Salarios, tipo de cambio y su relación con la inflación argentina
La inflación en Argentina muestra una tendencia positiva desde el año 2004, cuando el país comenzó a estabilizarse luego de la profunda crisis del 2001, hasta el 2019, momento previo a la pandemia de coronavirus. El promedio de la suba de precios varió en torno al 10% en 2005 y en un 40% hacia fines de 2019. Cada aumento de la inflación durante este período fijó un piso para la baja posterior y a pesar de tener ciclos de desaceleración, la inflación nunca regresó consistentemente a registros menores a los observados antes de su aceleración. Esta tendencia produjo efectos adversos en la distribución del ingreso, en la competitividad de la economía, en la asignación de recursos y en las decisiones de ahorro e inversión de las personas. Dichas observaciones surgen de un análisis comparativo de seis economías latinoamericanas durante 2004 y 2019, realizado por Javier García Cicco, profesor del Departamento de Economía de la Universidad de San Andrés, y publicado por Ensayos Económicos del Banco Central de la República Argentina.
Junto a sus coautores, el investigador de UdeSA examinó variables que, en períodos largos de tiempo, podrían impactar sobre el índice de precios al consumidor: el tipo de cambio nominal, el valor de los salarios, la actividad económica en general, la cantidad de dinero disponible, la tasa de interés para depósitos en moneda doméstica y el rol de los precios internacionales. En el período estudiado, el tipo de cambio y los salarios tuvieron un rol importante en la dinámica de la inflación de todos los países analizados, sobre todo en Argentina y Brasil. En Chile, Colombia, México y Uruguay, el precio internacional de la energía cumplió un rol preponderante. Los investigadores también estudiaron la relación entre los precios y la demanda de dinero. Mientras que en todos los países se verificó el rol esperado de la actividad económica y las tasas de interés, los autores encontraron diferencias entre países en el rol del tipo de cambio sobre la demanda de dinero. En Brasil, México y Uruguay, los aumentos en el tipo de cambio tienden a disminuir la demanda de moneda doméstica, de modo que, en algunos casos, estas subas producen una tendencia de sustitución de pesos por dólares. En Argentina y Colombia la relación es inversa, ya que al ser países que mantienen una alta porción de sus ahorros en dólares, los aumentos cambiarios pueden tener un efecto opuesto en la demanda de dinero. En Chile no parecería haber una influencia del tipo de cambio sobre la demanda de dinero.
Más allá de las variaciones señaladas entre países, para García Cicco las diferencias en la evolución de la inflación, tanto en su valor promedio a lo largo del tiempo como en la forma en que fluctúa en el corto plazo, reflejan cómo se conduce la política económica de cada país. “En Chile, por ejemplo, el Banco Central tiene una meta de inflación que se cumple de manera exitosa. Si el tipo de cambio sube, igualmente hay confianza en que se va a mitigar su efecto para que no se refleje automáticamente en los precios. La política monetaria se conduce de una manera que hace que a la gente no le resulte tan relevante esa información. En Argentina, cada salto cambiario aumentó el nivel de la inflación, en parte a través de su impacto en los salarios”, reflexiona el investigador.