Entrevista a Diego Reynoso, director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública
En la última encuesta que usted realizó con la Universidad de San Andrés se indica que Milei mantiene un 51% de aprobación. Normalmente, al 3er mes, todos los presidentes tienen más aprobación que votos obtenidos, y en este caso Milei tiene menos. En una entrevista reciente dijiste que Javier Milei parece “blindado” frente a la opinión pública de la sociedad, que es en general crítica. ¿Cuando dice que “está blindado” es porque la lógica indicaría que tendría que haber perdido mucho más por las medidas de ajuste que toma?
A Javier Milei le ocurre algo que está pasando en todo el mundo, que es que, debido a la polarización, los presidentes no tienen luna de miel. La luna de miel es esto que usted señaló, un incremento de entre 20 y 30 puntos en la imagen del mandatario elegido los primeros 90 días, comparado con el voto que recibieron.
De hecho Mauricio Macri, más o menos para marzo de 2016, estaba en 49, 45, subía y bajaba, pero estaba en esos rangos, siendo que había tenido casi 72 puntos de aprobación en enero, al mes de asumir.
Alberto Fernández no tuvo esa luna de miel, pero sí logró esos puntajes más o menos de 70 puntos, cuando empezó la cuarentena. Pero ya no fue el plus de apoyo por ser nuevo, sino por medidas que tomó y que la gente valoró positivamente en su momento.
Javier Milei no tuvo nada de eso. Tuvo 56% en la segunda vuelta, tenía 54% de aprobación en diciembre, algo de 48%, por ahí, en enero., y se mantiene, 51% de aprobación actualmente. Pero sucede que hay otra mitad, un 47%, que lo desaprueba. Entonces, uno pensaría que, por las decisiones que se tomaron, por los niveles de inflación que alcanzó el país en diciembre, con 25 puntos, 20 en enero, 13 en febrero, más la ola de despidos, y las tensiones en las relaciones ejecutivo-legislativas y con los los gobernadores, bueno, mi hipótesis era que estaría en 40 o 41 puntos, pero sin embargo se mantiene en 51 puntos de aprobación.
¿Cuánto cree que influye lo que Noelle Neumann, la politicóloga alemana, planteaba como el “carro del ganador y la espiral de silencio”?, en relación a cuando la gente reprime sus opiniones para empatizar con los demás porque cree que la mayoría opina de otra manera...
Creo que acá el fenómeno es al revés. Una “espiral de silencio” que hasta ahora funcionaba era con los sectores no progresistas. Con aquellos que, por ahí íntimamente, te reivindicaban la última dictadura, o tenían reparos con la política de derechos humanos y demás. Milei destapó eso.
Hasta 2018, desde 2019 hacia adelante, empezó a destaparse lentamente, y ahora de una manera más clara. La gente, cuando le preguntabas dónde se ubicaba, si eran de izquierda, de centro derecha, de centro, de derecha, la gente desde el centro hasta la derecha respondía muy poco, muy poca gente respondía que se identificaba desde el centro hacia la derecha, y un número muy importante de personas decían “no me identifico con ninguna de esas etiquetas”. Hoy no está pasando eso. Sólo un 5% dice que no se identifica con esas etiquetas, y creció muchísimo la identificación con la centro derecha y la derecha. Me parece que Milei expresa mucho mejor que lo que lo hizo Juntos por el Cambio a esos sectores.
Por otra parte, notamos que las preocupaciones del electorado están segmentadas. Cuando uno analiza las preocupaciones de uno y otro sector, son muy diferentes. El único punto en común que tienen es la inflación, en todo lo demás tienen agendas diferentes. Me parece que Milei entendió eso, y entonces está tendiendo hacia una mitad del electorado. Eso cristaliza muy bien el 51% de aprobación.
Es decir que la gente era de derecha pero no lo decía, reprimía expresarlo…
Sí. Algo que no pasa en Chile ni en España o Brasil, por ejemplo. Acá había mucha gente que se decía “socialdemócrata”, sea lo que sea que signifique, y eso cambió muchísimo…
Bueno, significa algo. Hay dos grandes diarios del mundo, como Le Mond Francia o el New York Times en Estados Unidos, que asumen como definición de su posicionamiento, esa difusa idea de socialdemocracia, que es de derecha en economía, de centro en política y de izquierda en lo cultural. La posición progresista clásica, podríamos decir.
Bueno, yo me identifico con eso.
Yo también, por eso lo digo.
Lo que ocurre es que mucha gente se identificaba como tal cosa y sin embargo no tenía esas ideas.
Ahora, una persona así sería considerada, en este contexto en Argentina, como de izquierda, se autopercibiría como progresista, quizás izquierda es una palabra excesiva…
Claro, pero lo que sucedió es que, desde que la retórica de Javier Milei empezó a ponerse en la agenda pública, eso realineó todo. Hay mucha gente que no dice más “soy socialdemócrata”, te dice “soy de derecha”. o de “centro derecha”.
Usted hizo una entrevista muy buena donde participaron Juan Grabois y Javier Milei. A los que nos gusta esto lo disfrutamos muchísimo, porque eran dos visiones muy diferentes, una vinculada con el social cristianismo y el progresismo y otra con el libertarianismo anarco-capitalista, y claramente ahí se planteaba que acá en Argentina hay gente que va a la izquierda y no se asume como tal, y hay gente que que tiene que ir hacia la centro derecha o derecha. Creo que es lo logró Milei, y este 51% de apoyo, me parece que está asociado a un éxito narrativo de Javier Milei. No sólo la explicación del combate a la inflación, que hay una parte de los argentinos que la está creyendo, y por eso la apoya, sino que también hay un conjunto de temas de agenda que él ha fijado y que esa mitad también apoya.
Si fuera exclusivamente el desempeño económico macro y micro lo que la gente evaluara, mi hipótesis es que tendría que estar por debajo de los 40 puntos de aprobación.
¿Cree que el crecimiento de la conflictividad social pueda modificar el apoyo de ese 51% de la gente, que en líneas generales coincide con quienes le votaron?
Tengo la hipótesis de que, por ahora, esta situación puede estar ayudando a mantenerlo, pero en la medida en que no hay algún éxito a corto o mediano plazo en la micro real de la gente, esto puede empezar a revertirse.