¿Por qué los MBA pueden marcar un antes y un después en las carreras de ingenieros y profesionales de la salud?
Pensar fuera de la caja”. Es una frase pegajosa, común en conferencias y discursos de coaches motivacionales. No es simple retórica: profesionales de distintas materias la aplican al momento de especializarse en habilidades ajenas a sus campos habituales de trabajo. En ese sentido, los MBA son un claro ejemplo: ofrecen programas de posgrado en gestión empresarial y, por ende, sus estudiantes tradicionales han sido administradores de empresas y marketing.
Sin embargo, el mundo actual es demandante y privilegia el pensamiento emprendedor. No sorprende entonces que los MBA ahora integren los planes profesionales de ingenieros y profesionales de la salud. Muchos de ellos ansían dirigir startups o asumir puestos gerenciales en empresas y centros médicos.
Para Daniel Serrot, director de MBA de la Universidad de San Andrés (Argentina), un MBA implica una transformación profesional y personal en las carreras de los individuos. En el caso de los ingenieros, Serrot sostiene que estos profesionales suelen poseer una gran capacidad técnica para la resolución de problemas de cualquier índole y las maestrías de negocios son oportunidades para darle un giro de tuerca a esta habilidad.
“Lo que ocurre es que cuando un ingeniero trabaja en empresas, en el mundo de los negocios particularmente, se encuentra con que si bien tiene herramientas técnicas, le faltan herramientas de negocio. Además, también les puede faltar conocimiento sobre finanzas y habilidades blandas, que tienen que ver con el liderazgo de equipos y la resolución de problemas no estructurados. Es allí cuando un MBA termina ayudando a complementar la formación que trae el ingeniero de base y brinda herramientas enormes para el mundo de los negocios”, declaró Serrot para AméricaEconomía.
En una línea similar, Marcelo Pancotto, profesor en Dirección de Operaciones y Tecnología del IAE Business School de la Universidad Austral (Argentina), considera que el trabajo “multidisciplinario” ostenta un valor incalculable en la actualidad.
“Estudiar un MBA es imperioso para un ingeniero si está considerando crecer en la jerarquía de una empresa. En nuestros programas de estudio el foco es que nuestros graduados puedan cumplir con varios perfiles, no solo CEOs, sino gerentes de finanzas, marketing o recursos humanos. Porque todos se sientan en una mesa con el gerente y necesitan no solo saber de su área funcional, sino también entender, dialogar y ser creativos en ese equipo multidisciplinario”, expresó Pancotto.
Por otra parte, el profesor ha identificado en los últimos años que los MBA no solo potencian las habilidades analíticas de los ingenieros, sino que también enriquece áreas de desarrollo personal y comprensión organizacional.
“Muchos ingenieros , por su formación técnica desconocen aspectos cruciales de la gestión y el liderazgo que el MBA aborda directamente. Esta “ignorancia desconocida” podría hacerles subestimar el verdadero valor potencial de un MBA. Pero afortunadamente, cada vez más ingenieros reconocen que un MBA, especialmente uno que enfatiza la aplicación práctica de sus habilidades técnicas, les abre nuevas puertas y les permite alcanzar su máximo potencial”, asevera Pancotto.
Mientras tanto en Chile, Juan Pablo Torres, vicedecano de Postgrado de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), comparte la consigna que los ingenieros que estudian un MBA complementan el pensamiento estructurado de sus carreras con las habilidades de liderazgo y gestión del posgrado. Asimismo, Torres sostiene que los aportes de un ingeniero son altamente valorados en el mercado laboral. A tal punto que en Chile, el 61% de los puestos de directores de empresas del Índice de precios selectivo de acciones (IPSA), lo ejercen ingenieros.
“Si bien en el mundo de las ingenierías existen diferentes especializaciones, los programas de MBA en Chile logran captar en etapas tempranas especializaciones en Ingeniería Civil e Industrial, principalmente. No obstante, es frecuente que luego de un periodo de tiempo ingenieros de otras especializaciones también se embarquen en realizar un MBA”, aclaró Torres a AméricaEconomía.
En términos específicos, la UAI ofrece cuatro opciones para los ingenieros interesados en cursar un programa de MBA. Así, los ingenieros civiles e industriales con más de cinco años de experiencia pueden estudiar los Executive MBA. Por otro lado, aquellos ingenieros que quieran internacionalizar su carrera en Latinoamérica pueden postular al Executive MBA Latam.
