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FuenteCaras y Caretas

Todo está guardado en la memoria

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Suele suceder muy rara vez que la mujer abandone el sitio que la costumbre le ha asignado, para entrar de lleno en la senda de la investigación científica. Hasta ahora no había tenido lugar en nosotros esta que consideramos localmente como un caso raro. La Sra. Cecilia Grierson, distinguida estudiante de la Escuela Normal, de cuyo Instituto tiene el título de Maestra Normal, y hoy estudiante de Medicina, es la que ha dado el ejemplo”.

El enunciado pertenece a una publicación periodística, El Demócrata, fechada el 7 de junio de 1883, y corresponde a una de las primeras menciones en la prensa de quien por entonces cursaba esa carrera universitaria, toda una novedad, cuando no un atrevimiento.

“Su inteligencia clara y profunda contracción al estudio hacen esperar que no fracasará en el intento por una noble senda, que hoy da una mujer argentina”, pronostica, para advertir a continuación: “El Círculo Médico Argentino encuentra dificultad en aceptarla como socio por solo el inconveniente de no existir en su reglamento la palabra socia” (dixit).

El hallazgo, fiel reflejo de aquellos tiempos, es posible gracias a la primorosa y eficaz tarea de preservación llevada a cabo por el Archivo de la Biblioteca Max von Buch, dependiente de la Universidad de San Andrés (UdeSA).

Entre sus colecciones especiales, el Fondo Documental Cecilia Grierson reúne nueve cajas que contienen 765 ítems, entre los que se cuentan documentos y fotografías en soporte papel y vidrio, y algunas medallas.

Los materiales que conforman el fondo documental fueron conservados por la familia de Cecilia. En 1998, fueron donados a la St. Andrew’s Scots School. Allí se realizaron algunas transcripciones de cartas manuscritas y cierto grado de ordenamiento, sin llegar a ser accesible al público. En 2000, se acordó ceder el fondo a Colecciones Especiales y Archivos para su ordenamiento, relevamiento definitivo y puesta en consulta.

La Serie VII comprende más de trescientos recortes de diarios y revistas que dan cuenta del interés mediático en la vida de Cecilia, desde sus primeros exámenes en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y atravesando toda su actividad como profesional, docente y miembro de distintas entidades. Posteriormente a su muerte, sus familiares continuaron coleccionando publicaciones, sobre todo aquellas referidas a los homenajes en su nombre.

También se conservan manuscritos de conferencias y discursos. Especialmente revelador por sus conceptos críticos respecto de usos y costumbres es el pronunciado en la ciudad de Aberdeen, Inglaterra, en el contexto del Segundo Congreso Internacional de Mujeres (1899).

Bajo el título “Educación de la mujer en la Argentina”, expone que “existe en todas las clases sociales el falso orgullo que considera el trabajo deprimente y muchas soportan la pobreza o viven de la caridad antes que dejar ver que necesitan ganarse la vida o ser permitido el ayudar a los hombres fuera del trabajo de su casa. Por eso, prefieren trabajo penoso como la costura, bordado, lavado y planchado, que se hacen muy bien en el país y que es empleado por toda clase de personas, pero con poco provecho para las obreras a causa de la competencia”.

En esa línea de pensamiento, considera que “esas mismas mujeres podrían ganarse la vida en trabajos de confección artística, fabricando corsés, guantes, etc., o como modistas de sombreros, para lo cual hay gran consumo, pues se paga muy bien todo lo que es elegante y a la moda”.

Tiempo después, en ocasión de pronunciar unas palabras por el cierre del año lectivo de 1906 en la Escuela Técnica del Hogar, sus pareceres indican una valorización de los que haceres domésticos, con salida laboral.

“No ha habido la pretensión de formar profesionales… Son cursos puramente familiares. Pero si alguna llegara a tener un perfeccionamiento que le permita utilizar estas artes como medio para ganarse la subsistencia y tenga necesidad de aplicarlo a otros hogares, esta Comisión tendrá una satisfacción todavía mayor”.

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

De su multiplicidad de miras e intereses abocados a la docencia del sanitarismo refiere una cantidad de folletos y publicaciones que suman más de medio centenar de documentos.

El grueso de su obra profesional lo constituyen los ocho volúmenes de trabajos académicos como la tesis de grado para el doctorado en Medicina y Cirugía: “Histero-ovariotomías efectuadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 hasta 1889”.

Producto de su investigación apunta que “casi todas las mujeres operadas de histero-ovariotomías sufren una modificación pasajera y notable del carácter, una marcada irascibilidad, aun aquellas que antes de
operarse lo tenían suave y apacible (…) se enojan con todo el mundo, reniegan contra el médico, los practicantes, etc., hasta con las personas de la familia a la que no quieren ver”.

Considerado precursor de la kinesiología, “Masaje práctico, con ejercicios activos complementarios y un atlas de anatomía descriptiva y topográfica: para enfermeros y masajistas” estaba dirigido a las profesionales que acababa de formar.

“Primeros auxilios en casos de accidentes y prevención contra las enfermedades infecciosas” (con prólogo del profesor Héctor Copello) es otra obra pionera en su tipo.

También dedicó una evocación a sus orígenes en “Colonia de Monte Grande. Primera y única colonia formada por escoceses en la Argentina”, demorada largamente en su publicación por oposición al proyecto.

Eslabón postrero de la colección de recuerdos contenida en los acervos de la Biblioteca de UdeSA es la simple y cálida semblanza fechada en la localidad cordobesa de Los Cocos, donde residía por razones de salud.

“Por la armonía de sus virtudes y el dinamismo de su bondad, por la energía de su espíritu y la pureza de su corazón, hoy que ha entrado en la inmortalidad, comienza a vivir en el santuario de los recuerdos como un ejemplo y también como un consuelo para quienes tuvieron la dicha de encontrarla en el camino de la vida”.

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