La exuberancia irracional del Nasdaq y un sendero fiscal fuera de control en Estados Unidos
Economía real. En un contexto de potencial desaceleración económica, escenario que viene priceando el mercado de bonos pero que hasta ahora ignora el de acciones, se plantea la pregunta de cómo la Fed podría luchar contra una potencial recesión frente a una inflación que si bien se viene desacelerando, lo está haciendo más lentamente de lo que esperaría Wall Street, instaurando el concepto de “inflación resiliente”. Si se llegasen a observar síntomas de desaceleración en un futuro cercano, la Reserva Federal debería estimular la economía real de Estados Unidos bajando tasas cortas de interés pero al mismo tiempo no podría hacerlo por la resiliencia en la dinámica de crecimiento de precios, generando de esta forma una potencial contradicción monetaria. Los datos de la economía real de Estados Unidos vienen insinuando que la desaceleración podría estar generalizándose y la misma podría agravarse ante la inexistencia de un contexto con desinflación controlada que le permitiera a la Reserva Federal bajar la tasa de referencia contagiando a toda la parte corta de la curva para estimular a su economía, prolongando de esta forma, un eventual contexto de estanflación. ¿Enfrentará esta vez la Fed una nueva trampa de liquidez versión 2024 y especialmente en un año electoral? Este escenario no está priceado en el mercado de acciones.
Economía monetaria. Contra activos financieros, la debacle del dólar, del euro y del yen, por citar algunas, ha sido muy relevante y refleja la generalizada huida reflacionaria de un mercado que percibe a la Reserva Federal y al resto de los principales bancos centrales del g10 como generadores de sistemática inflación ya sea en activos financieros, en activos reales o en ambos, como ha sido el caso en estos últimos tres años post-COVID. La hiper-devaluación del dólar no se evidencia si se la mide contra otras monedas pero sin embargo, la debacle de las “moneda papel” se percibe claramente si uno calcula por ejemplo, cuánto Nasdaq podía comprar el dólar hace diez años respecto a lo que puede adquirir actualmente. En esta coyuntura, el rally del oro y muchos otros metales, es la expresión de un mercado que le dice a la Reserva Federal que su política monetaria ha sido un sistemático esquema Ponzi con activos financieros permanentemente quebrando máximos nominales no por un reflejo fundamental sino por la expresión de una corrida generalizada contra monedas papel y hacia cualquier activo real (hard asset) que permita preservar valor y escapar de una generalizada licuación monetaria.
Bajo esta realidad, más que inflación como driver y tal como fueron el 2022 y 2023, pareciera ahora que la rotación reflacionaria de activos reales contra el dólar norteamericano y otras monedas del g10, podría convertirse en el principal catalizador de un año que encuentra al oro como su “protector” frente a un déficit y endeudamiento norteamericano fuera de control y una Reserva Federal obstinada en sonar monetariamente laxa en todo escenario esperable. A esta altura de las circunstancias, parece razonable anticipar que el driver relevante de lo que queda a este 2024 pueda girar finalmente hacia el “drama fiscal norteamericano” y es este incipiente cambio potencial el que precisamente explica el rally en casi todos los metales relevantes desde inicio de año (y esto es a pesar de la toma de ganancia de estas últimas semanas).
El drama fiscal de Estados Unidos es tan significativo que ni si siquiera las infinitas bondades descontadas en NVDA pueden ya ocultarlo. De esta forma, existe un serio problema fiscal subyacente que Wall Street prefiere seguir ignorando sistemáticamente y el cual se refiere a un sendero de gasto y de endeudamiento totalmente fuera de control para los Estados Unidos. El presidente Biden y todo su equipo implementan una exageradísima política fiscal keynesiana a través de un sustancial exceso de gasto y con un objetivo primordial: ganar la próxima elección, la cual ocurrirá en noviembre 5 de este año. Gran parte de la caída en tasas cortas y largas a partir de la última decisión de política monetaria de la Reserva Federal ocurrida en mayo 1 2024 fue reversada a partir de las ultimas licitaciones del Tesoro diseñadas para fondear un déficit fiscal absolutamente fuera de control y en plena campaña electoral. Nada de esto está priceado por un mercado de acciones que solo mira a NVDA.