La forma en que votamos influye en nuestras decisiones electorales
A pocos meses de las elecciones presidenciales, trascendió la decisión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de desdoblar los comicios e implementar dos sistemas de votación distintos el mismo día. Los habitantes porteños utilizarán la tradicional boleta de papel para votar los cargos nacionales, mientras que elegirán los cargos de CABA con el Sistema de Boleta Única Electrónica. Santiago Alles, profesor del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés, interpreta dicha decisión como un intento de que los resultados a nivel nacional no influyan tan fácilmente en la elección local. Su argumento se fundamenta en que los procedimientos de votación son herramientas fundamentales en el proceso electoral y que la decisión de alterarlos debe ser consciente y deliberada. “Si hay diseños que favorecen el corte de boleta, el resultado probablemente sea la conformación de instituciones más plurales, pero con mayor dificultad para tomar decisiones. El proceso debe ser consistente con esa decisión”, sostiene.
Las boletas pueden variar en la forma en que presentan a los competidores políticos, cómo los votantes indican sus opciones, las fotografías y logos que utiliza cada partido y si se distribuyen en papel o a través de máquinas electrónicas. Junto a Tiffany D. Barnes y Carolina Tchintian, Alles escribió The Representational Consequences of Electronic Voting Reform: Evidence from Argentina, un libro recientemente publicado por Cambridge University Press, donde se estudia cómo el diseño de los procedimientos de votación afecta el comportamiento de los votantes, el rendimiento de los candidatos y las estrategias de los partidos. Los autores analizaron los resultados de las elecciones provinciales de Salta del 2011, en las que se implementó el voto electrónico de manera parcial y algunas personas utilizaron boletas de papel y otras, dispositivos electrónicos. En relación a los votantes, el sistema electrónico fomentó la personalización de la elección, en tanto se tomaron decisiones para cada categoría de gobierno. El procedimiento favoreció el corte de boleta, es decir, más personas votaron por partidos distintos en cada categoría y con mayor frecuencia en categorías inferiores, lo que favoreció la reelección de intendentes y perjudicó a las candidatas mujeres. Respecto a la oferta electoral, la boleta única permite una presencia más homogénea de los partidos en las urnas, independientemente de sus recursos para coordinar y financiar la distribución de boletas físicas, ayuda a los partidos más pequeños y facilita la fiscalización.
El profesor de UdeSA nota que, en general, las reformas de los sistemas de votación se piensan en términos de integridad. Por ejemplo, en qué medida un diseño es más seguro y disminuye el fraude electoral o cuál de ellos genera mayor confianza en los votantes. También, es frecuente la reflexión sobre el error asociado a ciertos procedimientos, tales como votar a alguien que uno no quiso, anular el voto o votar en blanco de forma accidental. Incluso, se debate sobre la complejidad, velocidad y costos de los sistemas de votación. “En los últimos años, la literatura muestra que además el procedimiento afecta directamente el comportamiento de los votantes. Los votantes hacen cosas distintas cuando tienen oportunidades distintas. En la medida en que un procedimiento de votación afecta los costos, tiempo, atención, conocimiento, se toman decisiones distintas”, asegura Alles.