Los efectos del VIH sobre la memoria y el lenguaje

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) afecta a casi 40 millones de personas en el mundo, comprometiendo el sistema inmunológico y aumentando la vulnerabilidad a anomalías cerebrales que, en muchos casos, suelen derivar en trastornos neurocognitivos. Entre estos, se encuentran déficits en la capacidad de orientación, concentración y memoria, así como en la flexibilidad cognitiva y el control inhibitorio. Además, se observan dificultades en el procesamiento de información semántica. En un estudio recientemente publicado en The Clinical Neuropsychologist, Franco Ferrante, Lucas Sterpin, Valeria Abusamra y Adolfo García, investigadores del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC) de la Universidad de San Andrés, junto a Carolina Gattei (UTDT), Bárbara Sampedro (UBA), Lorena Abusamra y Paola Andrea Cañataro (Hospital Thompson), exploran el deterioro de la memoria semántica en personas con VIH. La memoria semántica es la función cognitiva encargada de almacenar y recuperar información sobre las palabras, incluyendo su significado, sonido y ortografía.
Los investigadores aplicaron una prueba estandarizada de relación semántica, con el objetivo de comparar la asociación conceptual y los patrones de selección de palabras entre personas con y sin VIH. Los participantes debían evaluar pares de palabras—algunas pertenecientes a la misma categoría semántica (“manzana” y “ciruela”, ambas clasificables como “fruta”) y otras no (“ciruela” y “barco”)—y determinar si estaban conceptualmente vinculadas, así como la naturaleza de dicha relación. Las asociaciones fueron clasificadas en seis categorías: hiperonimia, que se refiere a conceptos más abstractos que ambas palabras propuestas (“león” y “perro” como “animales”), troponimia, que indica una relación por función (“cigarro” y “pipa” como “utilizados para fumar”), meronimia, que resalta la parte en una relación parte-todo (“bomba” y “rifle” como “ambos llevan pólvora”), holonimia, que resalta el todo en una relación parte-todo (“bomba” y “rifle” como “son parte de la guerra”), causa-efecto, que indica una consecuencia de los elementos (“cigarro” y “pipa” como “causan cáncer”), y sinonimia, que resalta la superposición semántica entre los elementos (“son dos cigarrillos”). Además, se analizaron las palabras dichas por los participantes al indicar si existía una relación, considerando sus propiedades psicolingüísticas, como la frecuencia de uso, familiaridad, longitud, similitud fonológica y concreción.
En general, las personas emplean distintas estrategias para recuperar palabras de la memoria semántica. En el caso de las personas con VIH, se observó una mayor dificultad para recuperar palabras abstractas y una tendencia a basarse en sus características funcionales, que las vincula más estrechamente con la experiencia directa con el entorno. La recuperación de conceptos abstractos exige un mayor esfuerzo cognitivo que la de conceptos concretos, generando que empleen estrategias alternativas para acceder a la memoria semántica. Además, en el estudio se observó que los participantes con VIH tienden a proponer palabras más cortas, frecuentes y fonológicamente similares a las presentadas, lo que refuerza la idea de una preferencia por elementos de la memoria que sean fácilmente accesibles. “Los pacientes que evaluamos tenían, en su mayoría, un alto nivel de escolaridad. Dado que los pares de palabras que les presentamos eran muy sencillos, se esperaría que pudieran recuperar los conceptos que las engloban fácilmente. El hecho de que los pacientes con HIV no hayan podido lograrlo sin dificultades sugiere que esta diferencia se debe a las particularidades de esa población”, señala Abusamra.
Los hallazgos de la investigación contribuyen a la comprensión de los déficits cognitivos asociados al VIH y favorecen el desarrollo de evaluaciones más específicas. La caracterización precisa de dificultades en la recuperación de palabras abstractas, infrecuentes, o muy extensas permitiría optimizar las estrategias de detección y rehabilitación de la enfermedad, y diseñar protocolos ajustados a las necesidades particulares de los pacientes con VIH.