriza por un sinfín de íconos visuales, entre ellos, los emojis, definidos por la Real Academia Española como “pequeñas imágenes que representan una emoción, un objeto, una idea”. Pero, ¿es realmente esa su función en las conversaciones humanas? ¿Por qué sucede a veces que un chat digital no puede darse por concluido sin el intercambio de estos íconos, incluso cuando hay abundancia de palabras? Una nueva investigación examinó qué aportan los emojis a los enunciados escritos en WhatsApp y, al hacerlo, consideró dónde, por qué y con quiénes los emplean los usuarios.
El trabajo, publicado en la Revista de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación, surgió a partir de la tesis de licenciatura de Iván Kirschbaum, graduado de Comunicación y maestrando en la Universidad de Rotterdam, donde está completando estudios sobre medios luego de su paso por el Centro de Tecnología y Sociedad de UdeSA (CETyS). La publicación fue co-autoreada con Silvia Ramírez Gelbes, profesora de la carrera de Comunicación, directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés y directora de tesis de Kirschbaum. “El paper trata sobre las nuevas prácticas de escritura que emergen en la pantalla en WhatsApp, y se enfoca en los emojis como un ejemplo de todos los recursos comunicativos y lingüísticos que existen en la plataforma”, explicó el graduado.
A través de seis entrevistas grupales, o focus groups, realizadas con estudiantes residentes en Buenos Aires, Kirschbaum y Ramírez Gelbes encontraron que los emojis no necesariamente se usan para transmitir información, sino más bien como estrategia de cortesía, puesto que agregan un tono que, si bien es propio de la oralidad, falta en la escritura. “Para evitar malos entendidos y dar una pista de intención comunicativa, en general informal y amistosa. Esto es relevante en WhatsApp porque para sus usuarios, esta plataforma es muy propicia a malentendidos”, aclara Kirschbaum. “También encontramos que los emojis se usan como estrategia de la función fática del lenguaje, es decir, para manejar el canal de comunicación, el contacto. Los emojis generan un terreno común, horizontalizan la conversación y la manejan (abren, mantienen, o cierran) de forma amistosa”.
Los resultados de la investigación abren preguntas de relevancia para los generadores automáticos de contenido, como ChatGPT. “Algo que parece tan banal o simple como enviar un emoji cumple funciones lingüísticas, no alfabéticas, y tiene muchas reglas de uso, que van cambiando constantemente. Los recursos que emergen y convergen en la escritura en pantalla cumplen funciones muy humanas e importantes en la comunicación interpersonal y social. Me gustaría ver a un procesador automático de texto usando y entendiendo un emoji”, imagina el co-autor Kirschbaum.