Los ritmos circadianos podrían tener relación con ciertos trastornos alimenticios
Cada 30 noviembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. En Argentina, estimaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) indican que una de cada tres adolescentes sufriría de algún trastorno alimenticio. Dentro de este tipo de patologías, cuyas causas son biológicas, ambientales, y psicológicas, el más prevalente a nivel mundial es el de la “ingesta por atracón”, que se produce por una ingesta de comida más grande de lo que la mayoría de las personas podrían consumir en un período similar. Si bien la patología afecta a más de un 1% de la población global, y quienes la padecen presentan una mayor prevalencia de comorbilidades psiquiátricas y físicas, es sabido que muchos pacientes no reciben el diagnóstico adecuado, indicando que se necesita más evidencia científica para comprenderla. Una nueva publicación liderada por el profesor Diego Golombek arroja luz sobre un posible factor de este trastorno: los ritmos circadianos.
El trabajo escrito por Golombek, experto en cronobiología y profesor plenario del Departamento de Educación de San Andrés, en conjunto con Santiago A. Plano (Universidad Católica Argentina y UNQ), Sebastián Soneira (FLENI), y Camila Tortello (UCA), se basa en una búsqueda sistemática de investigaciones que han analizado la asociación específica entre el trastorno por atracón y aquellos ritmos internos a los humanos que regulan las funciones del cuerpo a lo largo de las distintas horas del día. Los resultados muestran que a pesar de que existen pocos estudios empíricos al respecto, la evidencia sugiere que hay ciertos aspectos fisiológicos controlados por el sistema circadiano que afectan o son afectados por el desorden alimenticio de ingesta compulsiva.
En particular, el sistema circadiano está en contacto con emociones, metabolismo y sueño, y comportamientos adictivos. Cuando se trata de emociones, estudios previos hablan de una relación entre cronotipos (la predisposición de las personas por vidas más bien diurnas o nocturnas), crono-nutrición, aquella que tiene que ver con los ritmos en los que se come y deja de comer, la frecuencia de las comidas, la duración de los períodos de alimentación, entre otros, y el trastorno por atracón. En términos de sueño, si bien los resultados no son uniformes, distintas investigaciones han encontrado asociaciones con el patrón circadiano del sueño y su calidad, que suele verse deteriorada. Finalmente, en cuanto a comportamientos adictivos, Golombek, Plano, Soneira y Tortello identifican dos mecanismos que, según la literatura previa, podrían vincular ritmos circadianos y el trastorno por atracón. En palabras de los autores, “el momento del consumo de alimentos es crucial para la regulación de la ingesta de alimentos, y la pérdida de este patrón en el sistema circadiano puede conducir a trastornos que llevan a comer compulsivamente”.
La investigación completa puede leerse en la revista académica Frontiers in Nutrition, y llama a realizar nuevos estudios empíricos para comprender mejor los tipos de asociaciones entre distintos trastornos alimenticios y ritmos circadianos.