¿Enemigo o aliado? Cómo los colegios enfrentarán al ChatGPT, la app que amenaza con hacer temblar el mundo educativo
“Pareciera que esta vez sí: estamos a las puertas de una nueva cultura del aprendizaje”, analiza Mario Cwi, director de Capacitación Docente de ORT Argentina, ante la consulta de LA NACIÓN respecto de la disruptiva aparición del Chat Generativo Previamente Entrenado (ChatGPT, por sus siglas en inglés). Esta aplicación software que simula mantener una conversación con una persona al darle respuestas automáticas previamente establecidas, conocida como chatbot, fue desarrollada por la startup de inteligencia artificial (IA) OpenAI, fundada por Sam Altman. Y su salida a la luz generó un sismo que hizo temblar a muchos, aunque otros no ven a esta herramienta como una gran novedad.
Sin embargo, para la gran mayoría, este chatbot sí representa un punto de quiebre en la educación que obliga a repensar, por ejemplo, el modo en el que se prepararán las clases y se realizarán las evaluaciones en las escuelas y las universidades.
No es una preocupación en vano. El ChatGPT logra un lenguaje “humano” y hay una diferencia sustancial con el resto de las apps de este tipo conocidas hasta ahora. Eso se logró gracias a que se entrenó con 175.000 millones de piezas de lenguaje de millones de fuentes distintas. Por eso, si se le pidiera que escribiera una carta como lo haría un escritor en particular, tiene la capacidad de hacerlo absorbiendo todos los escritos de esa persona en el pasado.
En la Argentina, faltan pocos días para el inicio del ciclo lectivo y los alumnos en su celular podrán acceder, al ingresar a Chat.openai.com, a esta herramienta que aprobó exámenes de Derecho en la Universidad de Minnesota y hasta logró obtener un MBA de la Escuela de Negocios de Wharton, en Nueva Jersey.
Si le preguntan al ChatGPT por la Segunda Guerra Mundial o por la crisis de 2001 podrá responder con total soltura y brindará una respuesta completa, con información dura y los matices correspondientes. Esto se traduciría en un paper académico o un trabajo práctico sobre el tema. Así, cualquier profesor podría ver este desarrollo como el enemigo perfecto, sin embargo, en vez de intentar ir contra la corriente, los especialistas señalan que el único camino posible es encontrar el modo de incorporar la IA a la enseñanza, como sucedió con internet. Pero, ¿cómo lograrlo? Y, aún más importante: ¿Podría afectar el desarrollo de la creatividad y la capacidad de aprender de los alumnos?
Para Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Tecnológica de la Universidad de San Andrés, la única forma de balancear el poder de la IA en educación es con más IA al servicio de los docentes y profesores. “La IA no es una oportunidad de aprendizaje o un atajo, sino que las dos son válidas. Estamos en un momento en el que la IA puede hacerle daño a la educación, pero al mismo tiempo estamos aprendiendo para sacarle provecho. Las plataformas de verificación de similitud han anticipado demos que pueden detectar la utilización de texto generados por los modelos GPT3. Aunque lo más importante son las propuestas de evaluación, la llegada del ChatGPT debería acelerar un cambio en el modo en el que se piensan las evaluaciones”, opina el especialista.
Francisco Lehmann, vicedirector general del Belgrano Day School, indica que, por ejemplo, uno de los usos de la IA al servicio de la educación será la personalización del aprendizaje. “Estamos realizando diferentes implementaciones con plataformas y recursos educativos que usan IA para generar caminos adaptados de aprendizaje a los ritmos y formas de aprender de nuestros alumnos. Ahí hay un campo muy interesante para la IA. La posibilidad de interpretar cómo aprende alguien y cómo proponerle lo que sigue para que aprenda mejor. Estamos lejos de eso, pero creemos que hay un potencial muy importante en ese sentido”.
Mientras que desde ORT, Cwi indica que la IA ya es una realidad y que desde la Dirección Educativa de la institución promueven que los alumnos realicen proyectos “entrenando” sistemas de inteligencia artificial y utilizándolos para resolver problemáticas de relevancia social o ambiental, asociadas con el reconocimiento de imágenes, la comprensión y procesamiento del lenguaje natural o el reconocimiento de voz, entre otras. Por ejemplo, aprovechan el procesamiento de imágenes para prevenir y anticipar incendios forestales (mediante imágenes satelitales) o para crear aplicaciones que analizan el nivel de ocupación en los medios de transporte público (trenes, subterráneos) al generar información en tiempo real que permite optimizar la seguridad, la distribución y el confort de los pasajeros.
