Fredi Vivas: “Con la inteligencia artificial estamos ante una nueva revolución industrial"
Si he de hablar por mí, hace un par de décadas (largas) que vengo leyendo y sabiendo sobre el desarrollo informático de eso que llaman, con aparente oxímoron, “inteligencia artificial” (IA). Lo he hecho a través de lo que está a mi alcance: artículos divulgativos, cine, libros ensayísticos o de ficción. También, como muchos de los que están leyendo esto, he tratado cara a cara con versiones primigenias de esta tecnología: por ejemplo, al usar una calculadora, al repasar los resultados de una búsqueda sugerida por Google cuando erré los términos buscados, al usar un corrector de texto o un traductor.
Pero, cuando la empresa OpenAI (nombre que significa “IA abierta”), a fines del año pasado, lanzó el ChatGPT, un programa de charla automatizada, muchos como yo se sorprendieron por el alto nivel de desarrollo. En ese momento sentí por primera vez, como muchos, que una máquina me hablaba.
Ahora bien, sopesar el verdadero impacto que una tecnología tiene no está dentro de las posibilidades de un usuario común, que termina jugando con el ChatGPT como quien usa la PlayStation para jugar un partido de fútbol. Por eso hay que acudir a quienes saben del tema.
El argentino Fredi Vivas es uno de ellos. El CEO y fundador de RockingData, es ingeniero en sistemas egresado de Singularity University (patrocinada por Google y la NASA) y profesor de la Universidad de San Andrés se ha dedicado a estudiar los alcances de la inteligencia artificial. Su libro Cómo piensan las máquinas (Galerna) es un ejemplo de ello. Fredi Vivas dialogó con Los Andes y explicó por qué, en realidad, aunque el ChatGPT pueda engañarnos (y él mismo lo haya usado para que le escriba el prólogo del libro), las máquinas, en realidad, no piensan. Además, reconoció que la irrupción de esta tecnología puede estar generando un impacto tan notable que se lo puede equiparar con la Revolución Industrial.
–Me gustaría que comenzáramos con lo básico y nos explicaras en qué consiste realmente el ChatGPT de Open AI y cómo funciona.
–El chat GPT es una herramienta conversacional. Es una inteligencia artificial creada por OpenIA, detrás de la que estuvo Elon Musk como inversor. Es como un ChatBot, pero con la capacidad de tener millones y millones de parámetros de datos, toda la Wikipedia, 17.000.000 de páginas web, para que cuando responda las preguntas que le hacemos lo haga de manera similar a como lo hace un humano. Entrega textos con una calidad que nunca tuvimos a disposición. Es una disrupción grande en el mundo, porque es la primera herramienta de inteligencia artificial que está a la mano de todos. Tuvo un millón de usuarios en una semana: eso nunca nos había pasado.
–¿Qué utilidades reales tiene hoy el ChatGPT y en qué cosas puede realmente confiar alguien que le solicite un servicio?
–Diría que no hay que apresurarse porque estamos en una etapa de experimentación. No hay que tomar todavía decisiones tan drásticas, sobre todo en el mundo corporativo. En mi empresa, Rockindata, la usamos profesionalmente, pero con todos los recaudos de responsabilidad de uso. Porque para usar esto hay que tener el procedimiento llamado “human in the loop” (“humano en el circuito”), que implica que un humano esté monitoreando y garantizando la calidad de lo que se genera. Debe ser muy responsable la adopción de estas tecnologías, sobre todo porque si bien la IA tiene más de 50 años en las empresas, estos modelos de lenguaje son muy nuevos.
–Publicaste recientemente un libro titulado ¿Cómo piensan las máquinas? y creo que esa pregunta está en la mente de todo usuario cuando empieza a interactuar con el ChatGPT. ¿Qué naturaleza tiene esa inteligencia artificial, cómo se produce ese “pensamiento”? ¿Cómo abordás esa pregunta en tu libro?
