Los factores de riesgo excluidos del Nasdaq: entre la exuberancia y la realidad
Las acciones cíclicas vienen underperformeando a las tecnológicas lo cual podría reflejar a un mercado ejecutando tímidamente un pricing relativo y castigando entonces a aquellos negocios que debieran sufrir más en caso de que hubiera recesión. Para el Nasdaq la historia pareciera ser otra, un mercado en pleno estado de FOMO (todos comprando para no perderse la suba) y apalancado exclusivamente en un shock de inteligencia artificial que se percibe como explosivo y que sirve para neutralizar cualquier mala noticia. Respecto al mercado de renta fija, la única incertidumbre que enfrenta la tasa de 2 años es si eventualmente la Fed baja su tasa de referencia un trimestre antes o después, lo cual no debiera tener grandes impactos en la 2yr yield. No pareciera haber demasiada fuente de volatilidad para la parte corta de la curva en un contexto donde la inflación parece totalmente controlada. Respecto a la parte larga de la curva, la situación pareciera que comenzó a cambiar con una tasa de 30 que va a buscar un nuevo rango de trading en clara tendencia descendente. Pareciera que el mercado comienza a exhibir una mayor convicción respecto a qué tan severa podría ser una desaceleración de la economía norteamericana, aspecto que podría acentuarse en el futuro mediato y un catalizador muy poco priceado en el mercado de acciones.
Bien podremos tener a un mercado de acciones que siga subiendo hasta tanto la Fed implemente su primera baja de tasa de referencia y que a partir de dicho evento finalmente se venga el descuento de una desaceleración económica que hace dos años viene siendo anticipada por el mercado de renta fija. Es importante tener en cuenta que normalmente los ciclos de bajas de tasa de referencia se correlacionan a periodos de significativa negatividad para el mercado de acciones. Otro factor que por el momento es ignorado se refiere a la elección presidencial en Estados Unidos de caras a noviembre y por el momento, Wall Street viene celebrando este paradigma actual de gasto público, de endeudamiento en máximos y de keynesianismo expansivo, orquestado por la administración Biden con el objetivo de ganar las elecciones. Quizá Wall Street se atreva a pricear en algún momento relativamente cercano la realidad de una economía norteamericana que lejos está de ser todo lo buena que la administración demócrata intenta hacernos creer.
Al ritmo de la inteligencia artificial estamos frente a un bull market muy agresivo y que por momentos no funciona como debiera ser un mercado “racional”. La “racionalidad” se define como un mercado que al menos “juega” a preocuparse por algunos factores de riesgo con cierta frecuencia. Existen dos riesgos potenciales que lejos están de ser descontados por el mercado de acciones tanto desde los sectores cíclicos que si bien vienen operando un poco más pesados tampoco se los nota demasiado castigados, como de los sectores tecnológicos que vienen teniendo una dinámica de precios absolutamente imparable al ritmo de las “siete megacaps”. Por otra parte, van ya dos largos años de un mercado de renta fija que exhibe pendiente negativa, anticipando una potencial desaceleración que se comienza a sentir más generalizadamente en ciertos datos que han sido publicados recientemente referidos a la economía real norteamericana. Todo incipiente por el momento pero para ir teniéndolo muy en cuenta en especial para un mercado despreocupado de “casi todo”.
En esta disciplina todo es relativo por lo que una pregunta sana que Wall Street podría comenzar a realizarse es cuánta expectativa benevolente futura ya está capturada en los precios actuales y cuánto catalizador potencialmente preocupante todavía ha sido ignorado especialmente por el mercado de acciones tecnológicas. Siempre existe la posibilidad de que Wall Street siga subiendo indiferente ante cualquier mala noticia potencial de cara a las elecciones de noviembre 5 2024 y se lamente todo de golpe una vez que Estados Unidos conozca a su nuevo presidente. Sin embargo, actualmente el FOMO prevalece por sobre toda preocupación posible. Faltan cuatro largos meses para las elecciones lo cual implicaría un largo camino para que el Nasdaq siga batiendo casi todas las semanas un máximo semanal y así viene aconteciendo desde octubre 2023.
Si bien el shock de inteligencia artificial es exponencialmente impactante, también hay que reconocer un enorme FOMO en este mercado caracterizado por millones de individuos que lo vienen operando solamente por la burbujeante expectativa de que la semana entrante el Nasdaq estará más caro que hoy. También es cierto que una baja de tasa de referencia en manos de la Fed se comienza a percibir como muy cercana pero este evento casi nunca significa un mercado de acciones subiendo, sino todo lo contrario. En casi todos los ciclos de baja de tasa de referencia (monetary easing), la primera reacción del équity norteamericano es generalmente hacia abajo y suele ser de alta significatividad por la sencilla razón de que cuando la Fed comienza un ciclo de baja de tasas existe una probabilidad no trivial de que haya llegado tarde e intente por lo tanto estimular a una economía en clara fase recesiva. Quizá entonces a toda esta historia inaugurada con el COVID en 2020 nos quede esperar a su último e ineludible capitulo: ¿recesión en 2025?