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Explorando un nuevo protocolo corticomuscular

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Los trastornos de la conciencia son el conjunto de estados patológicos que afectan a la conciencia como consecuencia de una lesión o traumatismo del sistema nervioso. La clasificación de un paciente en un diagnóstico preciso es una tarea compleja de realizar, pero impacta en el pronóstico clínico del paciente, el tratamiento que recibirá y en sus decisiones de vida. Hasta el momento, los estudios de detección de conciencia en pacientes que no pueden expresar respuestas motoras o verbales explícitas se desarrollan a partir de evaluaciones del comportamiento y técnicas de neuroimagen no invasivas. Así, si el paciente enfrenta una tarea que requiere un procesamiento consciente y su actividad cerebral coincide con la tarea solicitada, se puede inferir un estado de conciencia. 

Daniel Fraiman Borrazás, profesor del Departamento de Matemática y Ciencias y director de la Maestría en Ciencia de Datos de la Universidad de San Andrés, y Emilia Fló y Jacobo Sitt, investigadores del Paris Brain Institute, diseñaron una herramienta que permitiría diagnosticar pacientes con trastornos de la conciencia. A partir de registros de electromiografía y electroencefalografía proponen analizar las respuestas cerebrales y musculares de sujetos durante la ejecución de movimientos sencillos que les son instruidos, como abrir y cerrar la mano, la imaginación de estos mismos movimientos y mientras no están haciendo nada. Este protocolo, recientemente aceptado en la revista BMC Medicine, fue diseñado con participantes sanos que siguieron órdenes explícitas de ejecución e imaginería motora, para luego poder implementarse en pacientes con imposibilidad de comunicarse. Esta herramienta contribuiría a distinguir las respuestas corticomusculares en los momentos en los que imaginan un movimiento—donde se esperaría un aumento de la actividad en los nodos asociados con los músculos implicados en el movimiento imaginado— y en los de reposo. 

“Es muy complejo lograr un diagnóstico a nivel individual partiendo únicamente de la observación de la actividad cerebral. El desafío fue diseñar una herramienta que permita detectar patrones que dan cuenta de comportamientos no observables, como una pequeña actividad eléctrica, para luego clasificar a la persona en un diagnóstico exacto. Eventualmente, el análisis de las interacciones en la red corticomuscular en pacientes con trastornos de la conciencia permitiría generar novedosos mecanismos de comunicación y desarrollar herramientas de diagnóstico con técnicas poco costosas, aplicables en entornos clínicos”, destaca Fraiman.

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