La suerte electoral moldea las instituciones
Las instituciones políticas democráticas exhiben una notable estabilidad a lo largo del tiempo, como se observa en las constituciones de Estados Unidos y Europa Occidental. Los procesos de reforma institucional son infrecuentes, ya que los partidos en el poder tienen escasos incentivos para modificar las reglas que los llevaron al gobierno, sumado a los elevados costos de implementación y riesgos asociados. Sin embargo, cuando un diseño institucional alternativo ofrece una ventaja competitiva, los partidos en el poder están motivados a impulsar cambios. En estos casos, el diseño institucional resultante puede reflejar la habilidad de los líderes partidarios para alinear las preferencias de sus legisladores con los objetivos del partido, o bien, puede poner de manifiesto la influencia de las preferencias individuales de los legisladores, sugiriendo que los partidos tienen un rol secundario en la definición de estas preferencias. En un artículo publicado recientemente por Legislative Studies Quarterly, Santiago Alles, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés, explora cómo las preferencias individuales de los legisladores latinoamericanos están influenciadas por los objetivos partidarios al decidir sobre nuevos diseños institucionales.
A partir de 4.000 entrevistas a miembros de la cámara baja de 17 países latinoamericanos realizadas por el Proyecto Élites Parlamentarias en América Latina, Alles encuentra que las preferencias de los legisladores respecto a las reglas electorales están determinadas significativamente por consideraciones partidistas. Los legisladores de partidos grandes tienden a apoyar reglas mayoritarias para reducir la cantidad de partidos en el Congreso y aumentar su influencia, mientras que los legisladores de partidos pequeños favorecen reglas proporcionales. No obstante, al sufrir derrotas electorales, los partidos grandes se vuelven más favorables a las reglas proporcionales. El investigador de UdeSA también observa que, aunque los legisladores suelen defender la autoridad del Congreso, los legisladores oficialistas, sin importar el tamaño de su partido, tienden a apoyar un poder ejecutivo más fuerte, mientras que los opositores prefieren una mayor autoridad legislativa. Al dejar el cargo, los partidos frecuentemente adoptan una postura más favorable hacia una autoridad legislativa reforzada.
“El análisis demuestra que las posturas de los partidos respecto a las reglas institucionales fluctúan de manera oportunista según su desempeño electoral. Cuando un partido gana o pierde bancas, su preferencia por reglas proporcionales o mayoritarias cambia en consecuencia. Este comportamiento adaptable revela que, aunque los legisladores tienen una visión de cómo deberían ser las instituciones representativas, esta se ajusta a las circunstancias electorales, buscando maximizar su influencia en un entorno político dinámico”, argumenta Alles.