Invertir en un mundo altamente volátil
Hace algunas semanas Estados Unidos dio a conocer el dato de inflación de 2021: 7 por ciento, el registro más alto desde 1982. El número quizás parece insignificante para la Argentina, un país con aumentos generalizados de precios que superan el 50 por ciento anual. Sin embargo, debemos considerar que cualquier movimiento de la moneda estadounidense genera un efecto dominó sobre la economía global -aumento de precios en productos, servicios y combustibles, entre otras incidencias- que tarde o temprano termina repercutiendo en todos los países de América Latina.
En ese contexto, el dólar suele ser un refugio de valor para quienes desean cuidar sus ahorros, y al mismo tiempo una alternativa para aquellas personas que realizan inversiones con la expectativa de obtener retornos anuales y de mediano o largo plazo. Y si el dólar estadounidense se desprecia a un ritmo del 7 por ciento en doce meses, ¿esas inversiones seguirán teniendo el éxito garantizado?
El panorama incierto no termina ahí. Con una posible guerra en puerta entre Ucrania y Rusia -exportador del 85 por ciento de las reservas de gas a Europa y principal reserva de gas del mundo-, se estima que el precio del petróleo va a superar próximamente los 100 dólares por barril, impulsado principalmente por la inminencia de ese conflicto bélico. A eso hay que agregar posibles aumentos en los precios del trigo y los bonos soberanos en dólares de la región, según un reciente análisis de Reuters.
Con la volatilidad de las criptomonedas y la millonaria caída de Meta luego de que el valor de sus acciones se desplomara un 27 por ciento en la Bolsa de New York – la mayor caída en un solo día que haya experimentado una compañía de EEUU- muchos inversores se preguntan cómo, cuándo y dónde invertir en un contexto de tanta incertidumbre.
No hay una única respuesta para ese interrogante. Si bien hay instrumentos de inversión más seguros que otros, también es conveniente analizar otros factores, como la duración de dichas inversiones, para las cuales es recomendable priorizar las de largo plazo por sobre las de corto, con un mínimo de tres años a cinco años, que es lo que suelen durar los ciclos económicos. El marco de tiempo más largo amortigua el impacto de las fluctuaciones del mercado, ya que las inversiones tienen más tiempo para recuperar su valor y no requieren de monitoreo constante. Otro punto importante es la diversificación por industrias, divisas, geografías y activos (idealmente fijos y tangibles, como es el caso del sector inmobiliario), una alternativa que hoy es mucho más accesible gracias al desarrollo de la tecnología y las Fintech a nivel mundial.
Los inversores también deben considerar si van a necesitar el dinero rápidamente. La inversión de bajo riesgo, buena liquidez y alta rentabilidad es el sueño de todos, pero es prácticamente imposible: existe una correlación entre estos tres elementos que es necesario entender y tener en cuenta.
Siempre cito una frase de Warren Buffet: «Nuncas inviertas en negocios que no puedas entender». Y a esa reflexión le agregaría: «Siempre tenemos que saber quién está detrás de una propuesta de inversión». Entender el modelo de negocio y sus riesgos es sumamente importante, además de saber si la institución financiera que está detrás de esa propuesta es seria, confiable y con trayectoria en el mercado. La confianza y la reputación son muy importantes, como cualquier otra decisión de vida. En un mundo volátil, es preferible confiar en quien ya ha probado ser creíble.
La autora es licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés y máster en Economía de Eseade. Reciente ganadora del premio Globant/ Women that Build.