FuenteSandra Rodríguez Ramos
Neurociencia: a qué hora deberían entrar los chicos al colegio para tener un mejor rendimiento académico
El horario escolar es un “ancla social” para los chicos. Así lo definió el biólogo Diego Golombek, que dirige el Laboratorio de Cronobiología en la Universidad Nacional de Quilmes. Además, de ser el espacio en el que se desarrollan e interactúan con sus pares, la escuela marca un horario del que “también dependen los transportes, el tránsito, y las tareas de padres y madres que deben acompañar a los chicos y chicas”, apuntó el investigador superior del Conicet. El tema reflotó esta semana por la propuesta oficial de sumar una hora más de clase en las primarias de todo el país y por un proyecto de readecuación del huso horario presentado en el Congreso.
Así, la pregunta que surge es: ¿cuál sería el momento adecuado para que los chicos ingresen a la escuela y de esta manera obtener un mayor rendimiento académico?
Axel Rivas, director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, señaló que se debe respetar la cantidad de horas de sueño necesarias: “Hay mucha evidencia que se ha recolectado en los últimos años acerca de la importancia de las horas de sueño para el aprendizaje, la salud y el desarrollo cognitivo de los niños y jóvenes. Tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para proteger los horarios de sueño, con una mirada multidimensional”.
Golombek coincidió en que lo principal es respetar la cantidad de horas de sueño. “En el caso de los adolescentes, no debe ser menor a ocho, mientras que para los niños debe superar las nueve horas. La Argentina se encuentra en líneas generales por debajo del promedio, sobre todo el grupo etario de los adolescentes. Se exponen a pantallas continuamente y estimulan el reloj biológico y la cantidad de horas de sueño necesarias se comprime. El colegio comienza a una hora determinada, así que se debe adelantar la hora de acostarse”, señaló.
Por lo tanto, los expertos coinciden en que el horario de entrada al colegio no debe ser antes de las 8, idealmente las 8.30. “Algunas pruebas piloto demostraron que si se comienza después de las 8, los chicos y chicas faltan menos, no se enferman tanto y su rendimiento escolar es mejor. El reloj biológico no es igual en todas las personas y en el caso de los adolescentes, resulta más natural y biológico hacer tareas a horas tardías. Esta tendencia se contrapone con que el colegio comienza excesivamente temprano por la mañana y van dormidos”, detalló Golombek, que también es profesor plenario de la Universidad de San Andrés.
Y planteó: “La luz de la mañana es fundamental para sincronizar el reloj biológico, que es el que marca los tiempos de nuestra vida. Si el reloj no está adecuadamente sincronizado, aparece la somnolencia, baja la productividad, el estado anímico no es tan bueno y también aumentan los accidentes”.
Pablo López, coordinador del Programa de Tratamiento del Insomnio del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), añadió: “Lo que más se afecta cuando una persona está cansada es el conocimiento matemático. Los adolescentes, por cuestiones que tienen que ver con su proceso de individuación, suelen retrasar el horario en el que tienen sueño. A hoy, los chicos comienzan muy temprano la rutina y la sugerencia es que sería ideal postergar entre media hora y una hora el inicio del curso. Podría ser beneficioso comenzar la rutina más tarde y que no se arranque con materias que requieran habilidades lógico-matemáticas”.
“El horario ideal para comenzar la escuela en todos los niveles sería a partir de las 8.30, pero hay que ser conscientes de que esto compite con otras necesidades de las familias y con la limitación del tiempo de las escuelas, que comparten el otro turno con otro grupo de alumnos. Podemos apuntar a largo plazo a tener escuelas con un turno más ampliado en un solo edificio, pero hoy es inviable por temas económicos”, señaló Rivas.
Ampliación horaria
El martes pasado, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, anunció que todas las escuelas primarias del país con jornada simple sumarían una hora más de clases. Una medida que los expertos consultados consideraron adecuada para la recuperación de los contenidos perdidos durante la pandemia por Covid-19, pero afirmaron que iniciar la jornada escolar a las 7 podría producir un descenso del rendimiento en los estudiantes.
“Se debe pensar muy bien la logística. Adelantar el horario a las 7 o 7.30 no es conveniente porque se disminuye la cantidad de horas de sueño y obliga a los chicos a entrar al aula sin luz, lo que es contraproducente desde el punto de vista biológico”, dijo Golombek.
Por su parte, Gustavo Zorzoli, exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires y educador, señaló: “El rendimiento de los chicos varía en función del horario al que se levantan. Adelantar la jornada educativa pareciera que no tuviera buenos resultados, es algo para pensar y discutir. El horario escolar a las 7, como se establece en la Argentina, es muy temprano y las condiciones climáticas lo hacen aún más difícil”.
Rivas coincidió: “La extensión del horario escolar es una medida positiva para ampliar el derecho a la educación. Ojalá pueda implementarse sin lesionar las horas de sueño y buscar una solución posible que coordine ambas cosas”.
“Con un cambio de este tipo, el organismo debe hacer un período de adaptación que dura unos días. No debemos alarmarnos si los niños se muestran más cansados o presentan algunas dificultades de concentración. Puede haber también alguna afectación a la creatividad o a la flexibilidad cognitiva, así como cambios de ánimo, estar más irritables o ansiosos. Siempre en términos de intensidad leve, que son parte de la forma que tiene el organismo de acomodarse a una nueva rutina”, destacó López.
Golombek fue director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica del Ministerio de Educación en 2019. “Veníamos charlando de discutir con las provincias la idea de retrasar el comienzo de la jornada escolar. E incluso, dentro del cronograma escolar, tratar de que en las primeras horas hubiera actividad física con mucha luz, actividades prácticas, que motivaran y despertaran a los estudiantes; y se concentraran las cuestiones más intelectuales más tarde por la mañana. Pero llegó la pandemia y se truncaron muchos planes, centrando la mayoría de los esfuerzos en cómo asegurar la continuidad educativa. Es algo que se debería volver a discutir, para que las políticas públicas, tanto educativas como laborales, se basen en evidencias científicas”, apuntó.
Cambio del huso horario
El martes pasado, el diputado nacional del radicalismo, Julio Cobos, presentó un proyecto de ley para establecer en la Argentina el huso horario -4, cuatro horas al oeste del Meridiano de Greenwich, en una sesión de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, la que también asistió el investigador Golombek.
“Merece una discusión nacional para establecer un único huso horario en todo el país durante todo el año. Actualmente no estamos correctamente en nuestro huso horario, que es -4, una hora separada de la actual. Incluso hay una franja del lado oeste de las provincias cordilleranas que están en -5. Esto obtendría beneficios también para los chicos. Una mejor disposición de la luz solar a la mañana, principalmente”, señaló Golombek.
Y adhirió: “Con el huso horario actual, en otoño e invierno los chicos se despiertan en total oscuridad y realizan sus primeras actividades sin luz. Si a la cantidad de horas de sueño adecuadas, se suma el cambio del huso horario, estarían expuestos a la luz solar durante la mañana y el efecto sería redundante: muy beneficioso para su salud psicológica y física y para su rendimiento académico”.