Adiós a la grilla tradicional de canales, bienvenidas las plataformas. Esta parece ser síntesis de la nueva realidad de la televisión. La irrupción de Internet le quita cada vez más protagonismo al servicio de cable y TV satelital. La irrupción de las “apps” domina la escena. Y se encamina a convertirse en el futuro.
Para el consultor especializado Enrique Carrier, “los servicios de tecnología de información y las comunicaciones -TIC- giran cada vez más alrededor de la conexión de banda ancha, que tiende a centralizar el flujo de contenidos y servicios al hogar”. Esto se refleja en que los hogares que sólo contratan Internet (sin combinarlo con TV y/o telefonía fija y/o móvil) pasaron de ser el 10% del total de los accesos en 2015 a un 24% en 2022 (sobre la base de hogares conectados). Un avance que muestra el menor atractivo de propuestas combinadas, más allá del valor económico total, según un relevamiento de su consultora
“La tendencia parece motivada tanto por factores generacionales como socioeconómicos”, señala Carrier. Desde su visión, los jóvenes son “los más propensos a optar por banda ancha como única necesidad de conectividad” en sus viviendas, mientras que lo opuesto ocurre donde habitan únicamente adultos. Hay un dato que describe la realidad: la contratación de un producto ‘sólo Internet” creció en el orden de los 10 puntos en los últimos 5 años, tanto para sectores medios como bajos, en tanto que en los altos sólo fue de 3 puntos, agrega el mismo estudio.
Cambios. Desde que existe Internet, las plataformas sociales, los dispositivos móviles, softwares de edición “amigable”, cualquier persona puede producir un contenido y publicarlo. Hasta se puede transmitir en vivo desde un celular, y casi cualquier ser humano puede acceder a ver esa publicación. “La libertad de expresión, la creatividad e innovación y el acceso son los valores de estos tiempos. La gente sacrifica horas de sueño para ver más historias”, explica Carolina Bertoni, profesora de la Maestría en Gestión de Contenidos de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.
Carolina Aguerre, codirectora del Centro de Estudios en Tecnología y Sociedad de la Universidad de San Andrés, coincide con que la irrupción de Internet provocó un cambio de paradigma. “El consumo de contenidos audiovisuales modificó radicalmente por una serie de factores que comenzaron hace tres décadas, con la expansión de Internet con la ‘www’ y la masificación de los teléfonos celulares inteligentes, y la banda ancha móvil en la última década, por mencionar algunos de los hitos más importantes”, señala. Desde su visión, “esto permite una mayor segmentación de contenidos que, a su vez, se consumen en el momento deseado por el usuario final. Al mismo tiempo, las generaciones más jóvenes, incluyendo a niños y niñas, prefieren contenidos audiovisuales creados por otros usuarios y no por empresas de entretenimiento, medios o plataformas. El cambio es radical sobre todo entre niños y jóvenes para los cuales los medios sociales (redes) y las plataformas digitales son sus principales medios de información y entretenimiento”.
“La contracara de este crecimiento está en la pérdida de peso del combo TV-Internet”, sostiene Carrier. Este pasó de un máximo de 32% en 2018 a un 22% en 2022. Para el consultor, se trata de “una baja que es uniforme en todos los NSE. En cambio, las ofertas triple play suben levemente por impacto de productos de fibra, principalmente Movistar y Claro, que incluyen IP TV y una línea telefónica. Este leve crecimiento se alimentó también de la caída del combo cablero TV-Internet”.
En alza. Por otra parte, los combos que incluyen telefonía móvil subieron a tasas más altas, aunque “partiendo de una base prácticamente nula cuatro años atrás”, de acuerdo con el estudio de Carrier & Asociados. “Así, las tendencias son a dos propuestas: una de Internet pura como infraestructura básica, otra donde pesa el beneficio económico de un combo más amplio. Queda por ver hasta dónde puede crecer el peso de la conectividad móvil. Pero todo indica que la oferta convergente apunta a ser de redes (fija y móvil) y no tanto de servicios (TV, teléfono)”, amplía.
Bertoni considera que “es interesante mirar este fenómeno separando los dos componentes del servicio: el cable (la infraestructura) y la tv (como contenidos)”. “El avance de la transmisión de contenidos a través de internet tiene que ver con una suma de cambios tecnológicos en la infraestructura de la industria, como, por ejemplo, los sistemas operativos que hacen hoy a los televisores inteligentes, o el triple play. Ya no necesitamos un decodificador conectado a un televisor para ver contenidos. El deco se convirtió en un software integrado a la TV, y el ‘cable’ puede transportar tanto la señal de internet como los contenidos”, indica. En los Estados Unidos, la penetración de servicios de video vía streaming alcanza ya el 88%, mientras que la penetración de servicios de cable ha bajado a 55%. “En resumen, la digitalización de estos servicios es más eficiente y, por eso, se convierte en un nuevo estándar para la transmisión de contenidos”, concluye Bertoni.
De la mano de la tecnología, la metamorfosis del negocio de la televisión recién comienza. Y, con ella, bienvenida la era de las apps.