La irrupción de la Inteligencia Artificial en el mundo ha provocado cambios y también concebido fantasmas. Fredi Vivas se encarga de espantarlos a partir de su tarea docente y la divulgación permanente en todos los formatos. Invitado a programas y convenciones, describe las virtudes de una herramienta que tiene mil y una aristas.
-La Inteligencia Artificial vinculada al sector productivo genera todo tipo de fantasías y misterios. ¿Aprecia el avance en la Argentina?
-Avanza, totalmente. Lo que pasa es que hay un tema de expectativa y realidad. Hay mucha ansiedad también de que las cuestiones tecnológicas tienen un impacto tangible, medible, en el corto plazo y no siempre es así. Si vamos al ejemplo de la Inteligencia Artificial, que es mi rubro, tenemos que hablar de una tecnología a la cual podemos ponerle como fecha de nacimiento el año 1956. Entonces cuando se ve eso, queda claro que las cosas no son del día a la noche. Son cosas que llevan mucha evolución, el desarrollo de la tecnología, la puesta en práctica, la adopción generalizada. Hoy vemos ChatGPT o Meta, el que está en Whatsapp, y 2,7 billones de personas la usan. Eso es un montón. Con tecnologías de texto a voz que se viene desarrollando desde los años ‘60. Me tocó estar en el mundo de las telecomunicaciones, donde me formé en especialista en data hace 13 años, y estuve en la implementación del 4G. Yo veía que la gente no creía que se iba a poder ver un video de youtube en el colectivo desde Avellaneda a Lomas de Zamora y que no se iba a cortar. Eso era prácticamente una utopía. Y sin embargo hoy es una obviedad. Y si se prueba el 5G, como tuve la oportunidad de probarlo, es increíble. Vivo en Lanús, me conecté en el auto y volaba. Era algo prácticamente imposible de pensar hace cinco años.
EL CAMPO
En la Argentina el sector agropecuario es la locomotora de la economía. Por detrás también traccionan la minería y la explotación de los hidrocarburos. La mezcla de la experiencia en la labor rural y el potencial que otorga la Inteligencia Artificial pueden significar la fórmula del éxito para un país que necesita divisas.
“Hoy en el mundo del agro se está hablando de la disrupción tecnológica que viene a través de la convergencia de varias tecnologías, como internet de las cosas. Hay sensores que miden la humedad del suelo o generan probabilidades de precipitaciones o analizan dónde sembrar el cultivo para que brinde mayores rendimientos. Ya se están usando drones para esto, se están usando sensores, sistemas como LoRa”, explica Vivas, ingeniero especializado en Inteligencia Artificial, además de CEO y fundador de RockingData.
-¿El sector productivo incorpora la tecnología o todavía hay focos de resistencia?
-Hay poca gente que lo está implementando porque todavía hay una necesidad de conocimiento o de toma de consciencia de que esto existe y funciona, que puede servir. Hago muchas conferencias y divulgación y es un paso necesario para sacarle el manto de miedo y mito que se genera en torno a esto. Esta idea de que la IA me saca el trabajo, la IA es ChatGPT solamente para conversar; la IA predijo el fin del mundo. Todos esos mitos hacen mucho mal al debate que realmente hay que dar y es cómo esto me sirve para hacer mejor mi trabajo. Cómo complementa mi capacidad humana, mi conocimiento experto.
-¿A partir del uso de la IA puede darse un salto en la productividad?
-Sin dudas, habrá un salto. En el agro hablo con muchos expertos y dicen que a partir del conocimiento que existe en la Argentina sobre el manejo del sector, si le suman toda esa capacidad que nos trae la robótica, los sensores, los drones y la Inteligencia Artificial, podemos ser realmente una potencia en el sector.
-¿Hay alguna limitante propia de la Argentina que le ponga un freno a este desarrollo?
-Siempre que hablamos de tecnologías digitales como la Inteligencia Artificial o la ciencia de datos, está corriendo sobre internet. No hay tantas limitaciones o trabas físicas como puede ser traer una máquina. La tecnología digital no tiene un correlato físico y me resulta muy fácil exportar proyectos de los que hacemos en RockingDATA. Trabajamos desde la Argentina para muchos países de Latinoamérica o España. Cuando uno crea un proyecto hoy lo hace con esa visión de expansión e impacto global. Después por ahí se elige un nicho, como el caso nuestro el mercado de habla hispana. Esas limitantes no están. A veces son formas de ver el mundo. Por ejemplo, el mindset de ‘esta es la mejor forma de hacerlo, si siempre lo hice así para qué cambiar’. Otros me dicen: Yo no soy Amazon, no puedo hacer esto. Ese mindset autolimita. ‘Yo publico en el diario y tengo un montón de ventas más, ¿para qué voy a hacer un modelo predictivo o utilizar un algoritmo?’ Esas son limitaciones de toma de consciencia. Estamos trabajando para eso. De hecho mi trabajo de divulgación está relacionado con eso. Argentina es un país que intenta innovar bastante. A veces me sorprendo. El otro día vine de Paraguay, adonde también estamos trabajando; en Bolivia hay empresas muy avanzadas en data; México tiene compañías con mucho capital e intentan innovar.