–Cuando publiqué mi libro incluí un prólogo escrito con esta tecnología. Mucha gente al principio no me creía: hoy todo el mundo me cree. Lo de “pensar” lo tuve presente porque muchas veces al tratar con una máquina y esperar sus resultados se dice que la máquina “está pensando”. Pero, además, porque recordé a Alan Turing, el padre de la computación, quien hizo muchas investigaciones sobre esta tecnología, y alguna vez dijo: “Si podemos desarrollar máquinas que piensen, cuánto podemos aprender del pensamiento humano”.
–La aparición del ChatGPT recuerda al “Test de Turing” propuesto por el famoso matemático y pone sobre el tapete algo: si en la interacción no podemos distinguir ante una respuesta si es elaborada por un humano y una máquina, ¿se habrá sorteado el test de Turing y estaremos ante una inteligencia similar a la humana?
–Algunos dicen que se ha pasado el test de Turing y otros que habría que replantearlo. Yo coincido más con esta visión. Creo que las lógicas de qué es inteligencia artificial y qué no es han ido cambiando. El test de Turing quedó viejo. Hoy los desarrolladores buscan que estos “modelos de lenguaje” gigantes simulen la capacidad de habla o comprensión del texto. Para mí todavía no estamos cerca, aunque haya cosas que nos hagan creer que sí.
–Hay una pregunta que termina siendo filosófica: ¿piensan, en definitiva, las máquinas?
–Yo creo que las máquinas no piensan. Las máquinas, en todo caso, entienden el mundo cada vez con más precisión. Tienen la capacidad de escribir contenidos y simular que piensan. Pero simplemente están aplicando técnicas estadísticas y matemáticas, en un nivel que para nosotros resulta casi indistinguible de las respuestas humanas. Creo que la palabra “pensar”, de todos modos, es exclusiva para los humanos.
–Sos amante de la ciencia ficción, y en ella se ha hipotetizado mucho sobre la posibilidad de una “rebelión de las máquinas”, como las de HAL 9000 o Skynet. ¿Qué pensás de esos escenarios distópicos y cuánto nos habríamos acercado a ellos con esta tecnología de inteligencia artificial?
–La ciencia ficción nos inspiró en muchas de las cosas que hoy creamos. Sin dudas, películas como 2001, odisea el espacio o Blade Runner, a mí particularmente, me mostraron ideas que no habría imaginado. Por ejemplo, en esta última aparecen máquinas que no podemos distinguir de los humanos. Lo que pasa es que la inteligencia artificial puede tener ventajas o desventajas. Hay casos de inteligencia artificial aplicada a la salud que ayudan a salvar vidas. Para mí, explicar el funcionamiento de una inteligencia artificial es tan importante como explicar los usos benéficos de la misma.
–En el escenario actual, ¿no empiezan a peligrar puestos de trabajo que pueden ser reemplazados por la IA tal como se ve en el ChatGPT?
–Este es uno de los grandes debates: qué va a pasar con el trabajo humano en el futuro. Antes veíamos robots en fábricas que reemplazaron el trabajo físico, pesado y peligroso. Pero ahora lo vemos haciendo trabajo de oficina, volcados al conocimiento. Esto es como la revolución industrial: los trabajos de todas las personas que hacen diseño gráfico, redacción, generación de material educativo, va a ser cambiada por esto. Vamos a empezar a ver inteligencias artificiales generativas como la del ChatGPT en herramientas para escribir textos, en plantillas… Yo creo que nos van a simplificar el trabajo. El conocimiento humano experto nunca va a dejar de ser útil, pero vamos a tener que aprender a relacionarnos de manera diferente con la IA y potenciarla. La preocupación de un ser humano hoy debe ser por cómo otro humano va a utilizar la IA: ese otro es el que te puede sacar el trabajo, porque su inteligencia va a estar aumentada por esa capacidad de crear proyectos si se aprovecha de la IA.