Inteligencia artificial y el futuro del trabajo: La clave está en el nivel de estandarización que promueve cada país
La creciente expansión de la inteligencia artificial y la robótica genera visiones contrapuestas sobre el futuro del trabajo: desde utopías de semanas laborales reducidas hasta la eliminación definitiva de puestos de trabajo. Aunque la inquietud que genera el impacto tecnológico sobre el mundo laboral no es nueva, los avances tecnológicos del último tiempo, que abarcan múltiples sectores en simultáneo, intensifican este debate. Daniel Friel, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Andrés, observa que muchas de las estimaciones sobre la pérdida de puestos laborales a causa de estas tecnologías no distinguen entre la eliminación de los empleos y la automatización de tareas para aumentar su productividad y expansión a nuevos mercados. A su vez, advierte que estos estudios tampoco diferencian el impacto de las tecnologías según el grado de estandarización que promueven las instituciones de cada país. Las naciones con instituciones que promueven más los procesos de estandarización van a ver un mayor impacto de la inteligencia artificial sobre el empleo, ya que estas tecnologías requieren estandarización para funcionar. En su nuevo libro, The future of work in diverse economic systems: The varieties of capitalism perspective, el investigador de UdeSA argumenta que el futuro del trabajo está determinado por el nivel de estandarización de un país y las políticas implementadas para responder a los desafíos de la inteligencia artificial.
En el libro, recientemente publicado por Cambridge University Press, Friel reúne estudios empíricos que realizó en múltiples industrias nacionales e internacionales para examinar cómo podrían beneficiarse de los avances en inteligencia artificial y robótica. El profesor observa que, en países emergentes, como Argentina, dichas tecnologías tendrían una adopción más lenta y un impacto limitado sobre el empleo. Para funcionar eficazmente, la inteligencia artificial y la robótica necesitan una amplia estandarización de base, que es menor en mercados en desarrollo, definidos por procesos productivos poco estandarizados. A su vez, Friel analiza que el grado de estandarización de las tareas está vinculado al funcionamiento de las instituciones de cada país. La incertidumbre que caracteriza a las instituciones argentinas, si bien ofrece un amplio margen de adaptabilidad a las empresas, limita su capacidad de replicar modelos tecnológicos de países como Estados Unidos o China. En este sentido, se cree que el PBI de China va a crecer un 26,1% hacia el 2030 como resultado de la introducción de la inteligencia artificial, a diferencia del 5,4% pronosticado para América Latina; asimismo, se espera que Estados Unidos experimente uno de los mayores desplazamientos de personas de sus puestos de trabajo a causa de dichas tecnologías.
Los gobiernos deben desarrollar reformas económicas que consideren las circunstancias locales para hacer frente a los desafíos de la inteligencia artificial y la robótica. “Debemos ser más prácticos. En Argentina, debido al alto costo de procesamiento y almacenamiento de información, no tenemos bases de datos suficientemente robustas para estandarizar adecuadamente. Tenemos que pensar en aplicaciones ajustadas al escenario local, como algunos centros de atención al consumidor que exitosamente utilizan las herramientas del ChatGPT para estandarizar las respuestas que brindan a sus clientes. En lugar de intentar imitar los usos de la inteligencia artificial que hacen los países del norte global, habría que observar a aquellos países que tienen instituciones similares a la Argentina, como Turquía”, ilustra Friel. En otras palabras, aunque los gobiernos se enfrentan a problemas esencialmente similares, la forma en que los aborden, y el impacto que tengan, dependerá de la naturaleza de las instituciones.