Tasas de interés en 2023: las claves de un año potencialmente opuesto, ¿son buenas o malas?
En esta coyuntura entonces, Wall Street anticipa un sendero de tasa de referencia mucho más dovish (laxo) y consistente por lo tanto, con una cada vez más evidente debilidad en la economía real.
Mientras tanto, se nos fueron los últimos dos eventos relevantes del 2022:
- El buen dato de CPI (inflación minorista de Estados Unidos)
- Un Jerome Powell acostumbradamente hawkish (restrictivo) queriendo impedir el rally de fin de año para un mercado de bonos que comienza a indicarle que se está pasando de rosca con su estrategia de restricción monetaria.
Estamos a días de iniciar un 2023 que será muy distinto a 2022: de hawkish (monetariamente restrictivo, 2022) pasaremos a dovish (laxo monetariamente, 2023) de la mano de la desinflación y de una potencial recesión global.
Estamos a días de iniciar un 2023 que será muy distinto a 2022: de hawkish (monetariamente restrictivo, 2022) pasaremos a dovish (laxo monetariamente, 2023) de la mano de la desinflación y de una potencial recesión global. Por otra parte, las ganancias de las compañías en Estados Unidos probablemente se debiliten durante 2023 debido a todo el dolor ocasionado por la Fed durante el 2022 en materia de política monetaria restrictiva. Este interrogante será uno de los grandes temas del 2023.
Probablemente será un año en donde observemos una contundente desinflación en la economía estadounidense pero, a la vez, veremos los altísimos costos de desinflacionar en términos de caída en actividad de la economía real, no solamente en Estados Unidos sino en el mundo entero.
Las acciones cíclicas -relativamente insensibles a las tasas de interés y muy sensibles a las recesiones- han tenido durante 2022 una muy contundente overperformance que no se condice con la recesión que aparentemente viene descontando el mercado de bonos.
Mientras que la 30yr yield (tasa larga de 30 años en Estados Unidos) viene bajando fortísimamente y la pendiente de la curva se negativiza a valores no vistos desde 1980 -todo anticipando recesión en 2023-, el mercado de acciones cíclicas opera aparentemente como si este evento tuviese probabilidad 0%.
Pareciera entonces que el mercado no le cree al pronóstico de la Fed del 14 de diciembre, cuando intentó convencer al mercado que la combinación de inflación y crecimiento le permitirá seguir en tono monetariamente restrictivo durante todo el 2023.
En otro orden de cosas, el petróleo pareciera haber quedado encapsulado en un rango amplio de 70/80 lo cual es bueno para el headline inflation (inflación total de Estados Unidos). Pero recuerden: cuando China salga del lockdown por la pandemia de Covid se generará probablemente inflación de commodites debido a un salto de demanda y se espera que la apertura esté culminada para abril 2023. Sin embargo, la apertura de China y la inflación que ello genere vía commodites no debiera apartar al CPI estadounidense de la tendencia descendente iniciada desde noviembre, en especial el core CPI (inflación minorista núcleo de Estados Unidos).
Por otra parte, y esto es muy relevante, uno de los principales componentes del core CPI de Estados Unidos está representado por las rentas de alquileres y estas últimas todavía siguen mostrando una historia que no se condice con la sustancial baja que los alquileres vienen mostrando en el spot. Esto se debe a que la construcción del CPI estadounidense se basa en contratos de alquileres ya firmados por lo que por construcción la forma en la que se mide la inflación de alquileres tiene un sesgo hacia una historia que no se condice con el presente.
El presente indica una fuerte caída en rentas de alquileres que generará una caída en el core CPI pero por el momento el core CPI no lo muestra dado que se basa en contratos firmados mucho antes. En la medida que progrese el tiempo, los contratos viejos van caducando y se reemplazan por los nuevos contratos que sí capturarán la baja en alquileres. De esta forma, en los próximos meses el componente alquileres muy probablemente afectará de manera descendente a la inflación núcleo de Estados Unidos y eso es una buena noticia de cara al 2023.
En suma, el 2023 va a abrir con dos fuerzas peleando en sentido opuesto:
- Desinflación probable, lo cual es bullish equity (positivo equity) y dovish (tasas de interés para abajo)
- Potencial recesión, lo cual es bearish equity (pesimista acciones) y dovish (tasas de interés para abajo).
Pareciera que en ambos escenarios los bonos largos y el oro podrían performar razonablemente con las condiciones aptas para que en algún momento del 2023 comience el bull market en bonos lo cual es una precondición para que arranque el bull market en acciones.