La producción sustentable gana terreno en la agenda de las empresas. En 1987, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas definió al desarrollo sostenible como aquel que “satisface nuestras necesidades sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas”. Ese informe marcó tres dimensiones: desarrollo económico, protección ambiental y equidad social. Ese es el motivo por el cual hoy se habla de “triple impacto”, apuntando a cada uno de esos ejes.
Del otro lado, las nuevas generaciones de consumidores demandan acciones en el mismo sentido y las empresas toman nota para adecuar su actividad a los estándares que priorizan equilibrar los negocios con el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de la población en general. KPMG realizó un estudio sobre las tendencias en los comportamientos del consumo y concluyó en que un 50% de las personas asegura que la sostenibilidad es más importante hoy que hace 12 meses.
“Producir de manera sustentable” fue el tema elegido para tratar en la segunda charla del ciclo “El mundo que viene” organizado por Clarín, que se realizó este jueves bajo la conducción de los editores de Economía de este diario, Daniel Fernández Canedo y Luis Ceriotto.
En este panel participaron José Fonrouge, director global de sustentabilidad de Ternium; Carla Sabbatini, directora ejecutiva de la cátedra UNESCO (UdeSA); Sebastián Bigorito, director ejecutivo del CEADS (Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible) y Rocío Mellas, directora de contenidos y sustentabilidad de Kompost.
La charla forma parte de los 10 encuentros programados entre directivos de empresas, funcionarios, referentes sociales, expertos y emprendedores, para analizar los principales retos que enfrentan las compañías hoy en la Argentina, y que cuenta con el apoyo principal de Telecom, OSDE y DESA, además del sponsoreo de Afarte y Pan American Energy y del apoyo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Founrouge explica que el desafío de la siderurgia es muy considerable. “El acero forma parte de nuestra vida cotidiana”, introduce, en alusión a la producción de un insumo que utilizan los autos, los envases de muchos productos y la construcción, entre otros. Pero esto “tiene un problema y es que emite mucho carbono y a nivel mundial representa el 8% de la contribución total de los gases de efecto invernadero”, dice.
Al respecto, Founrouge explica que “la industria del acero es un agente clave de la transición energética hacia las energías renovables” y añade que su compañía tiene como meta “reducir un 20% las emisiones hacia 2030”. Tal porcentaje, agrega, “para una industria intensiva (en emisiones de carbono) es muchísimo”, grafica el alto ejecutivo. A modo de ejemplo, menciona que Ternium tiene dos plantas en México preparadas para capturar el carbono que emiten y lo transforman en un producto vital para la producción de gaseosas y cervezas, por ejemplo.
El reciclado de materiales es otro de los pilares de la movida sustentable y uno de los más visibles para las personas. Al respecto, Mellas destaca que “la Argentina genera anualmente una montaña de basura equivalente al Aconcagua”. Dentro de eso, “vamos a encontrar que el 50% es material compostable, como residuos orgánicos, restos de cocina, hojas secas, cartón y papel”, enumera. Gran parte, agrega, “puede volver a la tierra y generar un efecto positivo en el medio ambiente”.
A su turno, Bigorito subrayó que la sustentabilidad y la responsabilidad ambiental de las empresas son aspectos muy valorados por las nuevas generaciones, sobre todo después de la pandemia. Dice, a modo de ejemplo, que cuando un joven busca trabajo, privilegia “no solo los beneficios y el sueldo, sino también que la compañía tenga propósitos y valores alineados con los suyos”.
No es un dato aislado. El informe de Tendencias de “Consumo online de Impacto+ (2022)” mostró que entre 10.000 búsquedas en la plataforma Mercado Libre del último año aparecen productos de impacto positivo de manera reiterada.
El 70% de esos usuarios mostró preocupación por los materiales con los que se fabrican los productos, si hay o no posibilidad de reutilizar el packaging, y el diseño o funcionalidad. Entre los productos más buscados, figuran las bicicletas, botellas térmicas, termotanque solar, copa menstrual, filtro de agua, composteras, paneles solares y cápsulas de café reutilizables.
“Los hábitos del consumidor están cambiando muy fuertemente”, señala Bigorito y añade que “cuando se habla de la salud del planeta hay una toma de conciencia sobre lo que es alimentos”. En el terreno educativo hubo avances al respecto. Sabbatini dice que “hay indicadores interesantes”, pero aclara que “eso es una condición necesaria pero no suficiente para generar mejoras”.
La especialista sostiene que instalar el tema es el gran desafío para la dirigencia política en general . “Hay una percepción que abordar la sostenibilidad en educación es algo accesorio. Pareciera que enseñar a cuidar el planeta viene muy por detrás en la escala de prioridades”, concluye .
Sin embargo, en muchos países desarrollados avanzan nuevas regulaciones y exigencias para que las empresas se comprometan con el cuidado medioambiental con el uso de energías limpias en sus líneas de producción. Bigorito remarca que la Argentina no es ajena al proceso. “El año pasado, 24 empresas emitieron obligaciones negociables de algún bono ambiental o sustentable”, dice.
Mellas recomienda “pensar en lo que les estamos dejando a las futuras generaciones. Hay que correrse de la tablita de costos beneficios”. Porque “las nuevas generaciones están dejando de lado el consumismo”.