Un grupo de científicos identificó especies extintas hace millones de años a partir de sus huellas
“La reconstrucción de nuestro pasado lejano puede abordarse de distintas maneras. Estamos muy acostumbrados a examinar esqueletos, pero existen otros rastros que no son tan visibles y que permiten conocer el origen de la vida”, explica Lucas Fernández Piana, profesor del Departamento de Matemática y Ciencias de UdeSA, tras participar en una expedición exploratoria a la cuenca de Vinchina, en la provincia de La Rioja. Junto a un equipo de paleontólogos, recopiló trazas fósiles de mamíferos, reptiles y aves de entre 15,6 y 12,7 millones de años, de cuando Sudamérica estaba aislada de otros continentes y poseía una fauna y flora únicas. Los investigadores, provenientes de UdeSA, CONICET y Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg, documentaron las huellas que aún se conservan en la zona en un reciente artículo publicado en la revista Journal of South American Earth Sciences. Varias de las especies que registraron no tienen parientes cercanos vivos, de modo que este inventario colabora a reconstruir el ecosistema de la época.
Para identificar a los productores de las huellas de la región, el equipo tomó fotos de 71 pisadas diferentes de animales, para luego reconstruirlas digitalmente en formato tridimensional. La fotogrametría les permitió analizar los rasgos anatómicos impresos en las huellas y estimar el peso de las especies extintas, que varió entre animales de 0,043 y 200 kilos aproximadamente. Además, estudiaron la distancia entre las trazas fósiles de un mismo animal con procedimientos estadísticos para conocer cómo caminaban y la longitud de su tronco. Fernández Piana destaca que las múltiples huellas que encontraron corresponden en su mayoría a herbívoros extintos, incluyendo animales de gran tamaño, como los macrauquenias y perezosos gigantes, pero no hay registros de la huella de su depredador.
La identificación y caracterización de los animales de la región del noroeste argentino, a partir del análisis de sus huellas, enriquece la experiencia turística de la zona. Para el profesor de UdeSA, esta implicancia refleja la naturaleza colaborativa del trabajo. “Esta investigación es consecuencia de una colaboración multidisciplinaria, que demuestra que no alcanza con ser científico. Necesitás la ayuda de la población local, quienes más conocen la zona y saben por dónde comenzar a buscar las huellas o qué lugares son peligrosos para acceder”, reflexiona Fernández Piana. Además, plantea que los resultados son reveladores desde una óptica estadística, ya que iluminan el valor que tienen los datos. “Pareciera que vivimos en un mundo de Big Data, donde todos los datos ya están sobre la mesa. Pero conseguir estos registros implicó mucho esfuerzo. Hay que caminar durante horas, cargar materiales, palear tierra y treparse para sacar una foto. Estás obligado a entender el valor que tiene eso”.