Melina Masnatta: "Hay una falacia de que vamos a ser mejores si tenemos la Inteligencia Artificial"
La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados en todas las áreas de la vida cotidiana. La educación no escapa a ese movimiento de expansión, lo que abre el debate sobre los usos y aplicaciones de esta novedad. Ya no se trata de un avance tecnológico dado que influye significativamente en los procesos de aprendizaje, comprensión y conocimiento del mundo, de allí su carácter vital.
En este punto se abre un debate importante sobre el rol de la IA en la enseñanza actual, el impacto sobre la formación de las futuras generaciones de líderes y los mecanismos educativos. En el medio, el rol humano e integral que ocupa el docente en el aula, que se encuentra en conflicto para subsistir. Por un lado debe realizar su tarea, con su pedagogía, al mismo tiempo que debe adaptarse y reacomodarse a las necesidades y desafíos que implica este salto tecnológico.
El camino de la educación en el desarrollo de la inteligencia artificial
Los docentes y referentes del mundo educativo se encuentran discutiendo este asunto, que reviste de plena actualidad, como observadores y protagonistas al mismo tiempo. ¿Qué utilidades aporta la IA a la educación? ¿Cuál es el rol del docente? ¿Cómo llevar adelante procesos de aprendizaje de contenidos clásicos o estandarizados mediante nuevas formas de enseñanza y transmisión de los conocimientos?
Para profundizar este tema que se encuentra en plena vigencia a nivel mundial, Ámbito conversó con la especialista en educación Melina Masnatta. Desde su rol como emprendedora, consultora y speaker aborda la relación entre los procesos de enseñanza en el aula con la tecnología y la diversidad.
Es Doctorada, Magíster y Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA) y se especializó en temas de liderazgo e impacto en Georgetown University (USA), London School of Economics and Political Science (UK) y Schusterman Foundation (Israel). Durante los últimos 15 años lideró procesos y programas de innovación social con escala mundial, tanto en el sector público y privado, como en organismos internacionales.
Actualmente se desempeña como subdirectora en el posgrado de Inteligencia Artificial y Género (UBA), coordinadora académica del Master in Business orientación Negocios Digitales en UDESA y profesora en el Master de Gobernanza ética de la inteligencia artificial de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Publicó el libro "Educar en tiempos sintéticos", en el cual realiza un recorrido por la educación y sus protagonistas, donde conversó con referentes del tema para analizar las experiencias de transformación en el uso de pantallas.
A través de preguntas aborda diferentes aristas como liderazgo, innovación, diversidad, tecnología, educación, sustentabilidad, emprendedurismo, futuro del trabajo, entre otros ejes temáticos. El libro busca problematizar que "todas las personas nos tenemos que ocupar de nuestro aprendizaje".
El próximo jueves 19 de septiembre Masnatta presentará el libro a las 18:30 en una charla abierta y gratuita en la sede de la UDESA en Callao 1055 (CABA) junto a Tomás Balmaceda y otros referentes. Será un encuentro para pensar y reflexionar sobre la incidencia de la IA en al educación en la actualidad, entre otros temas.
Periodista: ¿Cómo es educar y aprender en tiempos sintéticos?
Melina Masnatta: “Nos acostumbramos a aprender en un tiempo determinado, determinadas cosas, con determinados estímulos y eso requiere que el mundo educativo re piense articulaciones de otros marcos explicativos, es decir, vamos a enseñar cómo se produce la tecnología. Porque cuando vos aprendes cómo se produce la tecnología aprendes otras formas de aprender y sobre todo otras formas de conectarte y generar conocimiento. Lo que estoy diciendo no es nada nuevo.
Hay un halo que le damos a la tecnología o a estos tiempos sintéticos donde eso parece dado, cerrado, completo y lo que tiene interesante para mí es que se trata de todo lo contrario: lo tecnológico, desde el lugar del usuario, siempre hay versiones y siempre están en un beta continuo, entonces ahí nos está hablando cómo las personas tenemos que empezar a pensar en el aprendizaje y qué valoramos de aprender, qué valoramos de educar en ese pivoteo de aprender y educar”.
P: ¿Cómo ves el camino de la educación y la docencia en medio del desarrollo de la inteligencia artificial?
