FuenteClarín
José María Fanelli: “La Argentina tiene que mezclar capitalismo con políticas eficientes contra la pobreza”
El economista y profesor de la Universidad de San Andrés señala que el país perdió una década y que no queda otra que hacer reformas y bajar el déficit.
—¿Por qué la economía creció en 2021 pero la pobreza sigue siendo más alta que en la prepandemia? —Hay crecimiento cuando crece el PBI potencial, cuando se utilizan todos los recursos. Hay recuperación cuando la economía avanza hacia el nivel del PBI potencial. Nosotros nos estamos recuperando aún. —¿Recuperando desde dónde? —Desde 2012 hasta hoy la economía se contrajo 0,3% por año. Y la población creció 1%. Quiere decir que el producto por habitante viene cayendo 1,3% por año. —En 2017 la economía creció... —En 2017 creció, pero en 2018-2019 volvió a caer. Una cosa es el ciclo de la actividad y otra, el crecimiento. Argentina no crece desde 2012. —¿Cuánto perdimos? —No quiero marear con números, pero supongamos que la tasa de crecimiento promedio de la Argentina de largo plazo sea 2% por año. Solo por dar una cifra. Y creamos por un momento que todos los años podemos crecer a ese ritmo. Pero vea que estamos complicados: no solo nos faltan esos dos puntos de crecimiento sino que además venimos cayendo 0,3% en estos años. O sea, estamos 26% abajo de lo que deberíamos estar si estuviésemos con crecimiento. —¿Esto es como los 80, una década perdida? —La Argentina acaba de perder una década. Si comparamos 2011-2021 con la década de los 80, que digamos fue una década perdida no para la Argentina sino para toda América Latina, en ese entonces el PBI por año cayó 0,2% y el PBI por habitante, 1,8%. Hoy el producto por habitante cae menos que entonces porque nuestra población crece menos que en los 80. Pero el PBI total cae más. Estamos todo el tiempo discutiendo el valor de la lechuga y entiendo. Pero debatamos qué pasa en la estructura y dónde estamos parados. —Insisto, ¿por qué si hay recuperación, en vez de crecimiento como apunta, la pobreza no baja más? —En un paper que estoy escribiendo con mi colega Nora Lustig hablamos de cambio estructural regresivo en Argentina. ¿Qué es esto? La evolución del producto por habitante cae. Esto quiere decir que la productividad de la economía se achica. Y por lo tanto, el salario real no puede estar muy lejos de lo que le pasa a la productividad. Un año los sindicatos pueden estar más fuertes y suben el salario, me dirá usted. Pero otro día quedan abajo. Como se dice en inglés, at the end of the day, los salarios reflejan la tendencia. Si el PBI por habitante cae 1,3% por año ¿cuánto puede crecer el salario? 1,3% negativo por año. Fin. —Pero hoy se genera empleo. —¿Qué tipo de empleo? Empleo informal. Y los especialistas en distribución vienen señalando que entre los pobres cada vez hay más asalariados que no llegan a la canasta básica. No son desocupados, son personas con trabajo cuyo salario no les alcanza para dejar de ser pobres. ¿Y por qué pasa eso? ¿Porque tenemos empresarios malvados y somos malos, no tenemos moral? No, porque no nos da la productividad. —Hay sectores muy productivos... —Industria y campo. Pero el sector servicios tiene una productividad bajísima. ¿Cuánto representa el sector servicios del empleo? Casi el 72%. ¿Cuál es la productividad promedio? La de servicios. —¿Y la productividad del empleo público? —La productividad del gobierno está estancada hace décadas. ¿Queremos crecer sin productividad y sin bienes públicos? No se puede. —¿Aumentar la productividad del empleo público cómo ayuda? —No hay nada más productivo que los bienes públicos. Es algo que está recontraestudiado. Cuando escucho los discursos ‘Estado o mercado’, les digo a mis alumnos ‘si escuchan eso vayan a hacer otra cosa’. No conozco ninguna economía que funcione sin Estado y sin mercado. Y