La participación estatal en los directorios de las empresas reduce su valor de mercado
En el 2008, el gobierno nacional argentino estatizó el sistema de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). Estas empresas privadas administraban las jubilaciones de los trabajadores, por ejemplo, invirtiéndolas en acciones de empresas argentinas que cotizaban en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. A partir de entonces, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, gestionado por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), concentró las acciones previamente dispersas entre diez AFJP. Como resultado, el Estado se convirtió en accionista de múltiples compañías y, en algunas de ellas, también tuvo la potestad de nombrar directores.
En un artículo publicado por el Journal of Comparative Economics, Martín Rossi, vicerrector de la Universidad de San Andrés, y Christian A. Ruzzier, director de la Maestría y del Doctorado en Economía de UdeSA, junto a Santiago Barraza, profesor asociado en la ESCP Business School, analizaron el desempeño de 68 empresas argentinas que cotizaban en la Bolsa entre diciembre de 2003 y noviembre de 2013. Luego del proyecto de ley, el gobierno se convirtió en accionista de 37 de ellas y en 17 de las 37 además obtuvo el derecho a nombrar directores. “Esta investigación se fija en conexiones políticas que no existían antes, que las empresas no buscaron y que no tienen nada que ver con qué tan valiosa era la empresa antes”, explica Ruzzier. Los investigadores de UdeSA identificaron que la presencia del Estado en los directorios de las empresas causa un efecto negativo sobre su valor de mercado. El precio promedio de la acción de las empresas que, además de incorporar al gobierno como accionista, recibieron a uno de sus representantes en su directorio, es de un 23 a 40% inferior al de las empresas sin conexiones políticas tras la estatización.
Los resultados difieren de múltiples investigaciones que sostienen que, en general, las empresas con conexiones políticas son más exitosas. Frente a esto, Ruzzier aclara: “No me extrañaría ver que en las empresas más valiosas hay más vínculos con la política. Pero eso no quiere decir que la conexión política cause el valor más grande de la empresa”. Además, sostiene que las conexiones políticas no son desfavorables en sí mismas. “Nosotros documentamos que lo son en una dimensión, si bien no necesariamente es la única relevante. Mirando el contexto argentino, si a uno solo le interesa que una empresa maximice su valor y genere más riqueza, va a querer poca presencia del Estado. Pero, si cree que el Estado cumple un rol positivo en materia de empleo, entonces su intervención podría ser efectiva, aunque esto no es algo que midamos en el estudio”.