M.M.: Cuando empezó a estar el año pasado toda esta revolución de inteligencia artificial (IA) donde los grandes gurúes como Bill Gates salieron a decir ´no necesitamos más educadores´, algo que tiene un rostro de verdad dado que cada vez en el mundo menos personas eligen la tarea de educar, o sea, el rol y la profesión de educar.
Un poco la genealogía de por qué educar en tiempos sintéticos para mí fue la aparición de los modelos del lenguaje con IA. Hoy los gurúes tecnológicos impactan no solo en cómo invertimos sino también en qué invertimos.
Parecería que entonces no nos vamos a ocupar de educación porque total una IA en unos cinco años lo va a resolver y ahí hay un problema detrás, que está siempre candente, que no es así, y que necesita cada vez más de la capacidad de aprendizaje, la capacidad que en el mundo tecnológico llamamos “learnability”, que es aprender, desaprender y volver a aprender, la cual hoy es la más valorada.
Es preciso volver a tener otros marcos de conexión y de entendimiento. Basarnos bastante en lo que significa lo sintético y finalmente también apropiarse de ese movimiento para dar una dirección porque ahí está el componente más responsable y ético.
P: Surge ahí un debate por la cuestión ética del uso de la IA.
M.M.: Hace poco fue el Día del Maestro y lo que agradecemos a esos roles en nuestras vidas, es que nos miraron a los ojos y vieron nuestro potencial. Siempre acá hemos tenido algún docente que vio ese potencial. Por más que una IA resuelva mucho de lo que se llama “personalización”, va a faltar siempre ese contacto humano y esa posibilidad de pensar que educar en tiempos sintéticos es también articular con esos otros escenarios”.
P: El sistema educativo está preparado para que el docente se encuentre frente a los alumnos, en ese rol de enseñanza en el aula, en la experiencia del aprendizaje.
M.M.: Las experiencias que fui relevando para el libro las busqué pensando en las voces de los protagonistas, no solamente son maestros, hay estudiantes, organizaciones, empresas que invierten.
Hablamos muchas veces de las inversiones tecnológicas, pero lo que necesita es talento y no voy a invertir en un país que no me pueda proveer talento de alta calidad, porque lo que trae la IA es que cada vez necesitamos talento más formado.
Ese rol de quien educa hoy tiene el desafío sobre todas las cosas de lo que se llama en el mundo tecnológico ´el humano en el circuito´. Lo que puede hacer la IA muy bien es rápidamente detectar y acercarte esos incentivos, la customización o lo que por ahí se llama personalización del aprendizaje.
En ese marco, el conflicto más grande es cómo después podemos producir conocimiento, porque una cosa es acercar el conocimiento y absorberlo pero otra cosa es entenderlo y producir algo original a partir de eso. Y ahí la IA todavía tampoco está tan entrenada: como que entra en este casillero o no entra, entonces así empieza a entender y a evaluar.
Creo que es importante este concepto del humano, de la IA humana en el circuito, donde tiene que estar acompañando con los incentivos específicos, que son los más complejos. El tema es entender dónde queremos estar, cómo planificarlo, si es importante que las personas que educan prueben todos estos modelos y acá me parece importante también el acompañamiento de las autoridades, de quienes lideran y demás para entender de qué se trata.
P: En el camino del aprendizaje ¿qué impacto tiene sobre el autoestima del estudiante?
M.M: El rendimiento académico no solamente está basado en el coeficiente intelectual, sino también en la autoestima y la perseverancia, y esos son dos componentes que están vinculados con la inteligencia humana.
La autoestima se desarrolla a partir de alguien que te mira, ve tu potencial y te va incentivando en ese camino. Hoy en día se habla de la desinformación, a lo que sumo también la polarización. Allí el mundo educativo de lo que se encarga es que puedas también tener un propio pensamiento y generar nuevas formas de expresar, de construir, de crear. Ahora con un pensamiento polar no podés y con una desinformación mucho menos. Entonces en este camino lo importante es que si nos empezamos a basar en estos otros pivotes humanos como la autoestima o la capacidad de perseverancia, tiene que ser incentivados por personas.