conozco muchas economías que tienen Estado eficiente y mercados que dan eficiencia. ¿Qué es esto de perder tiempo discutiendo ‘Estado o mercado’? —¿La productividad del sector público siempre es más baja? —Hay trabajadores con calificación alta que no consiguen empleo en ningún lado y presionan para que el sector público les de un trabajo. Una vez ahí su productividad baja porque estarían calificados para una tarea más compleja. No es que el sector público tiene baja productividad, es que la gente presiona porque no hay empleo en otro lugar, no hay trabajo porque el economía no crece y no hay empleo de buena calidad porque la productividad no aumenta. —¿Por qué la distribución del ingreso mejora? —Cuando digo que la productividad no crece es que no crece para nadie: ni para pobres ni para ricos. —¿Los ricos son menos ricos? —¿Pero cuántos ricos tenemos en la Argentina, de esos con yates? ¿Díganme dónde están? No estoy ni a favor ni en contra de la riqueza pero miro y me pregunto ¿dónde está la élite de la Argentina rica y explotadora si el PBI y el PBI por habitante caen?... está todo dicho. En 2020 la pobreza explotó y la distribución del ingreso estuvo inalterada. Todos los deciles cayeron. La Argentina no tiene, en principio, y subrayo en principio, un problema de distribución del ingreso sino un problema de pobreza y baja productividad. No podemos dar trabajo como la gente y entonces hay una trampa de bajo crecimiento. Vivimos en una sociedad democrática donde las personas protestan y piden. Como a nadie se le cae una idea de cómo hacer crecer esta economía ¿qué hacen? El Estado se encarga de dar algún tipo de respuesta. ¿Qué ocurre? Tenemos un Estado grandote y financiado con impuestos a todo lo que produce y a los pobres se les cobra el impuesto el inflacionario. ¿Cómo se va a crecer así? — Hablamos de recuperación, crecimiento, empleo, pobreza e inflación. Pero no de déficit fiscal. ¿Resolver el conflicto distributivo es resolver la cuestión fiscal? —Uno es hijo del otro. Hay déficit porque hay conflicto social y hay protestas en las calles porque no hay trabajos como la gente. Esa es la trampa. —¿Cómo se corrige? —Con esta emisión monetaria y este nivel de déficit no se puede arreglar la macro. Yo hablo de efecto Vuvuzela. Uno está en el estadio y el ruido es infernal. Con este nivel de déficit y emisión monetaria, no se puede hablar de macroeconomía, crecimiento, empleo y pobreza. Cuando lleguemos a 6% de inflación mensual la inflación anualizada será de 100%. En la década de los 70, cuando llegamos a ese nivel tuvimos más de 15 años de régimen de inflación alta que se terminó con la convertibilidad. Con esto quiero decir que estamos complicados, ojo. La primera reforma que hay que hacer es bajar la inflación y el déficit. Urgente. —¿La inflación en este nivel se baja o se la mata? —Depende del poder político y el deseo del gobierno de turno. —¿Qué sería lo ideal? —Lo ideal es tener un ancla nominal. Si no baja la inflación mucho de un día para el otro, no hay mucho para hacer... —Cavallo lo hizo. —Cavallo y Sourrouille. Cavallo mucho más rápido. Aunque tuvo 50% de inflación acumulada hasta que convergió a la inflación internacional y se le generó un problema de competitividad terrible. —Y si la solución no es rápida, ¿a qué esquema hay que ir entonces? —Veo los libros y me dicen: Uruguay tiene metas de inflación. Chile, metas de inflación. Brasil, metas de inflación. México, metas de inflación. Perú, metas de inflación. ¿Qué países hay dolarizados? Dos países pequeños en lo económico. ¿Qué nos convendría? Metas de inflación. ¿Cuánto les llevó, por ejemplo, a estos países hacer las metas? Unos diez años. —Ya lo intentamos... —Lo difícil es diseñar la transición. Tal vez no se puede usar la meta desde el primer día. —¿Cómo se logra tener impacto inicial si todo