-Los expertos abordan la expansión de los data center y recalcan la fuerte demanda de energía.
-Sí, es un tema cuando se habla de data e Inteligencia Artificial. Hay conversaciones que hay que tener: una es la visión ética del uso y la otra es la sustentabilidad. Son temas colaterales que no se están poniendo tanto en la mesa. También el impacto en el trabajo y otras cuestiones. En sustentabilidad hay un concepto muy interesante que se llama Algoritmos verdes. En Europa le llaman IA verde. Hay dos visiones: cómo se puede construir un algoritmo que sea sustentable, es decir que consuma la menor cantidad posible de energía. Cuando se corre un algoritmo de IA generativa, un ChatGPT o algo así, se provoca que un data center procese mucha más información. Para eso se necesita refrigerarlo, para que no se recaliente, y se usa más agua. Por lo tanto, se está contaminando el planeta directamente. No hay métricas exactas pero ha crecido muchísimo el consumo de agua para enfriar data centers desde que existe el ChatGPT. Por supuesto los data centers están ubicados en los lugares más fríos posibles para evitar esas cuestiones. Argentina por esto es un buen lugar ya que hay mucha cantidad de sol y climas fríos.
-¿Argentina tiene futuro en la instalación de data centers?
-Seguro que sí. De hecho los data centers están innovando muchísimo en energía sustentable para tratar de evitar este impacto. También se usa IA para medir el impacto en otras industrias, la huella que dejamos en el planeta.
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-Ese tema de debate está sobre la mesa de los países desarrollados. ¿Somos permeables a esa discusión?
-Muy lentamente. Es un concepto que probablemente poca gente lo conozca. En España hay inversiones de la Comunidad Europea directamente destinadas a generar IA verde. Hay partidas de millones de euros, con Estados involucrándose en eso.
-¿Acá eso correría más por el lado del sector privado y los especialistas o el Estado también trabaja sobre el tema?
-No lo sé, puede ser. Cuando hablamos de IA artificial por ahí hay confusión pero está relacionada al mundo de los datos. Hay que reconocer que hay esfuerzos que se realizan desde hace mucho desde el Gobierno de la Ciudad, donde se trabaja con datos abiertos. Hay también iniciativas de tomar decisiones basadas en evidencia. No es una cosa totalmente ignorada, pero a mí me gustaría que se haga con más profundidad. La investigación académica también es muy importante en este rol. Estuve este año en Standford y cuando se ve lo que hacen, que está en el Sillicon Valley conectada con Google, con Microsoft y con el Museo de las Ciencias de la Computación, es increíble. Hay mucha interacción, los profesionales están ahí disertando. Los mismos empresarios cuentan lo que están haciendo y los alumnos participan de los proyectos. Es hermoso. Lo sueño como algo que me gustaría ver en la Argentina. Acá hay mucha iniciativa. La Maestría en Data Mining y Descubrimiento del Conocimiento de la UBA tiene 21 años. Hay un laboratorio de datos en la UBA. En la Universidad de San Andrés, donde soy profesor, tenemos la carrera de Ingeniería en IA. Hay interés. Hay chicos que me escriben por Instagran y me consultan. Me dicen que tienen miedo por la matemática.
-¿Y cuál es la respuesta?
-Que hagan lo que les gusta. Elegir una carrera tiene que ser vocacional. Hace poco hice una columna en radio sobre la elección de la carrera relacionado a ingeniería en software o a tecnologías en general. Mucha gente dice: la voy a seguir porque pagan bien. Es un factor importante, no voy a negarlo, pero no tiene que ser el único factor. Hay que estar dispuesto a envolverse mucho en el tema, a estudiar constantemente. La gente que se dedica a esto y le va bien, dedica muchas horas a estudiar. No solamente construyen proyectos sino que fuera de hora hacen cursos, leen, prueban. Para hacer eso, te tiene que gustar.