Por otro lado hay un desafío que es el mundo real y sabemos que hay muchos casos de personas que usan un avatar y salen de esos entornos digitales y después entran a estos entornos reales, en donde están estas dicotomías. Entonces, quienes educan ¿tienen que entender de qué se trata este universo? Si. ¿Tienen que saber programar? No. ¿Tienen que conocer cómo se construye ese producto tecnológico? Sí. Y tienen sobre todo que aprender estas formas de cómo se construye la tecnología. Muchas veces es aprender en equipo, sentarte a escuchar a un equipo.
En ese camino falta mucho para el mundo educativo para poder traer esta variedad de voces y sistematizarlo. Y no es un problema del sistema educativo en sí, es un problema incluso de cómo acreditamos y cómo están los rankings de evaluaciones en general.
Hay un montón de temas que tenemos que empezar a desbloquear y repensar de una manera más compleja y profunda con otros actores, en un momento clave para hacerlo. Lo que no vayamos a hacer ahora, lo vamos a tener que reparar y el costo de reparar va a ser mucho más alto. ¿Por qué? Porque quizás hay un momento más de especulación, de entender qué es lo que va a pasar en el mundo. Por ejemplo en la Unión Europea ya está corriendo en algunos países la ley de IA, donde podés sacar Meta IA de tu Whatsapp y eso no es menor, porque entonces generás un cambio en el acceso al conocimiento.
Dos cosas interesantes trae esa ley: la transparencia y la manipulación. Lo dice concretamente al hablar de “las emociones a la hora de aprender”. Lo que se llama “predestinarte”: es como que si yo dijera bueno, el día de mañana no voy a tomar una entrevista de trabajo. Voy a ir a Zoom, que seguro me va a mandar un informe y me va a decir cuál es la potencialidad de los entrevistados para aprender”.
P: ¿Sería dejar la vida librada al algoritmo y que configure mi destino?
M.M.: Es un poco como estas películas más distópicas. El problema sobre todas las cosas es que la humanidad tracciona y avanza por innovación y la innovación muchas veces es eso disruptivo que aparece. Y si no dejamos la capacidad de lo disruptivo, de lo diferente y lo diverso, no vamos a poder evolucionar. Hay como una falacia o un sesgo que tenemos de pensar que vamos a ser mejores si tenemos la IA.
La realidad es que saca los componentes más humanos, que son los componentes que además son los más creativos, de potencialidades y ni hablar un país como la Argentina que tiene la particularidad del ´atalo con alambre´ y eso habla de la capacidad de mirar muchos escenarios, de armar una respuesta compleja para resolver un conflicto, pero sobre todo de tener una autoestima para seguir adelante.
Es cierto que la IA nos puede ayudar para un montón de otras cuestiones, como grandes cantidades de información. Pero siempre para trabajar a la par y en lo que se llama copiloto, pero el copiloto pensado en cómo se complementa, en cómo me suplemento y eso es un desafío.
Hoy las compañías y los desarrollos tecnológicos venden soluciones sobre cómo se va reducir el personal, cómo va a reducir un problema y ahí volvemos una vez más a esta idea 'tecnofóbica' en lugar de una idea más 'tecnofílica', donde se puede pensar en que si un trabajo es pesado, qué parte de él se puede automatizar. Es un lindo momento también para volver a pensar esos dilemas tecnológicos y más éticos de la autoestima.
P: ¿Cómo ves la relación de la IA con la pedagogía en el marco del aula?
M.M.: Una de las preguntas del libro es cómo dejamos de ser estrellas y pasamos a ser estrellados, un poco el rol del docente que era la estrella, del rol social valorado, que trae futuro. El deseo trae eso de 'si yo hago esto, me veo en un tiempo futuro haciendo esto'. Hoy eso nos está costando como humanidad, en esta idea de lo rápido y lo dinámico que está pasando todo el tiempo.
Creo que un gran error del sistema es que las tecnologías no son buenas ni malas, sino que son evaluadas por cantidad de horas de pantalla. O sea, si las compañías tecnológicas miden un producto, el producto se mide por tiempo de "engagement", es decir cuántas horas dedicadas a eso, lo cual no es ético.
El humano por un tema de "hardware" para poder sobrevivir siempre tiene más pensamientos negativos que positivos, siempre tenemos que estar pensando en lo negativo porque es nuestra capacidad de supervivencia. Si aparece una amenaza tengo que entenderla y pensar escenarios, de esa forma es que tengo que vivir.
