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“A ver”: una pausa discursiva que profundiza el decir

Más que una simple expresión, este marcador se utiliza para reflexionar y posicionarse frente a lo dicho.

El verbo ver no se limita a la percepción visual, sino que también adquiere significados vinculados a la reflexión, la comprensión o la comprobación. De este verbo se deriva el marcador discursivo a ver, empleado para mostrar interés, llamar la atención, introducir mandatos o preguntas poco corteses e, incluso, señalar resignación. En un reciente artículo publicado en Rilce. Revista De Filología Hispánica, María Marta García Negroni, profesora del Departamento de Humanidades y directora del Centro de Escritura Universitaria de la Universidad de San Andrés, y Patricia Hernández, investigadora del Instituto de Lingüística de la Universidad de Buenos Aires, analizan cómo el marcador a ver y sus equivalentes en francés organizan el discurso propio y estructuran la réplica ante el discurso ajeno. “Es común que, como hablantes, no tengamos un control total sobre nuestro discurso. Una de las varias funciones del marcador a ver es precisamente detener el discurso, controlar lo que se dice y hacer una reflexión, o invitar a la reflexión al otro”, explica García Negroni.

Tras recopilar 435 enunciados en español rioplatense y francés extraídos de blogs, redes sociales, comentarios en la web y transcripciones de interacciones orales, las investigadoras encuentran que, dentro del propio discurso, el enunciado a ver funciona como una estrategia de recapacitación que permite al locutor articular un decir más meditado. Este marcador puede señalar una pausa para encontrar una expresión más precisa o introducir una reformulación que amplíe, explique o corrija un enunciado previo, como en “Venezuela tiene más petróleo que cualquier otro país del mundo. A ver: tiene más del doble que Rusia, que provee a media Europa occidental”. Además, su uso habilita una revisión crítica del discurso ajeno, ya sea para cuestionarlo, corregirlo o descalificarlo cuando se considera problemático o absurdo. Asimismo, puede funcionar como una invitación a la comunidad a adoptar una actitud crítica similar a la del locutor.

En todos los casos analizados, las investigadoras destacan que el uso de a ver responde a la necesidad de profundizar en el enunciado inicial. Su aparición en el discurso —aunque no siempre se explicite— señala la transición de un decir propio o ajeno hacia una consideración más profunda y deliberada de ese decir inicial. Al igual que para otros marcadores discursivos, este pasaje introduce una marca de posicionamiento subjetivo en el discurso. “Esa causa dialógica, aunque no esté dicha, está contenida en el marcador y forma parte de su sentido, justificando por qué aparece en el discurso. Al leer esa marca, se recupera una representación de aquello que lo causó y que otorga sentido a la enunciación”, reflexiona García Negroni.

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