Inversiones inmobiliarias: cómo minimizar los riesgos para maximizar las ganancias
A grandes rasgos, el Real Estate ha probado ser históricamente una de las opciones más confiables de inversión, no solo porque acompaña y hasta supera los ritmos inflacionarios, sino también porque las propiedades tienen la capacidad de conservar y potenciar su valor en el tiempo. La más común de las inversiones inmobiliarias son las propiedades de alquiler. En este caso, los ingresos provienen de los pagos mensuales de los inquilinos, y los inversores pueden obtener ganancias gracias a la apreciación del valor de la propiedad a lo largo del tiempo. Sin embargo, la gestión de dichas inversiones trae consigo algunos riesgos, desde tendencias económicas hasta cambios regulatorios locales y comportamientos de los inquilinos, que vale la pena considerar para entender cómo maximizar las ganancias.
En primer lugar, el mantenimiento de la propiedad puede representar un desafío tanto en términos de costo como de tiempo. Las reparaciones continuas son necesarias para preservar el valor de la propiedad y asegurarse que el inquilino esté satisfecho, lo que puede afectar los ingresos. El comportamiento del inquilino también puede ser una amenaza a la rentabilidad. En conjunto, todas estas contingencias subrayan la importancia de desarrollar una estrategia para mitigar posibles pérdidas y, por lo tanto, maximizar las ganancias.
Acá es donde toma protagonismo la clave para dominar el juego de las inversiones: la diversificación. Diversificar significa distribuir el riesgo a través de diferentes activos. En el caso de las inversiones en bienes raíces esto implica no solo apostar por distintas propiedades, sino que también asegurarse que estas inversiones varíen por tipo de propiedad y ubicación. Al cubrir más zonas y expandirse a diferentes ciudades, los inversores pueden mitigar los vaivenes a corto plazo asociados con el mercado inmobiliario.
Además, es recomendable invertir en propiedades cuyos retornos se comporten de forma diferente. Algunas propiedades podrían ofrecer altos rendimientos de alquiler, pero con un potencial limitado para la apreciación del capital. Mantener un equilibrio saludable entre ambos es crucial para maximizar los beneficios. Bajo la premisa “prepararse para lo peor, pero esperar lo mejor” es importante tener una visión a largo plazo. Planificar el futuro financiero significa tener en cuenta que, como consecuencia de estos riesgos, lo más probable es que todas las inversiones no generen retornos todos los meses, pero eso no significa que el resultado final de la inversión no será positivo.
Hoy, por caso, hay que tener en cuenta que el mercado inmobiliario de EE. UU. está en un punto crucial, presentando una oportunidad excepcional para los inversores astutos. A la espera de una baja en las tasas de interés, se generará una ventana para obtener rentabilidades muy buenas. Este contexto, de la mano de la diversificación, vislumbra un escenario en el que los retornos pueden ser significativamente altos, ofreciendo una atractiva combinación de ingresos pasivos y crecimiento del capital a largo plazo.
Diversificar en el mercado inmobiliario es crucial por el simple hecho de que no existen dos propiedades iguales, por lo tanto, apostar por distintos activos ayudará a compensar esos espacios vacíos y garantizar los retornos esperados.