Todo esto que digo es en base a lo que ocurre con los adultos mayores, con experiencia y conocimiento de vida. Ahora, ¿qué pasa con una persona adolescente y un docente que tiene competir con eso? La tarea más difícil hoy para un docente es captar la atención, del ´¿para qué?´. Lo que fui detectando es que las propuestas innovadoras en educación surgían de aquellas personas que decían ´en el espacio educativo yo tengo que crear una experiencia de aprendizaje´, una experiencia de vida, no es simplemente ir a la escuela y calentar la silla.
Como educador tengo que hacer algo que a vos te conmueva y haga que te muevas sobre el ´para qué´. En ese contexto aparecen dos conceptos claves: memoria y aplicabilidad. Ahí empieza a estar el sentido del ´para qué. Entonces, ¿qué tiene que hacer una persona que educa? Generar sentido y en eso está el contrato didáctico. Lo hablo con mis alumnos y les digo ´esto ahora no lo van a entender el para qué, pero tienen que aprender´. En ese lugar está la confianza que uno dedica a eso.
P: La confianza es algo central. Del alumno con el docente, del docente con el alumno, de la sociedad con el docente.
M.M.: Me parece que hoy ese ´contrato de confianza´ se está rompiendo. Creo que lo complejo no solo es reestructurar eso. Actualmente todo está bastante estandarizado y cuesta llevarlo al propósito de la persona. Eso se puede cambiar y diseñar. Por ejemplo el año pasado en Japón hicieron algo que se llamó “la reforma valiente” para incentivar a la lectura y la escritura (dos puntos importantes del desarrollo cognitivo de una persona) que permiten alcanzar los procesos cognitivos más avanzados como crear, construir e imaginar. Ese es el desafío para la IA, cuando le decís "imaginá", la IA hace cualquier cosa y no tiene esa capacidad como los seres humanos. Lo central de la prueba en Japón es poner a la persona en el centro de la experiencia.
Hay cosas que no tienen un retorno directo en el aprendizaje, y eso es también lo que tenemos que transparentar. Lo que estamos aprendiendo es algo que nos genera un proceso de la información que no siempre va a tener una linealidad. Entonces poder trabajar otras formas de aprender es importante.
P: ¿Por qué hay cada vez menos docentes? ¿Por qué ser docente ya no es algo aspiracional?
M.M.: Ahí vuelvo al concepto de confianza y lo vinculo con algo que a mí me molesta cuando me dicen ´ahí hay vocación´, como que la vocación debería permitir que te paguen mal. La verdad es que el docente debería ser alguien muy valorado y debería tener una cadena de incentivos.
Yo volví a valorar el mundo docente porque lo que me pasaba es que había gente muy buena en un conocimiento y una disciplina y en tecnologías que ni nos imaginamos cuáles son para el público general, pero estas personas no sabían enseñar entonces no sabían armar equipo, entonces no sabían liderar.
Tenés que escuchar y pensar cuáles son las mejores estrategias para esa persona, para llegar al lugar donde tienen que llevar su mayor potencial, entonces ahí ya es un ejercicio tremendo. Por otro lado se trata de la capacidad de poder narrarlo de diferentes formas, porque si vos no entendés de esta manera, como maestro tengo que ir por otro lado, no puedo ir con la misma respuesta porque eso sería como ChatGPT: dar una misma respuesta con distintas palabras.
Es necesario aprender muchas formas de enseñar. La docencia tiene que ser un rol fundamental para los años que se vienen de desarrollo de la humanidad. Creo que estamos en un momento muy crítico.
Ahí me gusta jugar y tendríamos que hacer un poco más "seductor" esto de enseñar, para mostrar el retorno de la fuerte inversión que tiene en los crecimientos de los países la educación.
Trabajo en proyectos en los que nos enfocamos para que el rol docente vuelva a un lugar más socrático: si vos aprendiste toda de esta manera y ahora te pongo un problema para resolver podés pensar de otra manera. Eso es lo que más se lleva una persona, no tanto el contenido como información sino el conocimiento y aprendizaje de ese camino. Ahí hay un desafío grande también para la enseñanza.
Entonces creo que tiene que derivar en otros modelos sociales de liderazgo, es decir, no llevarnos solamente la enseñanza tradicional a la escuela sino llevarlo a proyección, posibilidad y capacidad de transformación de sociedades, porque la educación es eso".