LA NACIÓN consultó al Ministerio de Educación de la Nación y al porteño y a la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense sobre qué tienen planeado para este año respecto al ChatGPT, y si cuentan con un plan para incorporar la IA a la enseñanza. Este medio solo recibió la respuesta de la cartera de la Capital, cuyos voceros explicaron que el ChatGPT es una herramienta demasiado nueva y que la están estudiando. Sin embargo, aclararon que no es una posibilidad la prohibición de esta herramienta ni de cualquier avance tecnológico, “aunque sí hay que ver bien cómo y cuándo usarlo de la mejor manera”, detallaron.
¿Este año el ChatGPT será una herramienta más adentro del aula?
Artopoulos resalta que están trabajando para usar el ChatGPT y otras apps de IA en el desarrollo del pensamiento computacional. “Es una prioridad de primer orden”, afirma. Además, cree que el ChatGPT es una herramienta útil para incorporar, pero no porque sus respuestas sean muy buenas, todo lo contrario. Él opina que el chatbot crea la ilusión de conocimiento por su capacidad de construir textos consistentes, por su modelo de lenguaje. Pero lo hace sin un modelo teórico para campos de conocimiento específicos.
“Su lógica es un flan, carece de estructura o lógica analítica. Por eso es interesante utilizar esta herramienta para aprender y distinguir formas de pensamiento conscientes, de las que no tienen conciencia. En definitiva, la IA es eso, conocimiento sin conciencia. Interactuar con estos cybors es un gimnasio de alto rendimiento para la mente humana. El desarrollo del pensamiento computacional no solo sirve para la enseñanza de la programación ni puede depender solo de la enseñanza de las ciencias de la computación, y que no se aplique a las áreas más blandas, como las humanidades y las ciencias sociales. Por eso, es extremadamente necesario incorporar herramientas con ChatGPT para desarrollar capacidades avanzadas sobre el pensamiento computacional aplicado”, argumenta Artopoulos.
En cuanto al Belgrano Day School, frente al comienzo de clases prepararon un documento institucional que aporta la visión de la escuela sobre esta tecnología, en el que alientan y fomentan su uso responsable.
“Seguramente nos implicará mucho aprendizaje institucional y un esfuerzo adicional, pero creemos que el camino es incorporar estos cambios, así como hace algunos años hicimos con los teléfonos celulares y la conectividad. La IA en sus diferentes campos nos proporciona herramientas de asistencia para potenciar nuestra actividad. Y, si alguien hiciera trampa en un proceso de evaluación utilizando esta herramienta, propondría revisar dicho proceso para asegurarnos de que estimule y ponga a prueba el pensamiento crítico y la producción personal del protagonista de ese hecho”, indica Lehmann.
Mientras que en ORT responden que este inicio del ciclo lectivo los encuentra con las puertas abiertas para que, tanto estudiantes como docentes, exploren estos “controvertidos” sistemas de IA diseñados para generar de manera autónoma textos que imitan al lenguaje humano. “Contamos con la confianza de las familias que, entre otras razones, eligen nuestra escuela porque promueve un uso intensivo, pero fundamentalmente significativo, de las tecnologías. También contamos con el compromiso de los y las estudiantes quienes sienten la libertad para transparentar sus procesos de estudio y producción de conocimientos”, describe Cwi.
Lehmann agrega que particularmente los chatbots basados en modelos LLM (Large Language Models), como el ChatGPT, han puesto a disposición de todos el acceso a interactuar con una IA. De todas formas, si bien son tecnologías interesantes, cree que son recién un primer paso hacia algo más potente. “Se habla mucho de los errores que cometen los chatbots. Y es verdad que los comenten, pero principalmente tienen que ver con un uso no adecuado de los mismos, como solicitarle cálculos matemáticos, respuestas a datos concretos o esperar que se comporten como un buscador. Estas herramientas son mucho más potentes para responder consultas que implican relacionar conceptos y lo harán mejor aún cuando mejor sea el contexto de información que se les proponga. Te diría que hoy realizar un buen prompt, (como técnicamente se llama la consulta al chatbot) es aún algo que estamos aprendiendo”, indica Lehmann.