Este es un programa impartido en seis países de la región, lo que permite al estudiante comenzar sus estudios en Santiago de Chile para después asistir a módulos en Bogotá, Ciudad de Panamá, Sao Paulo, México DF, Buenos Aires y Miami.
Finalmente, los ingenieros con trayectorias mayores a 15 años, pueden apostar por dos propuestas de la Escuela de Negocios, que incluyen el Advanced MBA, impartido en Chile, así como el Multinational MBA. Este último se extiende por 18 meses y contiene módulos en tres continentes: Ciudad de México, Silicon Valley, Santiago, Madrid, Tel Aviv-Jerusalén, Londres y Shanghái.
Al momento de evaluar el valor agregado de los ingenieros en la gestión empresarial, Torres señala a la gestión de proyectos como uno de los activos clave. “Los ingenieros están bien equipados para ejecutar y gestionar proyectos de gran envergadura y complejidad. Esto complementa muy bien las habilidades blandas que se desarrollan en los programas de MBA”, asegura el vicedecano.
En cuanto a las especialidades ingenieriles que mejor se adecúan a los MBA, Torres afirma que si bien todas pueden beneficiarse, hay tres que recopilan las mayores oportunidades: Industrial, Software y Electrónica. La primera, porque se enfoca en la optimización de procesos y sistemas, lo que es altamente relevante para la gestión de operaciones y mejora continua en las empresas.
“Sobre la Ingeniería de Software, hay que reconocer que con el auge de la tecnología, la inteligencia artificial y la digitalización, sus profesionales que cuenten con habilidades empresariales están en alta demanda para liderar proyectos de desarrollo de software y tecnología”, añade Torres. Por último, los ingenieros electrónicos pueden aportar conocimientos cruciales en áreas como la gestión de la infraestructura de telecomunicaciones y el desarrollo de productos electrónicos.
¿QUÉ HAY DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD?
Asimismo, en el campo de la medicina, se produce un escenario similar de complemento. Para Daniel Serrot, un profesional de la salud puede ser muy especialista en su dominio, pero si trabajan en empresas o dirigen negocios, muchas veces ignoran el vocabulario o el lenguaje del mundo de los negocios. Ante esta situación, la Universidad San Andrés (UdeSA) ofrece los MBA Executive, destinados en general a profesionales en roles de alta dirección o gestión.
A su vez, también se ofrece el MBA Salud, un programa orientado a una visión integral de negocio para médicos y potenciar la gestión de organizaciones de salud. “A través de los MBA, ellos aprovechan esos conocimientos específicos para mejorar la toma de decisiones o para idealmente, lanzar emprendimientos”, explica Serrot.
Uno de los atributos más llamativos de los MBA de la UDeSA es el New Business Launchpad: un trabajo final en que todos los alumnos deciden qué problema deben resolver mediante un proyecto de negocio que aplica todos los conocimientos del programa de estudios.
Entre los alumnos médicos, destaca el caso de Ingrid Briggiler, ginecóloga de profesión, que ideó dos proyectos: Llamando al Doctor, una empresa de citas médicas online con alcance regional y Nuevo Método (Nume), plataforma que reúne a ginecólogas virtuales que asesoran a pacientes. “Tal vez estos proyectos no fueron presentados acá, pero fueron concebidos o ideados cuando ella estaba cursando. Es un ejemplo de una médica ginecóloga, que si bien no cursó el MBA de Salud, sino el Ejecutivo, pudo plasmar sus ideas en startups exitosas”, explica Serrot.
Para Marcelo Pancotto, recién en los últimos 20 años, el sector salud empezó a preocuparse en la teoría del management. Este interés aún poco desarrollado llevó a muchos médicos a trabajar en equipos multidisciplinarios, pero sin comprender el funcionamiento de un hospital como organización.
“Hay un miedo de vincular la salud con el negocio. Pero en realidad no depende de quitarle plata al necesitado, sino al contrario, de hacer que el hospital pueda brindar la mejor calidad al menor costo y que no se cometan errores innecesarios en situaciones críticas como la pandemia del COVID. Es bueno tomar en cuenta que si en un hospital, el número uno es un médico sería importante que comprenda lo que es mantener una organización de forma sostenible, sea con o sin fines de lucro”, señala el profesor de la Universidad Austral.