esto lleva tiempo? —¿Vio la película Match Point de Woody Allen? Bueno, esto es lo mismo. La pelotita está arriba de la red. ¿Para qué lado caerá? Tenemos que soplar para que caiga de un lado y eso es Teoría de los Juegos. Hay que decirle a una persona “créame”, no puedo generar empleo formal de buena calidad hoy, pero “aguante dos o tres años”. Y tiene que creer. El día que esa persona crea, se genera un resultado. Alfonsín en 1985, Menem en 1991, Macri en 2017. A todos ellos les creyeron. —¿Y quién pone la plata? —Hay que dar oportunidades al sector privado de muy alta productividad. La Argentina tiene US$ 122.000 millones de posición acreedora neta. En papeles líquidos que van desde el colchón hasta un depósito en el Uruguay, hay US$250.000 millones. En activos totales hay US$ 410.000 millones. Nuestro PBI es US$450.000 millones. Macri hizo un blanqueo y consiguió US$ 100.000 millones. Eso demuestra que la gente les cree a los políticos. —¿Qué otras oportunidades hay? —La inflación en EE.UU. va a provocar que muchas personas se pregunten “dónde pongo mi plata”. El mundo nos ayuda a que toda la gente que tiene dinero piense en hacer inversiones en Argentina sin que se la saquen. Por otro lado el costo de nuestra deuda en dólares, aproximado, es 3,5% y a tasa fija en la parte renegociada con los acreedores externos. Con esta inflación mundial se volverá una tasa negativa. Por otro lado hay efectos riqueza. Vaca Muerta vale más hoy que en enero. — Suena difícil de lograr todo lo que dice que debe hacerse. —Puedo estar equivocado. Ahora, ¿usted vio a esta economía creciendo diez años seguidos? — No. —Entonces no se puede refutar lo que digo. Para mí hay una política equivocada de subsidiar la informalidad inventando una economía popular cuando lo que se necesita es que la economía capitalista emplee a estas personas y para eso hace falta hacer reformas. —¿En qué reformas piensa? — Empezaría por la reforma laboral más que la previsional. Tenemos 10 millones de trabajadores informales, aproximadamente, que no pagan nada. Recaudo 6% del PBI con 10 millones de trabajadores formales según los datos del Indec. Si tuviera todo formalizado, tendría 12% del PBI. La reforma previsional es muy cara y no da todavía. —Usted hizo un trabajo sobre las reformas de mercado en los 90 estudiando 30 países. ¿Qué encontró? —Que todos hicieron más o menos lo mismo, era la época del Consenso de Washington. Ahora, ¿por qué a unos les fue bárbaro y a otros horrible? Si no se tiene en cuenta la política, no se puede explicar. Uno de los errores fundamentales de los que proponen reformas y cambios es dejar de lado que las reformas son caras desde el punto de vista político y que hacerlas es un arte. —O sea las reformas serían caso por caso. —El shock sería bajar el déficit. Vía subsidios y vía el gasto de la política. Sé que esto último son dos mangos, que no mueve el amperímetro. Pero sí mueve el amperímetro de la credibilidad y eso es clave. —Último: ¿cómo ve a la oposición en lo económico? ¿En caso que JxC vuelva en 2023, recibiría una herencia peor o mejor que en 2015? —La herencia sería peor porque el PBI por habitante será más bajo. Con respecto a lo primero, quiero ser muy respetuoso. Número 1: hace falta coordinación. Esto es como el PSG: hay muchas estrellas en ese espacio pero pueden no llegar a conformar un equipo. Número 2: lo más inteligente que escuché en economía de ese espacio, y que es muy trivial, fue lo que digo Rodríguez Larreta en España: “Muchachos, tenemos que inventar algo nuevo, ¿no?”. Yo me creo eso. Ya hicimos muchas veces lo mismo. Ahora hay que darles preeminencia a la política y al consenso para hacer 2 o 3 reformas, no más: bajar el déficit, convencer a la gente que el programa es para crecer y reforma laboral. Mezclar capitalismo con políticas muy eficientes para la pobreza..