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Para gestionar el riesgo en las organizaciones, importa saber si el trabajo se percibe como “voluntario” o “involuntario”

Actualmente vivimos en una sociedad que la sociología llama “de riesgo”. Definida así por Ulrich Beck, se trata de una sociedad que se piensa a sí misma con relación a los peligros que puede acarrear el futuro como producto del proceso de modernización. Esto no debería sorprendernos. La llegada de la pandemia del coronavirus ha producido un estado casi permanente y exaltado de evaluación y manejo de los riesgos—presentes en la toma de decisiones de estados, organizaciones, e individuos—. Sin embargo, el riesgo no es percibido de forma homogénea: no todos visualizamos los mismos niveles de riesgo frente a situaciones similares, y nuestro accionar varía en consecuencia.

Un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores de Argentina, España, y Francia, entre los cuales se encuentra Adrián Darmohraj, experto en gestión del riesgo y profesor de la Escuela de Negocios de San Andrés, indaga sobre el impacto que tiene la voluntariedad de una tarea a la hora de percibir riesgos en la realización de la misma. El trabajo, llevado adelante por Darmohraj en conjunto con Ignacio Rodríguez-Garzón, de la Universidad Internacional de la Rioja, Myriam Martínez-Fiestas y Antonio Delgado-Padial, de la Universidad de Granada, y Ruben Chumpitaz, de la IÉSEG School of Management, fue publicado en la revista académica Safety Science.

Para comprender qué efecto tiene que una tarea sea voluntaria o involuntaria sobre la percepción del riesgo ocupacional, Darmohraj y colegas entrevistaron a 186 bomberos profesionales y 199 bomberos voluntarios que trabajaban en Buenos Aires. Luego de entregarles un cuestionario que tenía nueve ítems para medir el riesgo percibido, los investigadores hallaron importantes diferencias entre los dos grupos, en particular alrededor de tres atributos: la percepción sobre la severidad de las consecuencias del riesgo, la percepción sobre qué puede hacer uno mismo para evitar el riesgo de un accidente, y la percepción sobre el riesgo y sus consecuencias negativas a largo plazo.

En particular, mientras que los bomberos profesionales percibían una mayor severidad de las consecuencias que aquellos voluntarios, estos últimos reportaban sentir una mayor capacidad de evitar riesgos por sí mismos. Por último, los bomberos profesionales percibían que sus tareas laborales podían acarrear problemas de salud a largo plazo en mayor medida que los bomberos voluntarios. Según los autores, estos resultados apoyan la hipótesis de que cuando la exposición al riesgo percibido aparece como voluntaria, el riesgo en sí mismo se imagina como menor que cuando la exposición se percibe involuntaria. Esto importa a la hora de gestionar riesgos y seguridad en las organizaciones, ya que se sabe que hay una correlación positiva entre una mayor percepción del riesgo y un comportamiento más seguro y auto-protector.

Como plantean Darmohraj y colegas, el hallazgo apoya la idea de que elegir una profesión no necesariamente implica someterse de forma voluntaria a sus riesgos. Y, al mismo tiempo, indica que realizar tareas de forma voluntaria puede paradójicamente llevar a una menor percepción de los riesgos que la misma puede acarrear.

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