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FuenteEl Cronista Comercial

Vuela el Merval: Wall Street ignora el “no opositor” y premia al déficit cero

La razón de este comportamiento es que Wall Street sobre-pondera los éxitos, que no son menores, para una administración libertaria que en dos meses bajó a la mitad la tasa de inflación (25% en diciembre vs 13% en febrero) y llevó a cero el déficit fiscal primario, siendo estos dos aspectos muy remarcados para un mercado que nos sigue muy de cerca. Estos avances macroeconómicos se priorizan por sobre todos los episodios de derrotas parlamentarias que viene sufriendo este gobierno, ante un Congreso que mayoritariamente se niega al cambio estructural que propone esta nueva administración. De esta manera, los progresos en materia de inflación y reducción del déficit fiscal primario se priorizan por sobre todas las derrotas que esta administración libertaria viene sufriendo a nivel legislativo.

El mercado ha digerido bastante bien la negativa al DNU y a la Ley Bases y sabe que los libertarios estarán solos por dos años pelando desde el ejecutivo sin asistencia del Congreso admitiendo por lo tanto, un escenario posible: es clave desinflacionar fuerte en 2024 para recuperar en las legislativas del 2025. La realidad es que ningún cambio estructural de largo plazo que este gobierno haya querido aprobar tuvo por ahora un final exitoso, pero el mercado sin embargo lo entiende con un veredicto que por ahora funciona: “si hacen un par de cosas bien y tienen algo suerte, por ahí ganan las legislativas del 2025 y es ahí cuando van a poder imponer las otras reformas que hoy la mayoría parlamentaria opositora no permite”.

Primero, “lo político” muy complicado. Esta historia se viene repitiendo desde el mismísimo día de asunción. Los libertarios quieren reestructurar a un país que hace ochenta años funciona mal y al revés y la oposición no los deja. Segundo, “la macro” en plena trituradora licuatoria referida a un déficit fiscal primario en cero para enero y febrero y una emisión planchada, lo cual genera una fortísima licuación de la oferta monetaria en términos reales lo que retroalimenta a su vez, a un fuerte proceso desinflacionante. Este entorno viene madurando una licuación del gasto público en términos reales con fuertes consecuencias desinflacionarias, al punto que la inflación en febrero ya corre a la mitad de la correspondiente en diciembre. Y nadie está hablando todavía de un círculo virtuoso que la acelerada desinflación argentina podría ocasionar: recuperación de la demanda de dinero lo cual quizá ya tenga algo que ver con la tranquilidad que viene mostrando la cotización del dólar. Y este efecto bien podría darse de caras a la unificación del mercado de cambios en algún momento de 2024. De esta manera, el mercado ignora la permanente negativa opositora a todo cambio propuesto (Ley Bases y DNU) y se concentra en los avances conseguidos en materia inflacionaria y de eliminación del déficit fiscal primario. Por ahora, la “macro” manda y la “política” se ignora solo por el momento.

Sin embargo, el “tiempo” de los libertarios no es eterno. La estrategia licuatoria tiene plazo de vencimiento porque la sociedad exhibe un límite de tolerancia, pero hoy por hoy, el gobierno no tiene otra alternativa. Cuanto mayor sea la negativa opositora en acompañar al gobierno en cambios estructurales, mayor será la presión licuatoria. Wall Street sabe que hasta 2025 ningún cambio estructural podrá realizarse dada una resiliente mayoría opositora con la guardia bien alta a la hora de defender privilegios propios y de amigos. De esta manera, en el capítulo 1 de una larga historia que se nos viene, Wall Street espera que hacia fines del 2024 lo peor de la inflación haya pasado, ese probablemente sea el primer gran examen que deberá aprobar esta administración libertaria. Para el capítulo 2, Wall Street espera que en 2025 el gobierno intente una fuerte recuperación económica con la que buscar una contundente victoria en las legislativas de 2025 sin la cual dejarían de existir. Entonces la coyuntura política y económica actual se puede resumir sencillamente en tres puntos: 1) para 2024: licuación fiscal y abatimiento inflacionario, 2) para 2025: expansión económica y victoria en legislativas, 3) para 2026/2027: cambio estructural de largo plazo con mayoría parlamentaria.

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