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FuenteEl Cronista Comercial

Tres bases monetarias atrapadas en el cepo: ¿quién le pone el cascabel al gato?

Nota El Cronista

Los que esperan que esta coyuntura le explote al peronismo probablemente se equivocan. Los que esperan que el próximo presidente anuncie medidas de shock para cambiar radicalmente esta realidad, probablemente se equivocan. Lo más probable es que el próximo presidente empalme lo que hoy tenemos y sigamos más o menos así, por lo menos, hasta que el mercado diga basta, si es que alguna vez lo dice. Hace décadas que somos una rana en agua tibia.

La "bomba de pesos" está conformada por títulos del Tesoro denominados en moneda local en posesión de privados sumado a los pasivos remunerados del BCRA lo cual representa más de tres veces el stock de la base monetaria o, en criollo: una enorme bola de pesos que se nos viene acumulando desde hace muchos años, que estrangula el funcionamiento normal de la economía argentina y que ningún político se anima a desarmar, porque cualquiera que fuese el desarme generaría costos instantáneos inmensos. Pero como todo en economía, nada es gratis y, por lo tanto, los costos de no hacerlo son incluso más altos.

Debido al cepo, estos pesos por el momento están atrapados y no pueden irse a ningún lado, de manera tal que existe algo así como un rollover (renovación) cuasiautomático en tanto y en cuanto la demanda de dinero se mantenga aproximadamente estable. 

Por esta razón, lo verdaderamente interesante respecto a los próximos meses es que, de acuerdo con lo que se anuncie por los futuros presidenciables después de las PASO, dicha estabilidad puede ser severamente afectada, y aún con cepo. 

Vivir con cepo in eternum tiene una consecuencia directa: imposibilidad de crecimiento, por lo que alguna vez habrá que eliminarlo y eso plantea qué hacer con esta carga de pesos atrapados. Dentro de todos los problemas que actualmente tiene Argentina, el más severo es nuestra crónica incapacidad de crecer, la cual está muy correlacionada a la existencia del cepo el cual, a su vez, se asocia a la montaña de pesos atrapados. Evidentemente, es la versión argentina "del huevo o la gallina".

En este entorno, el gobierno estaría canjeando una parte sustancial de su deuda en pesos dado que pospondría vencimientos de deuda hacia 2024 y 2025. Desde el año pasado tengo la sensación de que este "drama de pesos atrapados" será un problema a resolver por el próximo presidente. Me pregunto, entonces, qué anunciarán los opositores que resulten presidenciables después de las PASO, dado que la demanda de pesos dependerá sustancialmente de lo que digan en un entorno en donde claramente la Argentina sufre de un atragantamiento agudo de pesos.

La macroeconomía argentina exhibe múltiples inconvenientes. Lo interesante es que esta realidad es problema del actual presidente sólo hasta diciembre 2023 y, en el preciso momento en donde asuma nuestro nuevo mandatario, el drama económico argentino cambiará instantáneamente de responsable y el país perderá súbitamente su memoria, de ahí lo preocupante de observar a una oposición que dice muy poco, como si estuviera ingenuamente aceptando que todos estos desequilibrios podrían ser desarticulados "gradualmente".

En este entorno coyuntural sumamente complejo, con un país que exhibe una inflación anualizada cercana al 100%, una pobreza creciente y una economía con muy escasas chances de rebote económico, todo opositor con posibilidades presidenciables de caras a diciembre 2023 podría ejecutar dos estrategias distintas.

Primero: esperar que nada ocurra hasta su asunción y en este frente se le abren a su vez, dos escenarios diferentes:

  1. Costos permanentes: seguir sin hacer nada relevante, convirtiéndose en un himno solemne al gradualismo, escenario al que le asignaría una altísima probabilidad de ocurrencia. Sin embargo, las urgencias de nuestro país son tantas que se me hace difícil imaginar una convergencia gradual de caras a 2024/2027. El desgaste político bajo este enfoque podría ser incesante, por lo que seguiríamos en esta alternancia entre peronismo y no peronismo como viene ocurriendo en la actualidad.
  2. Costos iniciales enormes: hacerse cargo del desequilibrio fiscal y monetario y anunciar una notable lista de medidas económicas, escenario al que le asignaría una bajísima probabilidad de ocurrencia. El gran ganador de todo esto sería un peronismo que criticaría en tercera persona al pobre flamante presidente, el cual asumiría los costos políticos de una sociedad que está al borde de un ataque de nervios y cree que con un cambio de mandatario todo este drama se arregla fácilmente y sin costos.

Estos dos escenarios exhiben una característica común: el costo de nuestro drama actual lo pagaría el que sigue, lo cual, a su vez, aumentaría sustancialmente las chances de una victoria peronista de caras a las legislativas de 2025. No es la primera vez que nuestro país entra en un loop de cosas ya vistas, con resultados históricos totalmente extrapolables de cara al futuro.

Segundo: en un evento de muy baja probabilidad de ocurrencia, decide aplicar teoría de juegos a nivel básico anunciando medidas extremas a ejecutar sobre activos en pesos

Si este anuncio fuese creíble, los agentes económicos anticiparían el mismo antes de la asunción, generando probablemente una sustancial demanda por el dólar en cualquiera de sus formas y ocasionando entonces un súbito salto en la cotización de la divisa norteamericana para un país que no querría pesos y se refugiaría totalmente en dólares con las potenciales consecuencias que dicho anuncio ocasionaría. 

Bajo este escenario los costos políticos de semejante evento serían absorbidos por el peronismo alivianando, por lo tanto, el camino de espinas que le espera al próximo presidente. Entonces: ¿quién le pone el cascabel al gato?, yo creo que nadie, gane quien gane, todo se mantendrá más o menos como hoy en día.

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